KERANOS
-Me encanta cuando haces esto.
-Lo sé. Se te acelera hasta la respiración -dijo sonriendo y girando su cabeza.
-Uff…
-Jejeje. Me encanta la cara que pones cuando te sonrió así.
-Es uno de mis puntos débiles. Lo sabes de sobra.
-Sí. Es que pones una carilla… Me vuelves loca.
-Anda, vamos a ir bajando, que llevamos mucho rato fuera -dije incorporándome para levantarme.
Entonces Elena me agarró de la mano para tirar de mí y volver a tumbarme.
-Más.
-¿Quieres más?
-Sí.
De nuevo, Elena me agarró para que me pusiera sobre ella, empezando a besarme con mucha ansia mientras manoseaba mi cuerpo. Quería que la follara de nuevo, por lo que me empezó a besar el cuello haciendo que se me pusiera dura al instante. Me la agarró con su mano y la dirigió a su rajita para metérsela, lanzando un suspiro una vez entró.
-Dame fuerte.
-Pero…
-Hazlo. Me muero porque me revientes como antes.
Empecé a follarla a buen ritmo mientras ella gemía de manera muy sensual, agarrando mi cara con fuerza para besarme. Subí mucho la intensidad, oyéndose un sonido de chapoteo por el roce tan rápido de nuestros sexos. A los pocos minutos el cuerpo de Elena empezó a dar sacudidas, siguiéndole un temblor bastante fuerte, notando como se me empapaba el pubis. Salí de ella y la estimulé, provocando que empezara a lanzar chorros de nuevo mientras arqueaba su espalda y gritaba. Paré de estimularla, pero me moría de ganas por seguir y quería correrme dentro de ella de nuevo, por lo que agarré mi polla y se la metí, poniéndome de nuevo sobre ella, cogiendo ella mucho aire de la impresión. Me empecé a mover rápidamente dentro de ella mientras ella seguía con sus gritos, por lo que le puse la mano en la boca para callarla, apretando todo lo que pude hasta que me corrí dentro de ella gritando también. Elena me hincó las uñas en la espalda, tirando hacia abajo para arañarme, causándome bastante daño.
Me salí de ella y me tumbé a su lado para recobrar la respiración como en el polvo anterior. Una vez lo hice, la miré, viendo que estaba con la cara muy apretada y sus articulaciones extendidas y bastante abiertas. Respiraba muy fuertemente, como si le faltara el aire y le daban espasmos muy fuertes.
Decidí irme a la ducha para quitarme toda esa sudada mezclada con crema de la piscina y nuestras corridas, saliendo y encontrándome a Elena conforme la dejé, pero ya más relajada. Le di un beso, estremeciéndose ella y luego riendo.
-¿Cómo estás?
-Javi, mi amor… Me matas cuando me haces eso…
-Lo siento, pero es que no he podido evitarlo. Tenía muchas ganas de acabar dentro de ti. Me pones mucho cuando estás así.
-Pfff… Es que se me sale el corazón por la boca. Y ya verás tú cómo voy a estar lo que queda de día…
-Me encanta verte así, así que no hay problema. Jajaja.
-Estoy muerta.
-Venga va, vete a la ducha, que yo ya me he duchado y éstos estarán preguntándose dónde estamos.
-Si lo saben de sobra…
-Ya. Lo digo también por la niña.
-Vale, ya voy.
Elena se fue a la ducha mientras yo recogía todo lo que ensuciamos, cambiando también las sábanas. Hasta lavamos y tendimos las sábanas para no dejarlas ahí hasta a saber cuándo pudiéramos estar tranquilos. Cuando acabamos regresamos a la piscina, los dos cogidos de la mano, con Elena muy sonriente, aunque podía notar como le temblaba el cuerpo a veces.
Una vez llegamos y nos acercamos, nos encontramos a todos en las toallas, levantándose Paula, viniendo enflechada hacia nosotros, abriendo sus brazos para que la cogiera en brazos. Nos preguntó que dónde habíamos estado y le contamos alguna excusa que coló al ser ella tan pequeña. Nos sentamos y nos volvimos a echar crema, con Elena dándome un beso cuando acabó, pero Paula le dio un pequeño empujón, abrazándose a mí, sacándole un poco la lengua a su prima.
