ALMUTAMID

La visita a mis suegros esta vez no tuvo ningún sobresalto salvo la discusión entre mi novia y su padre porque él quería darle dinero para el viaje mientras ella le respondía que ya ganaba dinero para sus caprichos. Todo terminó con mi suegra mediando para que se lo llevara para cubrir algún imprevisto. Por lo demás los típicos consejos paternales y la actitud tradicionalmente machista de mi suegro pidiéndome que cuidara de su princesita.

Por la tarde regresamos a la ciudad. Cenamos con mis padres, sorprendiéndome mi madre con un comentario maternalista al pedirle a mi novia que cuidara de mí pues se fiaba más de la buena cabeza de ella. Cogimos mi equipaje dejándolo en el coche que metimos en el garaje de los padres de Alba para salir por la mañana muy temprano y llegar al País Vasco para la cena.

Nos acostamos temprano sin sexo. Había que descansar. Pero al despertarme por la mañana en la postura de la cucharita con mi nabo tieso entre sus nalgas no pude evitar acariciar su pecho desnudo hasta que mi novia me recordó que teníamos que recoger a Viqui.

Viqui estaba muy nerviosa y desde luego no era por el viaje. Aunque ya conocía a los padres de Mikel nunca había estado en su casa, con sus amigos y en su ambiente. Se le notaba la tensión porque no dejaba de hablar. Y es que las dos primeras horas de camino hasta que paramos a echar gasoil y tomar un café no calló un segundo adelantándonos planes y gente que íbamos a conocer.

Aunque el siguiente tirón no fue mucho más tranquilo pero esta vez las dos chicas no dejaron títere con cabeza hablando de las demás chicas. Nieves se llevó la peor parte pues ambas, aunque principalmente mi novia, estaban empeñadas con lo de nuestra amiga con Álvaro iba a ser una repetición de lo de Alberto.

Yo quise intervenir para explicarles que seguramente esta relación era más natural para Nieves, pero mi justificación es que los había visto follando en el chalé de Leyre por lo que creí más conveniente guardar silencio y dejar que ellas lanzaran sus teorías en algún caso hasta malvada contra Nieves. Pero viendo que no paraban tercié preguntándoles si el secreto de Álvaro quizá no estuviese dentro de su bragueta. Entonces se hizo el silencio. Alba se giró para mirar a Viqui en el asiento de atrás y tras sonreírse ambas negaron entre risas.

-¿Ha ocurrido algo de lo que me tenga que preocupar?- pregunté haciéndome el compungido.

-No, jajajaja- respondió mi novia- pero eso se nota.

-¿A mí se me nota que voy bien servido?- dije con guasa.

-Tú estás muy bien, lindo, jajajajaja-respondió mi novia.

-Pero ¿cómo se va a notar con un pantalón?-pregunté.

-Pues si lo llena- respondió Viqui con naturalidad- Y Álvaro siempre lleva los pantalones muy sueltos.

-Ahn- respondí sorprendido.

-Además lo hemos visto en bañador- añadió mi novia.

-Y tú te fijas en eso…

-Nooooo, jajajaja, pero se nota.-respondió cortada.

-¿Vosotras sabéis quien tienen un buen mandado antes de…?

-Noooo, jajajaja- respondió Viqui- Eso se intuye pero después no sabes.

-Vaya, pues sí que la cosa es científica…

-Jajajajaja- reían a dúo.

-Pero, a ver…¿quién creéis que anda bien dotado?- pregunté por curiosidad y Viqui respondió al instante:

-Pablo.

-Joder, cómo os fijáis ¿no?

-Jajajajaja. Que no. Pero,a ver Luis- me explicaba Viqui- de la misma forma que tú ves si una chica tiene una talla más o menos de pecho pues eso también se nota. Y Pablo lo llena todo, jajajaja.

-Pero eso no significa que alguien te atraiga- se justificó mi novia- Un chico no te gusta por su ésa…

-Si eso sólo os preocupa a vosotros- añadió Viqui.

-Ya, ya…por eso os fijáis.

Paramos en Salamanca a comer aunque tras aparcar el coche cerca del centro nos dimos un paseo hasta la Plaza Mayor para admirarla y estirar las piernas. Comimos en una típica tasca de estudiantes unas papas bravas y diversos productos de la tierra, antes de continuar nuestro camino hacia el norte.

