Mª DEL CARMEN MÚRTULA
Ayer, al abrir un viejo libro, olvidado en la librería, apareció ante mí una antigua fotografía.
Me quedé mirado un rato aquella foto, y de repente, sentí cómo la imagen me transportaba a tiempos lejanos, dibujando en mí una sonrisa, ante los recuerdos de antaño que impregnaban mi memoria.
Me vi envuelta en aquellos años juveniles, años sin compromisos ni responsabilidades, años felices y sin conflictos, años que me llenan hoy de nostalgia.
Sentí como si la fotografía me absorbiera, sumergiéndome en el más profundo de los recuerdos de mi olvidada adolescencia.
Se me hizo presente cada uno de los personajes que formábamos la pandilla de aquel inolvidable curso.
Esta vieja fotografía en blanco y negro me hizo regresar a aquellos tiempos lejanos de mis buenas experiencias de estudiante.
Estábamos en el viaje de final de estudios, en un restaurante disfrutando de una grata comida regalo de nuestro buen profesor de literatura, D. Remigio, que nos había venido a despedir con un sobre lleno de dinero como regalo para que todas pudiéramos disfrutar del momento.
Y a mi hoy sólo me queda recordar todo aquello con una mirada de cariño, comprensión, aceptación, complicidad… Mirada que se queda a vivir en el alma para siempre. Son gestos que te llenan de alegría, cargada de satisfacción y a la vez añorando aquella época, hoy quizás recordada distorsionada por el tiempo, pero sin duda que colma todo tu ser de nostalgia ante los buenos recuerdos de aquellos años de juventud.
¡Qué tiempo tan bonito!
Gracias por permitir acompañarte en tus lindos recuerdos.
Shalom colega de la pluma
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