ESRUZA
Un adiós siempre duele
cuando hay sentimientos
de por medio.
Y, cuando esos adioses
se vuelven recurrentes,
el amor se cansa
inevitablemente.
Sólo queda guardar
los buenos recuerdos
de cuando había amor
fuerte y sincero, y todo eso
que nace del amor:
la «hechura del amor»
Guardarlos en el
«cofre de los recuerdos»
porque no se pueden enviar
al «desván polvoso» del olvido,
porque esos recuerdos
hacen vivir.