En el siguiente tramo las chicas se quedaron dormidas. Casi fue un alivio. El problema es que también me dio sueño por lo que me paré cerca de Palencia a tomar un café. Desde allí ya salimos los tres despiertos con intención de llagar al País Vasco sin más paradas.

La entrada fue casi como en la famosa película, pues si el paisaje de Álava no se diferencia demasiado del norte de Burgos con los tonos amarillos del cereal recogido, atravesar las montañas de un día soleado para tras salir de un túnel encontrarnos en el típico paisaje cantábrico de valles cerrados entre montañas culminadas en espesos bosques con pequeños caseríos colgados de ellas bajo un cielo plomizo amenazante de lluvia. El verde hacía un fuerte contraste con las tierra amarillas y pardas de la Meseta y el verde de olivos y dehesas de nuestro Sur.

En pocos minutos llegamos a Bilbao. Los padres de Mikel tenían un piso en el ensanche de la ciudad cerca del estadio de San Mamés. El novio de Viqui nos hizo subir a saludar a sus padres y cenar pero después nos iríamos a un caserío que tenía la familia a unos 30km de la ciudad.

El padre de Mikel era una viva imagen de su hijo dentro de unos años. Con las mismas cejas más pobladas aun, la nariz recta y las espaldas anchas aunque con los hombros más caídos y una barriga prominente. Su madre una señora menuda de ojos pequeños y nariz grande con el típico pelo corto de las mujeres del norte.

Nos recibieron con exquisita amabilidad ayudando a relajar el nerviosismo de Viqui, que aunque ya los conocía, nunca había estado en su casa. El hombre era de pocas palabras. Mikel nos explicaría después en el coche que su padre se crio euskaldún en el caserío y había aprendido castellano ya de adolescente antes de ir a la ciudad a trabajar en una fábrica siderúrgica. Sin embargo su madre no era vasca sino riojana. Hice la broma del número de apellidos vascos necesarios para ser considerado un auténtico eusko, pero no le hizo mucha gracia a nuestro amigo.

Para los que vivimos en el sur donde no hay más diferencia que la social propiamente dicha, relativa a los niveles de riqueza, la sociedad vasca se convierte en un entramado demasiado complejo de comprender.

Una sociedad compleja donde el apellido, como muestra de la raza superior ha sido esgrimido por el nacionalismo para justificar privilegios feudales como los fueros, algo inconcebible en una sociedad democrática que debe tender a la igualdad de los ciudadanos independientemente del territorio donde vivan. Pero 50 años de terrorismo lastraron la convivencia en una sociedad donde los vecinos se denunciaban unos a otros y la mejor forma de salvarse era mirar para otro lado.

Aunque la presión policial y judicial de España y Francia acabaron con el terrorismo la brecha social no está curada todavía. Ya no hay asesinatos pero sigue habiendo familias rotas y sobre todo, gente que se mira con recelo culpándose mutuamente del sufrimiento. Lo verdaderamente llamativo es que el mundo que apoyaba a los terroristas pone en el mismo nivel a muertos y encarcelados, calificando los 50 años de asesinatos indiscriminados como un conflicto en condiciones de igualdad. Mientras esa parte de la sociedad vasca no admita el error del uso de la violencia nunca habrá paz definitivamente. Y aunque en aquellos días la gente con la que hablé, especialmente Mikel, me decían que ya no hay el miedo de unos años antes, la desconfianza sigue siendo importante.

Pero eso fue algo que a nosotros no nos afectó en nuestro viaje afortunadamente. Pues tras cenar con los padres de Mikel en una cena bastante relajada y muy abundante en comida nos fuimos al caserío. La frase más repetida durante la cena la decía nuestro anfitrión:

-Mamá, no les ofrezcas más comida que en el sur comen muy poco…

Siempre ante el silencio avergonzado de Viqui que respondía torpemente a las muestras de amabilidad de su suegra.

