MOISÉS ESTÉVEZ

  • Aunque sea solo un poco espero que me hayas echado de menos –
    Natasha sonrió…
    En la terraza de un Starbucks cualquiera de Manhattan, doctora y
    detective tomaban un americano doble y sin que sirviera de precedente
    compartían un cigarrillo.
  • Pues si te digo la verdad, sí que te he echado de menos. Pero solo un
    poco – bromeó. No se esperaba Natasha que aquel tipo con el que empezó una
    difícil relación profesional, le provocara que aflorasen en ella ciertos
    sentimientos. Su sexto sentido le decía que él podría sentir algo parecido, pero
    decidió en ese mismo momento esperar a ver cuál era su siguiente paso.
  • Natasha. Sabes casi desde el principio de conocernos que me gustas y
    que me encantaría estar contigo. No quisiera arrepentirme en un futuro el no
    haberlo intentado. Me dejaste meridianamente claro que por nuestra relación
    profesional eso no era posible, aunque nunca estuve de acuerdo. Yo he
    mejorado bastante. En el trabajo he enderezado el rumbo y me va genial con
    mi nuevo compañero, por lo que si a ti no te parece una mala idea podríamos
    conocernos mejor y dejar que el tiempo nos diga… –
    Natasha empezó a sentir un leve cosquilleo en el estómago y sin apenas
    pensarlo le dijo que sí, por qué no. Sopesó que no tenían nada que perder,
    todo lo contrario. Además había pasado bastante tiempo desde que aquel
    atractivo detective decidiera unilateralmente dejar la terapia. Era una situación
    algo extraña para la doctora, y ella así lo sentía…
  • Hay una cosa más que no sé si se te ha pasado por alto y no podemos
    demorar – dijo Nick.
  • De qué se trata – contestó ella a la vez que hacía un ademán de
    acercamiento, lo que mostraba su curiosidad.
  • Mi jefe necesita de tu aprobación para cerrar este maldito capítulo en
    mi expediente y espero que en mi vida. Tiene que ser más pronto que tarde, ya
    que no deja de darme el coñazo y me quedo sin excusas para quitármelo de
    encima. Espero que no se le ocurra despedirme. –
    Se quedó mirándolo pensativa y al cabo de unos segundos le dijo que sí,
    pero con una condición: tendrían una última sesión, pronta y discreta, en la que
    ella intentaría asegurarse de que él se acabaría recuperando de su bache,
    valorando y confirmando así que podía dar carpetazo al tratamiento que había
    estado llevando, aunque en su fuero interno sabía que la salud mental no
    funcionaba de esa forma. Por lo general, la mayoría de los casos necesitan
    más tiempo.
  • Nick. Todo esto es nuevo para mí. Es algo a lo que no estoy
    acostumbrada. Cuanto menos, una situación diferente a lo que normalmente
    suelo enfrentarme –
    Lo sé, y siento que por eso mismo funcionará –
    Sus palabras sonaron sinceras y cariñosas. Tomaron otro café y
    compartieron otro cigarrillo. El humo que ondeaba en el aire fue testigo durante
    unos minutos de las miradas cómplices y enamoradizas que en aquel momento
    se estaban profesando…
Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s