E: Pero Paula…
Paula giró su cabeza para echarla sobre mi hombro y así taparse.
J: Jajajaja, ¿qué pasa, Paula?
S: Pues nada, ¿qué le va a pasar? Que echaba de menos a su Javi… Jajajaja.
I: Se parece a una que yo me sé… Jajaja.
M: Javi, no vas a dar a basto cuando tengáis una nena… Jajaja.
E: Menos guasa, anda… Jajajaja.
Estuvimos un rato sentados todos en las toallas charlando y a la sombra porque ya sí que picaba el sol. Tanto picaba que Irene, Mario y Sofía fueron a darse un baño, dándome cuenta como casi todos los hombres que estaban en la piscina aquella mañana se fijaban en ambas, pero más en Sofía por tener las curvas más marcadas con sus poderosas tetas y su culo apretado en aquel bikini blanco que contrastaba bastante con el color negra de su piel pese a no ser tan oscura. Las miradas hacia Irene no se quedaban atrás, aun así, yendo con un bikini lila bastante pálido, contrastando también su color mulato de piel. Además, aquel bikini era más ajustado que los que me había visto anteriormente, dándome la sensación por momentos que hasta se le marcaban los labios de su zona más íntima. También me pude fijar, gracias a que iba con gafas de sol, que nuestra joven vecina, la cual iba permanente acompañada de su madre. Ella se fijaba en Mario, y es que el cabrón tenía muy buen cuerpo, con sus músculos bastantes marcados y una buena tableta, todo ello acompañado de su cabello rubio y ojos azules, que en mi opinión era lo que más miradas atraía. Al fijarme en Mario se me ocurrió algo para estar un ratito a solas con Elena.
J: Paula, ¿has visto que guapo está Mario?
P: Sí…
J: ¿Quieres ir a la piscina un rato y juegas con él?
P: Nooooo, me quedo aquí.
J: Vale, como quieras. Está muy bien acompañado, no nos tenemos que preocupar por él. Además, aquella niña de allí también le ha mirado un poco, así que, si Irene y Sofía vienen, seguro que no se queda solo.
P: Vale -dijo sin estar muy convencida.
Nos quedamos en silencio mientras Elena me miraba divertida y a los pocos segundos Paula me miró, dándome toquecitos con el dedo en el pecho.
P: ¿Me llevas a la piscina?
J: Claro, vamos.
P: Pero con Mario -dijo susurrando.
J: Vale -le susurré de vuelta.
Cogí a Paula en brazos y me acerqué a la piscina. Nuestros amigos se acercaron al bordillo al ver que nos acercábamos.
I: ¿Quiere bañarse? Anda, dámela. Yo me ocupo, verás qué bien nos lo pasamos.
J: Es que…
S: ¿Qué pasa?
J: Que quiere jugar con Mario.
I: Anda, jajajaja.
S: Claro. Venga, Mario.
Mario cogió a la niña sin estar muy convencido, aunque tampoco es que pusiera mala cara. Paula de momento se empezó a reír mientras chapoteaba, cosa que hizo que Mario se relajara. Los dejé ahí jugando mientras yo volvía con Elena, sentándome a su lado. Cuando me senté me di cuenta de que Irene y Sofía nos miraban, cuchicheando y riendo.
-¿Y eso? ¿Me he perdido algo? Jajajaja.
-Tu prima, que está colada por Mario, jajaja.
-Ahhh… Pues creía que estaba colada por ti, jajaja.
-¿Por mí?
-¿Has visto el empujón que me ha dado cuando nos hemos besado? Tenía celos, jajajaja.
-Bueno, niñadas.
-Si lo veo normal. A mí me pasaba con mi padre cuando era pequeña.
-¿Sí?
-Claro. Mi madre me lo ha dicho muchas veces. Ahora que me doy cuenta, desde pequeña ya era celosilla.
-Jejeje, te imagino así y me hace gracia.
