La residencia (205)

ALMUTAMID

La rutina en cierto sentido cura muchos males. Y la rutina de convivir con Alba evidentemente también lo hacía. Especialmente la de hacer el amor todos los días. El gran cambio de Alba no había sido que ella no me acompañará cuando me ponía caliente . Desde el principio nunca huyó de mí polla cuando se me ponía dura. Simplemente lo solucionaba con una paja. Ahora su cambio la hacía acompañarme pero disfrutando ella cuando la penetraba, chupándonos o directamente con caricias mutuas. Tener sexo tan continuo además tenía un efecto diferente en ella y en mi. Mientras ella iba descubriendo su propio cuerpo y sus reacciones a la par que el mío, yo intentaba recuperar sensaciones antiguas desligándolas de su protagonista para asignarle el recuerdo a Alba.

Desde que lo hicimos a cuatro patas mi novia parecía más abierta a experimentar. No lancemos cohetes, quedaba aún muy lejos en ciertos aspectos de antiguas amantes mías, pero su voluntad era evidente aunque aún se mostrará reacia a algunas cuestiones. Pero si a mí un mes antes me dicen que mi novia me la iba a comer y que e iba a caer algo de mi semen en la boca y ella lo iba a recibir de buen grado, yo no me lo creo. O las cubanas, en las que ella percibía una gran excitación en mí siendo ella la que en aquellos días se lanzó en envolver mi polla con sus hermosos pechos de grandes peones oscuros.

De hecho parecía haberse vuelto adicta a mi polla. En cuanto empezábamos a enrollar nos su mano, sus tetas o su boca tomaban buena cuenta de mi agotada churra antes de que terminará en su chochito. Y no era siempre en la cama. El lunes siguiente habíamos follado en el sofá por la tarde uno de esos polvos largos sin prisa con cambios de postura alternando comidas y folladas mutuas. Alba había cambiado, eso era evidente y simplemente se había liberado de antiguos prejuicios.
Alababa la duración de mis erecciones pues no era raro que ella llegara varias veces antes de que mis ajetreados huevos fuesen capaces de vaciar su contenido en el condón, sobre su piel, y como ocurrió el jueves por la mañana en un polvo mañanero porque íbamos a ver a sus padres para despedirnos a la playa antes de nuestro periplo vasco con Mikel y Viqui, por fin en su boca.
Pero no nos adelantemos pues hay algo más. El deseo que Alba no ocultaba por mí sembró en mí la curiosidad de saber si era espontáneo o consecuencia de su evolución. Ya os imaginaréis qué pasó por mi mente. ¿Cómo reflejaría ella en su diario esos pensamientos? Yo había decidido no volar su intimidad, pero esa curiosidad más el saber si realmente ella dudaba de mí tras el comentario a su hermano hicieron que yo traspasara el límite de la confianza y volviera a leer en su libro.

Fue ese miércoles. Tras las clases de la mañana y comer con mis padres nos fuimos a dormir a su casa. Bueno, Alba se quedó frita en el sofá al poco de llegar y ahí aproveché.
Desde que yo estaba conviviendo con ella en la casa no había escrito nada, pero sí me remonté al tiempo en que empezamos a salir. Y leí:

“Nunca pensé que Luis fuera celoso. Tras meses sin vernos, me vio llegar con Álvaro y se le cambió la cara. Siempre mantenía la distancia de la amistad entre nosotros, incluso cuando nos quedamos abrazados en Año Nuevo. Pero hoy se le descompuso la cara al verme llegar con Álvaro. No pensaba que fuese así. ¿Será que me quiere?”

“Luis sólo tiene ojos para mí. No me deja sola. Ni yo a él. Acompañarlo vestido de nazareno nos hace parecer algo más que amigos. Pero yo sé que sigue queriendo mantener las distancias. Ya sabe que Álvaro y yo sólo somos amigos.”

Pero después escribió:

“Luis me ha besado. Y yo a él. Creo que todo lo desencadenó Álvaro. Si lo llego a saber habría ido en Navidad con otro amigo. ¿Qué amigo? Sólo tengo ojos para Luis. ¿Y él para mí?. Ahora tengo más miedo que antes.”

“No puedo reprimirme. Luis es pura pasión, pero yo tengo miedo. Ahora que lo tengo ¿lo perderé por no darle algo más? Lo beso, lo acaricio. Pero él espera más y yo me bloqueo. Pero me gusta tocar su piel. Es caliente y suave menos en la barba. Me gusta su barba. Es tan masculino. Y muy macho. Me gusta que se ponga hecho un toro conmigo pero yo no le doy lo que espera aunque lo agradece. Es tan duro y caliente y su corazón late a mil cuando se desparrama en mis manos. El mío también late.”

“Tenerlo lejos ahora es más triste. Nos hablamos con alegría pero falta tanto para vernos. ¿Y si se arrepiente estando solo allí en Bélgica. Me moriría de la pena.”

“La tía abuela de Luis ha muerto. Pobre.”

“Ha venido para estar conmigo en Feria. Con la excusa del entierro de la tía se ha venido. Siento mucho el fallecimiento de la señora pero me ha hecho mucho bien. Me costaba trabajo disimular mi tristeza por tenerlo lejos pero ya lo tengo entre mis brazos de nuevo”

“Hoy me he derretido en sus manos. Sus manos me hacen sentir. Su cuerpo tan cerca. Su boca. Y su…No sé qué pensaría mi madre de este comportamiento pero quiero dárselo todo y a la vez no puedo. Nunca he sentido eso por nadie.”