El caserío estaba cerca de la reserva natural de Urdaibai, cerca de la célebre ciudad de Guernica y a escasos kilómetros de la costa. Estaba aislada de las casas más cercanas y cerca de una aldea perteneciente al término de Mundaka, aunque era más accesible desde Bermeo. Estaba totalmente reformado como vivienda para fines de semana de modo que ya no reservaba la planta baja para los animales y la altas como vivienda, sino que a ras de suelo tenía un amplísimo salón y una cocina igualmente bastante grande y arriba dos habitaciones con un baño. La típica forma con tejado a dos aguas hacía que la planta superior fuese bastante más pequeña que la inferior. Las vigas de madera entre gruesos muros de piedra la deban un aspecto pintoresco a pesar de la oscuridad de la noche.

Como veníamos cansados del viaje decidimos darnos una ducha e irnos a dormir. Fuera había refrescado y nos alegramos de tener que cerrar la ventana para dormir y taparnos con un nórdico lígero.

Mientras esperaba que Alba se terminara de duchar admiré el entramado de bigas de madera que conformaban el techo. Pero me di cuenta de que se oía todo. Crujía la madera al andar por el suelo, y se oían las conversaciones de las otras habitaciones de arriba a pesar del muro de piedra que constituía el apoyo del tejado. Descubría después que el remate era de madera.

De hecho cuando Alba se acostó al fin duchadita oímos como Mikel y Viqui hablaban. No todas las palabras eran entendibles pero sí gran parte de la conversación. El problema es que la situación empezó a volverse incómoda cuando oímos al vasco decir que llevaba días deseando echar un polvo con su novia y que la echaba de menos.

Efectivamente lo oímos todo. Y si escuchar a una pareja follando puede ser morboso. Escuchar a tus amigos resulta bastante incómodo. Me di cuenta de que muchos de los comentarios que hacemos practicando sexo pueden resultar ridículos fuera del ámbito de la intimidad de la pareja. Pero escuchar los jadeos de Viqui y los gruñidos de Mikel entre crujidos de madera conociendo a mi novia me estaba diciendo que me iba a pasar toda la semana sin follar. Y no es que anduviera falto, pero después de las vacaciones íbamos a tener pocas oportunidades de contar con un lugar sólo para nosotros dos como nos habíamos acostumbrado las semanas anteriores.

Pero además la que follaba era mi exnovia. Y algunas cosas de las que decía me las decía a mí dos años antes. No eran celos. Ni tampoco algún tipo de nostalgia. Tenía abrazada a mí en aquella habitación de madera a la chica de mis sueños. Era incomodidad extrema. Y no era yo sólo. Por fin Alba me dijo:

-Qué vergüenza Luis, mañana no me voy a atrever ni a mirarlos a los ojos.

Yo estaba cansado de conducir todo el día y no tenía en mente sexo aquella noche, pero los sonidos de la habitación de al lado y el comentario de mi novia dejaban claro que no iban a ser unas vacaciones sexualmente activas.

El problema es que no fue un polvo. Echaron al menos dos por los gruñidos de Mikel. Y a pesar del agotamiento Alba y yo nos quedamos en silencio abrazados esperando que acabara el espectáculo que se prolongó por casi una hora.

La mañana siguiente cuando bajamos a la cocina a desayunar, pues Mikel se había encargado de aprovisionar previamente la casa, era curioso ver que ellos resplandecían mientras que Alba y yo mostrábamos rostros más abatidos.

Desayunar en una mesa de madera en un porche lleno de flores en plena naturaleza con una chaqueta por el frío era un regalo para nuestros cuerpos amartillados por el calor meridional. Se oían los cencerros de las vacas cercanas y los pájaros cantando en el bosque cercano.

Después por la mañana Mikel nos hizo una ruta por toda la zona. Primero Guernica, visitando el famoso árbol símbolo de los fueros vizcaínos y el museo del famoso bombardeo de 1937 en que los nazis atacaron sin piedad la ciudad vasca para doblar la resistencia de los vascos a someterse al empuje de las tropas sublevadas del general Franco.

Después fuimos a Bermeo a visitar su famoso puerto pesquero y a chiquitear por los bares marineros. Mikel compró bonito en el mercado pues nos iba a preparar un marmitako. Volvimos al caserío donde tomamos sidra mientras el cocinero preparaba el guiso.

No lo había probado nunca pues en el sur cocinamos el atún rojo y no el bonito, y además lo hacemos encebollado, con tomate y guisado con papas, pero con acompañamiento diferente. Me resultó exquisito y me zampé dos platos rogando que me dejaran dormir la siesta. Les pareció buena idea y todos nos fuimos a las habitaciones. Pero ellos no durmieron sino que se notaba que se tenían ganas pues volvimos a escuchar los besos, gemidos y signos de actividad sexual.