-Entiendo que Paula se ponga así. Eres muy bueno y te ha cogido mucho cariño. Te lo dije. Mírala ahora, si está todo el día en tus brazos o sobre tus hombros.
-No será para tanto.
-Y lo que se ríe contigo. Se te dan bien los niños.
-A ti también.
-Cuando te veo con ella me quedó embobada, sobre todo estos días cuando me despertaba para irme a trabajar y la veía dormir juntos, con ella sobre ti. Es que se me caía la baba.
-Joder, Elena, que me voy a poner rojo… Jajaja.
-Dame un besito, anda.
-¿Te pones tierna?
-Calla, bobo…
Elena me dio un beso muy tierno que apenas duró unos segundos, poniendo su mano en mi cara con suavidad.
-Míralos, que bien se lo pasan.
-Sí.
-Con que colada por Mario, ¿no?
-Sí, eso me ha dicho antes en los columpios. Que era muy guapo y tal y yo le he dicho que era el novio de Irene.
-Pues mira, así los dos rubios, sí que parece que es su hija.
-Ya ves.
-Aunque no sé si les hará mucha gracia la idea.
-No sé. Nunca han dicho nada de tener hijos.
-Ya, nunca hemos hablado de eso Irene y yo. Lo que le he es lo de las charlas que hemos tenido tú y yo del tema, pero ella no me ha dicho si le gustaría tener o no.
-La que sí quiere tener es Sofía.
-¿Sí?
-Sí. Alguna vez de estas que hemos hablado me ha dicho eso. Que ya se va haciendo mayor y que no quiere que se le pase el arroz.
-No sabía.
-Antes estabais hablando, ¿no?
-Sí. Me decía que estaba muy guapa y que se me veía muy caliente.
-¿Caliente?
-Sí, que me veía que tenía ganas de tema por cómo te miraba.
-Ah.
-Y llevaba razón, jajaja.
-Pues sí, porque vaya tela con la manguera humana… Jajajaja.
-Oye…
-Es que eres muy efusiva, mi vida…
-Todavía me palpita, ¿sabes? Y noto hormigueo por el cuerpo.
-Ya sabemos los dos cómo vas a estar lo que queda de día, jajajaja.
-Te estás riendo tú mucho de mí. A ver si…
-¿Me vas a castigar?
-Bueno…
-Ya sabemos que luego tus castigos…
-Hay varias formas de castigar.
-Ah, ¿sí?
-Sí, como, por ejemplo, dejándote a pan y agua…
-No serás capaz…
-¿Quién sabe? Por lo pronto hoy sí.
-Vaya… -dije con tono tristón.
-Nooooo. No quiero hacer nada más hoy porque estoy muy sensible. Si me la metes, me muero, jajajaja.
-Ah…
Elena me dio un beso en la mejilla, poniendo su mano en mi espalda, haciendo que me estremeciera.
-¿Estás bien?
-Me escuece.
-A ver…
Elena echó un ojo a mi espalda, tapándose la cara con una mano cuando se incorporó.
-¿Qué pasa?
Elena no contestaba, por lo que le quité la mano de la cara, viendo que estaba roja como un tomate.
-¿Elena?
-Tienes la espalda hecha polvo.
-¿Sí?
-Sí. La tienes muy arañada.
-Bueno, no pasa nada.
-Qué vergüenza…
-Da igual, si la gente no se fija en eso. Seguro que no es para tanto.
-Uff…
-Anda, vamos a ir haciendo la comida, que ya va siendo hora.
-Hay mucha gente, ¿no? ¿Nos dirán algo?
-¿Qué nos van a decir? Si esto también es nuestro.
Fuimos hasta la piscina para decirles que íbamos a ir haciendo la carne que trajeron. Les dijimos que estuvieran con la niña y cuidaran de ella.
