ESRUZA

En el fondo de sus ojos cansados

quisiera ver su alma, ver al ser que conocí

en otros tiempos:

sensual, amoroso, entregado,

aunque indeciso.

Un ser que expresaba su amor,

serio, inteligente, respetuoso, sensible,

amoroso, atento y buen conversador.

Un ser inigualable que los años

y las experiencias convirtieron en otro ser

completamente diferente,

pero que quiero irremediablemente.

Lo sueño en el Nayar,

porque le gusta recordarlo,

su sensualidad lo aconseja,

aunque tal vez no sea verdad,

mejor sería que fuera más sensible

y verdadero.

Pero lo invento en mis sueños:

dulce, sensual, sensible y fuerte,

aceptando sus defectos, también.

Así lo amo verdaderamente, y

viene a mi mente ese rumor del mar

entrando y saliendo en una playa inventada

del Nayar, alumbrada por un lucero 

que yo inventé.

Pero no es así, ahora es burlón,

poco serio, hiriente, silencioso;

su destino lo cambió.

¡Oh! destino amargo que sólo

deparó separación.

«Eres lo que quiero, 

y pagué la postergación»

Y me digo:

El destino lo formamos nosotros,

con las decisiones que tomamos;

con nuestros errores y aciertos.

Ese es el Destino que hicimos,

y vivimos una soledad en compañía

que para algunos conlleva seguridad.

Así es y así será.

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