Yo, abrazado a Alba le dije si no tenía ganas de fiesta ella también pero tal y como imaginaba me respondió:

-Qué vergüenza, Luis. Se oye todo…

No soy un obseso del sexo y desde luego no tenía ninguna queja con Alba en las últimas semanas. Mi problema no era por no follar en toda la semana. Mi problema era dormir con ella toda la semana sin follar. Hay quien dice que la gran atracción del cuerpo de la pareja se produce hasta que se posee. Pero en mi caso esa premisa no se cumplía. Los pechos de mi novia, su barriguita, su culo y el hueco que se formaba entre sus muslos para dar paso a su chocho me seguían volviendo loco, o quizá más ahora que los disfrutaba. Iba a ser un gran esfuerzo y ojalá que no me costara una discusión.

Por la tarde paseamos por Bilbao. Siete calles, Arenal, Gran Vía…disfrutando de su arquitectura de los siglos XIX y XX. La visita al gran museo la habíamos dejado para otro día. Mikel nos llevó de pintxos por las Siete Calles con un ronda de txiquitos de vino por cuadrillero como es la costumbre. Las chicas estaban chisposas riéndose con cualquier comentario y de vuelta al coche íbamos abrazados por parejas comprobando que Alba estaba cariñosa.

Como íbamos a beber habíamos cogido desde Guernika el Eusko Trenbideak, un ferrocarril de cercanías de vía estrecha que nos permitió ver el paisaje apretado en el que tras una montaña muy frondosa aparecían de golpe ciudades de bloques altísimos junto a fábricas humeantes. Lo sorprendente es que cuando llegamos a la casa Mikel pretendía cenar mientras que los denar veníamos servidos con los pintxos.

Eso sí, tras comerse un bocadillo nos quedamos charlando en el porche con una chaqueta porque refrescaba. El lugar era muy bonito y Mikel estaba resultando un anfitrión excelente. De hecho, cuando las chicas se retiraron a dormir antes que nosotros, que nos habíamos servido una copa, mi amigo me reconoció que estaba muy agradecido por lo bien que lo habíamos acogido desde que nos habíamos conocido ya más de un año antes en las fiestas de nuestro barrio en honor a Santiago y Santa Ana.

Viqui había sido una sorpresa pero encontrarse integrado en un grupo de amigos tan pronto había sido para él muy importante para poder pasar la travesía de su estancia laboral en nuestra ciudad. Aunque tenía malas noticias y no se atrevía a hablarlo con Viqui.

-¿Qué ocurre?- le pregunté.

-Me trasladan.

-¿Ya?

-No, todavía no. No saben si al final de año o incluso el año que viene. Pero están reestructurando la organización de la empresa y mi departamento sale de la ciudad.- me explicó.

-¿Y a donde te mandan?

-Madrid probablemente.

-Vaya, Viqui se va a disgustar.

-Lo sé. No sé como decírselo.

-Yo creo que al no ser inminente deberías ir anticipándoselo. Quizá sea como dices dentro de un año.

-Pero me da miedo de que se preocupe o de que con la distancia todo se vaya a la mierda.

-¿Y si le propones que se vaya contigo?-le pregunté.

-No sé si querrá. Todavía le quedan dos años para terminar la carrera.

-Yo no te aconsejó una relación a distancia. Mi experiencia fue mala.-le comenté sincero- Pero claro, no todo el mundo la caga como yo.

-¿Qué te pasó?

-Llevé muy mal la separación. Dos discusiones por desconfianza y acabé liándome con Nieves.

-¿Tú te has liado con Nieves?

-Ya ves…y no una vez.

-Joder, Luis, qué callado te lo tenías pues.

-Lo sabe todo el mundo. Bueno y lo de Viqui…

-Ya, ya. Ella me dijo desde el primer día que su mejor amigo era su exnovio que ahora es el novio de su mejor amiga. Que líos os traéis, jajajajaja.

-Pues eso, que me cargué una relación a distancia por las desconfianzas y por no saberme hacer un nudito en la polla.

-Eso no es problema. Yo sólo tengo ojos para Viqui.