Elena y yo estuvimos preparando la comida en aquellas barbacoas, algo apartadas de la piscina y los demás vecinos, que se acercaban a curiosear. A Elena le empezó a entrar calor. Poniéndose a sudar, pese a estar en la sombra. Le dije que se fuera con los demás para que se diera un baño y que se refrescara, que yo estaría pendiente de la comida mientras les veía sentado tomando un refresco frío. Me dio un beso, yéndose con los demás. A los pocos minutos, Sofía salió de piscina, mirándome. Fue a las toallas y luego empezó a andar en mi dirección, pensado yo que mucho había tardado en venir a buscarme, aunque tampoco es que tuviera problema en quedarme a solas con ella. Confiaba en ella, ya que después de ese primer encontronazo en nuestro trabajo fuera de nuestro país, no hubo un acercamiento claro, sin contar ese tonteo con alguna foto comprometida, que ni siquiera yo buscaba adrede. Mientras se acercaba yo la miraba con una sonrisa socarrona, dándose ella cuenta, poniendo una cara muy dulce e inocente, levantando las manos haciendo el gesto de rendirse.
-Mucho estabas tardando… Jajajaja.
-Vengo en son de paz.
-Lo sé. No te preocupes. Confío en ti.
-Gracias. ¿Cómo va la comida?
-Muy bien, ya le queda poco.
-Todo bien, ¿no?
-Sí, ¿por?
-No, lo digo por si te duele la espalda y esas cosas… Jajajaja.
-Joder… Mira que sabía que alguna así me ibais a soltar…
-Muy efusiva tu chica, ¿no? Jajajaja.
-Bueno, es que hemos tenido sesión intensa y…
-La has reventado bien, ¿no?
-Pues sí, ¿a quién voy a engañar?
-Di que sí. Hay que aprovechar. Seguro que disfrutáis mucho.
-Sí, eso sí.
-¿Sabes? Estaba un poco nerviosa antes de venir esta mañana.
-¿Por?
-Porque sabía que te iba a ver.
-Bueno, nos hemos visto esta semana y no ha pasado nada, ¿no? Ni me has dicho nada por mensaje.
-Ya, no quería molestar. Pero ya sabiendo que hoy nos íbamos a ver, pues…
-¿Todavía?
-Javi, me atraes bastante. Y pensar que te iba a ver más ligero de ropa hoy pues me producía un cosquilleo. No sé si me entiendes…
-Te entiendo. Eres muy clara siempre.
-Mmm… Jajajaja. Pues eso. Y te veo así en bañador y uff…
-Pero si no es para tanto. Tengo un cuerpo muy normal, no estoy ni musculado ni nada.
-Pero atraes. A mí por lo menos. Y sé que también atraes a Irene y obviamente a tu chica. Solo hay que ver cómo te mira, jejeje.
-Ajá.
-No te voy a engañar. Te veo así, marcando paquete y me mojo un poco. -dijo acercándose un poco y susurrando- Me acuerdo de aquel momento en el que… Uff… Estuvo cerca, pero eres un buen chico y pensaste en tu novia. Pero es que recuerdo como se te marcaba y joder… Hasta te la toqué por encima y todo, pero estaba algo tocada y tampoco lo recuerdo bien.
-Bueno…
-Sí. Mejor, porque si vieras cómo estoy…
-Lo veo -dije señalando ligeramente con un dedo a sus tetas, pudiéndose notar perfectamente sus pezones.
Sofía se miró las tetas y levantó su cara para mirarme sonriendo y mordiéndose un poco el labio.
-Huy… Sí que se nota…
-No pasa nada.
-Lo siento, no puedo evitarlo.
-Tranquila, está bien. Ya sé cómo eres y no me molesta. Además, Elena está bastante cómoda contigo aquí. Veo que confía en ti también y que le caes bien. Eso es lo que más me tranquiliza.
-Mira, yo soy muy fogosa y muy juguetona, pero puedes estar tranquilo, no me voy a lanzar a ti a pesar de las ganas que te tengo. Pero es que soy así, me gusta jugar, picar y provocar.
-Bueno, pues te puedes hinchar hoy, porque nadie te quita ojo… Jajajaja.
-Me da igual.
-Puedes tener al que quieras. De verdad, todos te miran.
-Yo solo quiero estar con uno. Me importa una mierda los demás.
