ANA MARÍA OTERO
Una muñeca nueva que sustituye a la previa y de la que ahora la niña no se separará ni de noche ni de día durante un impreciso periodo de tiempo, hasta que se acabe la novedad y con otro entretenimiento ocupe su lugar, acabando la descartada en el baúl de los muñecos, esos que previamente habían estado en el lugar que hasta hace un instante ella misma ocupó, siendo recibida con un afecto inesperado por un marinero, un oso y entre muchos otros un payaso, el primero de todos en llegar, que fue el que le contó que todos venían del mismo lugar, en el que durante algún tiempo tan felices se habían sentido, hasta que uno nuevo había llegado, el cual no tardaba demasiado en unirse también al clan de los muñecos desechados, una familia unida que alegremente recibía a los apartados recién llegados, que todavía no imaginaban que en aquel lugar iban a encontrar un acogedor y verdadero hogar.