-Eso pensaba yo.

Mikel se quedó en silencio preocupado y para tranquilizarlo le dije:

-A ver, que lo mío es 100% culpa mía. Porque no fue sólo Nieves.

-Joder con Koldo…calladito te lo tenías.

-Pero no te digo que te vaya a pasar a ti porque tú no eres yo, ni Viqui es Claudia.

-Nunca me habías hablado de esa Claudia.

-Yo no. Pero me extraña que las chicas no te contaran nada.

-Pues no. ¿Es la chica esa por la que estuviste tan mal al poco de conocernos?

-Sí.

-Vaya.

-Pero hace un año que no sabemos nada el uno del otro. Así que, agua pasada no mueve molino.

-Bien dicho…-respondió el vasco ofreciéndome su vaso para brindar.

Tras la charla con Mikel subí a la habitación. Sorprendentemente la dormilona de mi novia estaba despierta.

-¿No duermes?

-Se me ha pasado el sueño.

Me quité la ropa y me metí en calzoncillos en la cama.

-Uy, qué calentita estás…ya estaba pasando frío ahí fuera.

Mi chica me abrazó besándome en la mejilla y yo le pasé el brazo por detrás para que se echara en mi pecho.

-¿De qué hablabais?- me preguntó.

-Trasladan a Mikel a Madrid pero Viqui no lo sabe todavía.

-Vaya, pobres. ¿Y por qué te lo ha dicho a ti antes que a ella?

-No sabe como se lo tomará, y además no es inminente.

Alba se quedó en silencio acariciándome el pecho pensativa. Al rato me susurró para que no se nos pudiera oír:

-Yo también tenía mucho miedo por que te fueras. Saber que no te ibas me ha tranquilizado.

-Lo sé. Yo también tenía miedo de que no saliera mi plan y separarnos.

-Pero eso ya no va a pasar ¿verdad?

-No. No quiero separarme de ti.

Alba se acurrucó aun más a mí y como si mi respuesta hubiese sido algún tipo de clave se relajó quedándose dormida mientras yo la acariciaba. Me habría gustado más tenerla desnudita pero el fresco del norte hizo que se estuviera poniendo pijama para dormir.

Como daba por hecho que no iba a tener sexo en toda la semana tampoco me supuso una decepción. Y en la habitación de al lado después de la doble sesión de la noche anterior y la tarde tampoco hubo fiesta porque supuse que Viqui estaría dormida, algo que me ayudó a dormir también.

El domingo al mediodía volvimos a salir de txiquiteros. Esa costumbre me estaba gustando. En los pueblos con mucha población abertzale noté, especialmente entre los jóvenes, cierto recelo cuando yo hablaba. Mikel me explicó que en la época en que ETA estaba activa casi la única gente joven con el pelo corto con acento del sur eran guardias civiles, y por eso esa suspicacia. El comentario hizo que me lamentara por la vida de aquellos andaluces que fueron asesinados por la barbarie terrorista por intentar llevar la convivencia y la democracia a aquel territorio. A Mikel le desagradaron mis palabras. No quería molestarlo pero por desgracia mi tierra durante años sólo recibía ataúdes. Y más aún cuando en los años 90 los terroristas empezaron a realizar atentados y asesinatos de Despeñaperros para abajo sembrando la inquietud no ya de los que tenían familiares en el País Vasco y Navarra sino también de los que vivían allí.

Viqui recondujo la conversación para evitar una discusión que estropeara las vacaciones. Y además como el día había salido sorprendentemente soleado nos fuimos a la playa de Mundaka en la ría de Urdaibai, muy cerca del caserío.

Nos cambiamos en los propios baños de la playa y echamos la tarde al sol hasta que a partir de las 7 empezó a nublarse. En media hora estaba lloviendo obligándonos a regresar al caserío donde echamos el resto de la tarde preparando la cena y recuperando el buen tono del viaje.

Ya en la cama Alba me confesó que Viqui aun no sabía nada del traslado de Mikel. Supuse que estaba pensando como decírselo. Pero Alba empezaba a preocuparse por su amiga preocupación que yo intenté quitarle de la cabeza pero como no lo conseguía empecé a hacerle cosquillas. Su risa la debían escuchar al lado y más con ella rogándome que parara. Sólo lo consiguió cogiéndome de la cabeza para besarme de modo que mi cuerpo cayó sobre el suyo acomodándome entre sus piernas. Tras el largo beso le susurré:

-Vas a tener que taparte la boca porque voy a hacerte el amor ahora mismo.