-Vaya… Sí que te gusta provocar.
-Mucho. Si tú quisieras… Es que te la comía aquí y ahora y te montaba muy fuerte. Me daría igual quien nos viera, te lo aseguro.
-¿Ya no te gusta Mario?
-Claro que me gusta, me pone que no veas. Está muy bueno. Pero también es que he follado ya con el algunas veces y…
-¿Y…?
-Y tú me pones más.
-Bueno… Es porque no puedes tenerme.
-Puede, pero aquella vez no sabía que no te podía tener y no conocía a Mario y me ponías igual.
-Ya… Jajaja.
-Javi, te lo digo en serio. ¿Crees que no me podría haber ligado a cualquiera de los que vimos mientras estuvimos tomándonos una copa?
-No lo dudo.
-Y aun así me decidí por ti.
-Bueno, ibas un poco borracha.
-Mira, nada más verte dije: «Vaya, qué chico tan mono. Me pone. Qué suerte he tenido». Y lo corroboré al tratar contigo y trabajar a tu lado, así que ya tenía mi objetivo. Ya se me tenía que presentar un pibón para olvidarme de intentar algo contigo.
-Eres de lo que no hay.
-Bueno, ya que no vamos a hacer nada, me gustaría saber qué opinas de mí.
-Ya lo sabes.
-Me refiero físicamente.
-Joder, ¿no te quedó claro cuando te desnudaste? Porque se me puso como una piedra.
-Dímelo.
-¿El qué? ¿Qué estás muy buena?
-Sí.
-Ya lo sabes. No hace falta que te lo diga.
-Dímelo, va.
-No hace falta. Además, no me gusta tontear tan descaradamente. Me siento mal por Elena.
-Bueno, ya me lo dirás.
-No sé yo…
-Voy a convencer a tu chica para que te deje tontear conmigo más y lo vas a hacer incluso delante de ella.
-Jajajaja, anda…
-Ya lo verás.
-Vale, vale.
-Sí, sí. Por cierto…
-Dime.
-Tu chica… Elena está para comérsela.
-Qué me vas a decir a mí…
-Te lo digo porque ahora me fijo más en las chicas y… Joder… Es que se la ve tan dulce y tan preciosa… Me gusta su cuerpo. Vamos, que me la follaba ahora mismo.
-Eh… Uff…
-Jajajaja, ¿qué pasa?
-No me esperaba que me lo dijeras así tan de sopetón.
-¿Celoso?
-Para nada.
-Me encantaría comerle el coño. Seguro que lo tiene muy rico.
-Te lo aseguro.
-Mmm… Y seguro que es muy bonito.
-Así es.
-Uff… Irene me ha dejado caer algo de lo que hacéis, pero nada en claro por respeto a vosotros.
-Ajam…
-Ya le preguntaré a Elena. Bueno, que coño… A los dos os preguntaré cuando estéis juntos.
-Si a Elena le parece bien, por mí no hay problema.
-Vale -dijo sonriendo.
Nos quedamos unos segundos callados, mirándolos como se bañaban, pero Sofía volvió a la carga.
-Pfff… Es que es tan mona… Cómo me gustaría hacer la tijera con ella. Ella boca arriba y yo montándola con nuestras piernas entrelazadas.
-Estás desbocada, ¿eh?
-No lo sabes bien… Y tú parece que estás cachondo. La tienes morcillona -dijo riendo.
-Como para no. -dije cruzando mis piernas para tapar mi excitación- Me imagino la situación y…
-Pues por mí puede hacerse realidad.
-Ya, no lo dudo.
-Por cierto, Irene también me ha hablado de una chica.
-¿Qué chica?
-Una rubita, vi una foto un día y le pregunté. Vaya bombón… Preciosa.
-Ah…
-Me dijo que era amiga tuya y que fuisteis follamigos.
-Sí -dije algo incómodo.
-¿Todo bien?
-Bueno, es que esa chica y yo no acabamos muy bien.
-Huy… Lo siento. No tenía ni idea.
-No pasa nada.
-¿Se metió en tu relación?