“Hoy lo he notado triste. Se le hace largo estar allí. Yo también estoy triste y preocupada. Pero sólo tengo sonrisas para él”

“Ya lo tengo conmigo. Está feliz he ilusionado porque le han regalado un coche. A mí eso me da igual. Yo con él me conformo. Está más delgado pero tan guapo.”

Y aquí el párrafo que buscaba con especial interés:

“Hoy me ha llevado a su universidad. Me ha presentado a sus amigos o enemigos porque vaya. Me ha parecido horrible que tenga que volver allí. Luis quiere enseñármelo todo pero hay facetas muy feas de su vida anterior que no sé si quiero saber. Él lo hace como un ejercicio de transparencia. Quiere mostrar que no me oculta nada, pero seguro que tiene en el fondo escondidos los sentimientos por aquella novia que lo plantó. No la temo a ella pero sí a su sombra.

Además Luis quiere tomar mi cuerpo. Quiero dárselo pero me bloqueo. No quiero que me pase como con Alejandro. Luis no es así, lo siento. Pero cuando llega el momento y me desnuda empiezan mis temores. Lo estoy rechazando y no sé cuanto resistirá aunque lo niegue”

“Mi cuerpo ya no tiene secretos para Luis. Hoy no he podido resistirme. Nunca había sentido como con él, ni física ni sentimentalmente. Me lleva a las estrellas y ya no puedo resistirme más. No puedo ocultar delante de él mi deseo y cuando sus labios me han recorrido me he retorcido de un placer que yo no le doy. Pero tengo miedo de él, que se canse, de mis padres si nos descubren y de mí misma si me abandona”

“!Luis se queda! Ya no se va. Quiere estar conmigo. Si se iba sé que lo terminaría perdiendo. Pero ahora es diferente. Y está tan feliz. Y me hace tan feliz.”

“La madre de Luis es encantadora. En la playa ha sido tan amable. Ojalá mis padres fuesen así con Luis. Aunque mi madre sospecha algo. ¿Cree que me he entregado ya a Luis? No me lo ha prohibido, y yo lo deseo tanto. ¿Cómo será sentirlo? Si sus labios me llevaron al cielo donde me llevará con su…Me da vergüenza que me vea disfrutarlo tanto, pero es que de veras lo disfruto. Es mi hombre, mi macho, y yo ya no puedo resistirme. Ojalá no me pase como con Alejandro.”

“Luis ya es mío para siempre. Lo he sentido tan dentro de mí que nunca olvidaré ese momento. Ha sido dulce, delicado y comprensivo. Y lo he sentido todo. Todo. Quiero tenerlo siempre dentro de mí. Nunca había hecho el amor hasta hoy. Es como si fuera mi primera vez. Me hace temblar de pasión y olvidarme del mundo. Sólo existe Luis tan dentro de mí. No me arrepiento.”

Ahí dejé de leer. Temí que me descubriera pero ya era suficiente para comprender. Parte de mis temores se disiparon, pero no mi sentimiento de culpa con Claudia. Pero eso da para otra reflexión.

Sí tuve una sensación de violar su mente, pero su actitud cariñosa aquella tarde preparando el doble equipaje a la playa me relajó. Demasiado darle vueltas a las cosas cuando todo era más sencillo de como yo me lo planteaba.

Así que cuando a la mañana siguiente nos levantamos para irnos con sus padres a la playa y tras las caricias se encontró con mi mástil listo como era previsible nos pusimos a follar. Yo estaba especialmente pletórico tras haber leído su diario así que me vine arriba tras correr se mi chica tras unos minutos en la postura del misionero. Después me cabalgó pero como sus orgasmo suelen venir tan seguidos me mojó los huevos arqueado su espalda para dejar caer la cabeza atrás y apoyarse en mis rodillas antes de que mi eyaculación estuviera cerca.

Este fue más intenso y tuvo que parar un rato durante el cual sus contracciones no dejaron de estimular mi churra clavada en ella aunque lo que más me encendía en ese momento eran sus pechos coronando su tórax y la cara de placer con la que me miró tras erguir su cabeza de nuevo tras haberse corrido.

-Uffff, no dejo de sentirte, Luis…pero ya no puedo más mi lindo. Te toca…
-Vas a tener que ayudarme-le dije.

Se bajó de mí quedándose de rodillas y eso me dio una idea. Me puse de pie en la cama ante su asombro y me quité el condón. No tuve que dar más explicaciones cuando le acerqué mi churra a la cara. Alba empezó a mamar sorbiendo con fuerza y haciendo ruiditos mezclados con gemidos probablemente exagerados para acelerar mi excitación.

La vista de mi novia comiéndose gustosa mi nabo entre muestras de placer fue más que suficiente para en pocos minutos acelerar mi orgasmo. Tanto que me olvidé de avisarla y cuando salió el primer lefazo pensé que se apartaría pero no dejó de mamar y sorber hasta que le pedí que parara con las testículo ya vaciados y el glande dolorido.

Con la boca cerrada y cara de picardía corrió al baño a escupir mi semen. Aunque tenía las piernas flojas reaccioné yendo detrás para abrazarla en cuanto terminó de enjuagarse la boca. Para demostrarle cuanto me había gustado la besé cuando en su boca aún había restos de agua y del sabor dulzón de mi corrida. Su respuesta fue:

-Estás rico pero no te acostumbres…

No sé porqué tuve la sensación de que no sería la última vez.