ANA MARÍA OTERO
Mucho tiempo esperando.
¿Por qué tardaste tanto?
Esperé, me desesperé,
lloré y grité,
maldije al destino,
pero nunca te dejé de amar
y te garantizo
que es verdad que el sentimiento aumentó
cada día que pasó.
Creciendo las ganas,
alimentando el deseo de volver a tenerte,
gritando al viento que vivir sin ti
es lo mismo que no existir.
No, no me dejes hablar más
e invítame a callar con uno de tus besos,
esos que a partir de ya
serán otra vez realidad,
dejando de ser necesario soñar
para saborear todo ese amor
en tus labios para mí contenido.