ESRUZA

El sopor era terrible, no podía mantener los ojos abiertos, sin embargo, no lograba quedarse dormida completamente, le daba miedo.

Habían pasado varios dÍas sintiéndose así, y el cansancio era ya acumulado. Por las noches de esos días agotadores se presentaban ciertas alucinaciones, mismas que le causaban pánico, le parecían tan reales que al despertar del momentáneo sueño y bajo el influjo de un sopor angustiante seguía viendo, palpable, la alucinación.

Una de esas noches en que logró conciliar el sueño, a pesar del miedo que le daba quedarse dormida, se soñó en un edificio en construcción. Merodeando por el edificio vio a un hombre que la observaba, como si la conociera. Se acercó a ella en actitud agresiva; en ese momento, se dio cuenta de que no le era desconocido, este no era un trabajador, se notaba por sus ropas, la miraba con rencor. De repente, avanzó hacia ella queriendo atraparla, ella empezó a correr con desesperación, mientras el hombre avanzaba a grandes zancadas y, en el momento en que casi la alcanzaba, abrió los ojos, y bajo el sopor del sueño, lo vio abalanzarse sobre ella. Bajo este influjo, estiró las manos intentando empujarlo para que no le hiciera daño, pero sus manos empujaron sólo a través de la nada, el hombre se desapareció, y ella se dio cuenta de que ya estaba completamente despierta y había seguido viendo físicamente al hombre, entre la vigilia y el sueño, pero terminó por darse cuenta de que ya estaba despierta, sentía los párpados pesados, muy pesados, con un terrible sopor.

El hombre de su pesadilla le seguía pareciendo conocido, pero pensaba que ella no tenía nada que ver, ni conocía a nadie relacionado con la construcción, le parecía muy extraño todo esto.

A la mañana siguiente, le parecía increíble recordar toda la pesadilla, algo muy poco común en ella que sólo solía recordar pequeñas partes de sus sueños al despertar, mismas que se borraban en el transcurso del día, ya no volvía a recordarlas, aunque el sueño hubiera sido placentero. 

Lo que sí sabía era que dicha pesadilla se originaba por su estado nervioso y excitado, todo era emocional y debía ponerle remedio, porque estas situaciones oníricas se originan por el estado emocional de la persona, y se consideraba lo suficientemente inteligente y fuerte para terminar con todos los problemas emocionales que desataban todo esto, pero también sabía que la inteligencia no tiene mucho que ver en esto, pero tenía que intentarlo. 

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