SERGIO CANEVA
¿Llegará ese día en que todo acabe?
y la vida vuelva a cruzar los mares,
a surcar los cielos, a inundar los bares,
a perder el miedo de andar por las calles.
A sentirse libre, vivaz, saludable,
a abrazar al mundo sin culpar a nadie,
a estrechar las manos, a besar a alguien,
trémula la piel que aún los leños arden.
Y no habrá barbijos que bocas acallen
y si mil sonrisas que inunden el aire
y labios pintados, deseosos, radiantes,
nos dará placer soñar que no es tarde.
Y serán los vientres, cálidos planetas,
albergando vida, que porten respuestas,
que aún estamos vivos, pese, al desatino,
de aquellas vidas que se han perdido.
¿Podremos decir sin miedo al olvido,
que de todo esto hemos aprendido?
que no ha sido en vano, que ya no hay motivos,
para que haya reyes, reinas y castillos,
que somos iguales, por Dios bendecidos,
su inmenso jardín de flores vestido,
de razas sembrado que dan colorido,
y ostentan belleza de un Dios que es amigo