ROCÍO PRIETO VALDIVIA
La felicidad es un estadio en los momentos que hay saber luchar; Él lleva las riendas de un país con una deuda externa del tamaño de Saturno. Las constelaciones se reúnen para verlo caer y él sonríe sabe que el trabajo no se hace solo
Que en esta lucha el amor gana y pierde el egoísmo.
Él camina lento del lado de una mujer que lo puede todo.
Sus pasos no son dubitativos, entre el verde de la selva, las fauces de los reptiles aprendió a caminar de la mano de una mujer, él le llamaba madre y ella puso sus esperanzas, lo alimentó con sus pechos llenos de dulzura.
Libó la miel que escurría de un corazón llenó de caricias tiernas.
Vio la luz atravesando sus tiernas pupilas en noviembre.
El infante que corría entre los platanares hoy recorre cada camino en busca de libertad, llevando a cada rincón la luz.
¿Quién es él?
Es la mano que firma y reafirma la prosperidad, es la simiente ofreciendo los sueños que ya alcanzó…