DO.LOBERA

35 – La huida de Galat’z

Unas nubes de tormenta precedían a la bruja Wulfrugida quien había cogido su escoba voladora para perseguir al pequeño dragón. El vuelo de Galat’z era irregular, volaba por instinto sin ninguna técnica. Podía descender demasiado como elevarse demasiado alto, volar hacia la izquierda o hacia la derecha. No lograba avanzar demasiado en línea recta pero lo intentaba con todas sus fuerzas. Tras él, la bruja reía, pronto estaría nuevamente en su poder y con ayuda de su bozal mágico no volvería a lanzar ninguna llama hasta que estuviera sometido completamente a su poder.

Galat’z perdía altura incapaz de continuar con su huida. En un intento desesperado por no volver a ser capturado buscaba un lugar donde refugiarse o donde poder tener una ventaja frente a la bruja. Sin embargo, aquel territorio yermo no ofrecía ningún lugar parecido. Tampoco podía darse la vuelta y escupir fuego sobre la bruja, eso requeriría de una fuerza que ya no tenía. Había esperado que Lamia le saliera al encuentro, la había sentido tan cerca.

Wulfrugida lanzo un lazo mágico sobre el dragón, ya era suyo de nuevo. No obstante antes de que el alzó mágico pudiera acercarle al pequeño, una llamarada rompió su hechizo y liberó a Galat’z de nuevo. Por el lado derecho se había ido acercando Lamia con toda su fuerza y furia. Su fuego se había vuelto más poderoso después de recobrar su forma de fénix una vez más. La cría de dragón voló a su lado y se escondió detrás de su espalda.

El ataque de la fénix no se detuvo en su llamarada si no que avanzó hasta la bruja para picotearla, para desgarrarla con sus patas. La bruja intentó protegerse lanzando escudos de protección y trató de convertir a Lamia nuevamente en un pájaro desprotegido pero este ultimo hechizo no surtió ningún efecto. Al mirar hacía abajo vio que el antes camino de la oscuridad había empezado a florecer, la luz del sol empezaba a brillar y ha hacer desaparecer las nubes que lo mantenían en la oscuridad. Su hechizo se estaba rompiendo y con él su magia. Si la situación continuaba así, perdería todo su reino.

Con el fin de salvarse a ella misma y sus territorios, abandonó la captura del dragón para volver a la montaña de la Oscuridad. Lamia la continuó intentando alcanzar pero pronto la dejó para proteger al pequeño y agotado dragón.

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