Pensé que me diría que me olvidara del asunto, pero lejos de hacerlo pasó sus piernas por detrás de mi espalda y volvió a besarme. Mi erección fue automática. Cuando se me escapó un beso más sonoro me hizo callar entre risitas. Ahí me quedó claro que ella también tenía ganas.

Con prisa y entre risitas contenidas de Alba le quité el pijama dejándola en bragas pero ella misma se las quitó. Aunque por la oscuridad no veía nada si pude acariciar el pubis con vello recortadito de mi chica y sin darle tiempo a reaccionar lancé mi cabeza para besarlo.

-No, no…-me pedía entre susurros tirándome del hombro.

Pero para cuando conseguí encajarme entre sus piernas y recorrer con mi lengua su raja su respiración fuerte entrecortada sustituyó a sus negaciones. Llevaba tiempo sin comerle el chochito con una mezcla de olor a gel de baño y celo de mujer. Alba estiraba las piernas y encorvaba la espalda entre gemidos ahogados mientras mi boca se adueñaba de su sexo y especialmente de su clítoris bien localizado por su abultamiento. Como era de esperar en menos de 5 minutos mi novia apretaba mi cabeza intentando controlar sus gemidos:

-Arghhh, arghhh…-ahogados intentando no hacer ruido hasta que la textura de su flujo y su sabor cambió entre contracciones de sus piernas dejando claro que su orgasmo había llegado.

Satisfecho me salí de entre sus piernas besándola mientras ella intentaba recuperar la respiración. Su pecho seguía agitado y yo lo acariciaba suavemente buscando con mi mano su barriguita para comprobar como su diafragma empezaba a controlar el ritmo de las inspiraciones y expiraciones de sus pulmones. Al fin dijo:

-Estás loco…

-Por ti. Me encanta cuando te corres.

-Tonto…-me susurró al oído antes de morderme el lóbulo de la oreja- ¿No tenías ganas de hacerlo?

-He acariciado tu chochito y no me he podido resistir.

-¿No quieres metérmela?

-Estoy deseando…

Me quité los calzoncillos pero al hacerlo me di cuenta de que necesitaba encender la luz para buscar los condones. Me levanté de la cama pero Alba me preguntó:

-¿Dónde vas? Que los vas a despertar…

-A por los condones.

Tiró de mi mano diciéndome:

-No te corras dentro…

En menos de 30 segundos mi polla estaba dentro de su coño y nuestras caderas se frotaban entre jadeos ahogados. Estábamos tan enfrascados que no nos percatamos del crujido de las maderas a pesar de que estaba follándola con cuidado de no moverme demasiado. A mí me daba igual que nos oyeran y Alba parecía confiada pues no me hizo parar el ritmo.

Hacerlo a pelo tiene una ventaja innegable. La sensibilidad es mucho mayor. Eso me ayudó a sentir que estaba cerca de correrme. Pero no quería salirme de Alba sin que ella llegara por lo que varias veces frené el ritmo de mis envestidas hasta que al fin apretó la cabeza contra mi hombro abrazándose fuerte. Debió ser intenso pues llegó a morderme la piel.

Me salí rápidamente de ella por miedo a correrme dentro. Pero Alba aun entre contracciones de placer se giró sobre mí.

-¿Te falta mucho lindo?

-Casi estoy…

Se giró sobre mi echándose en mi pecho y agarró enérgicamente mi churra con fuertes meneos hasta que la avisé.

-Ya viene…me corro…arghhh

Alba entonces acercó su cabeza a mi polla metiéndose el glande en la boca sin que su mano dejara de masturbarme. Fue definitivo. En un segundo le estaba llenando la boca de semen entre estertores de placer mientras mi chica gemía.

Al terminar se levantó desnuda sorprendiéndome que saliera así al baño a riesgo de que los otros dos la pillaran. Debió escupir mi corrida y enjuagarse la boca y al minuto estaba de nuevo abrazada a mí que seguía en la misma postura asimilando los últimos restos de mi placer. Nos quedamos dormidos abrazados y satisfechos.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s