-No. Apareció y me dijo que en su día estaba enamorada de mí y le estaba volviendo a pasar y decidió irse para no verme más.
-Vaya…
-Me jodió mucho perder esa amistad, pero supongo que al final es lo mejor para todos.
-Eso suena a que hubo algún problema.
-Sí. Su regreso a mi vida no le sentó muy bien a Elena. Hubo algunas palabras fuera de lugar y desembocó en un mal momento que prefiero no recordar. Pero ya está todo solucionado. Mejor así. A Elena no le caía bien.
-Lo siento. Bueno, pero ya no hay de qué preocuparse.
-Sí.
-Oye, no te preocupes, que yo no estoy enamorada de ti, ¿eh? Es simple atracción sexual.
-Vale, vale. Jajajaja.
-Aun así, me pareces un chico fantástico. Te considero un buen amigo.
-Gracias. Si necesitas ayuda, cuenta conmigo.
-Y tú con ma mía -dijo sonriendo.
-Ya me has ayudado con lo de la casa.
-En realidad esa ayuda ha sido mutua. Estoy muy contenta con esa casa y es gracias a ti que ahora vivo ahí. Estoy muy a gusto.
Me quedé en silencio sonriendo y Sofía se levantó diciendo que iba a avisar a los demás para que fueran saliendo y viniendo porque la comida estaba ya casi. Mientras se iba, me puse a pensar en aquella conversación mientras miraba como se alejaba contoneando ese culazo, moviéndolo de manera muy sensual. Aparté rápidamente la mirada, aunque llevaba gafas de sol y me quedé pensando en el tonteo casi permanente que teníamos ella y yo. No me sentaba muy bien hacerlo, por Elena, pero es que me dejaba llevar de una manera que no podía evitar seguirle el rollo. Tampoco es que lo viera muy peligroso porque estaba concienciado de que no iba a dejar que se diera pie a nada en absoluto. Tenía grabado a fuego en mi mente que Elena era lo primero, que ella era la que tenía la batuta en cuanto a experimentar con más gente en el ámbito sexual se refería. Lo más importante para mí era que ella estuviera cómoda y segura para hacer cualquier cosa que implicara involucrar a alguien más.
También me descolocó un poco lo que dijo cuando hablamos del tonteo, pensando en hablar con Elena para animarla que me dejara tontear más con ella, diciendo que haría por donde para que hubiera tonteo entre los tres. La veía muy lanzada y eso me daba algo de miedo pese a la confianza que tenía en ella, aún más cuando me dijo que podía estar tranquilo, que no se me iba a echar encima. No dudaba de su palabra, no tenía ningún motivo para desconfiar de ella, pero en los momentos donde el morbo es muy grande y nos dejamos llevar puede pasar cualquier cosa, por lo que intentaría salvar las distancias. Me veía lo suficientemente fuerte como para parar una posible situación si a alguien se le iba de las manos.
Mi tranquilidad era muy grande porque veía a Elena muy relajada con la presencia de Sofía, como le comenté a ésta última en nuestra conversación. No es que me pareciera raro, pero al fin y al cabo era una situación bastante similar a la de Ángela, pero también era verdad que ambas situaciones tenían sus diferencias. La situación con Ángela fue desagradable. Elena se molestó mucho con ella por ese «desprecio» en sus palabras. Con Sofía, sin embargo, no mostró el más mínimo problema pese a que fuera ido mucho más allá que Ángela en nuestro reencuentro. Sofía provocó una situación muy tensa en la que pudo pasar cualquier cosa mientras que Ángela no había hecho nada de eso en ningún momento, aunque sí que pasó algo en nuestra despedida con aquel beso… Era un sentimiento raro el que tenía, pues mi cabeza no terminaba de entender como Elena y yo reaccionábamos de maneras tan diferentes en ambas situaciones cuando cada una tenía lo suyo, pero así fue. Simplemente me decanté por dejarme llevar, aunque llevando cuidado, como intentaba hacer siempre.
Finalmente vinieron todos para comer. Paula se emperró en que se quería sentar en mi regazo para que le diera de comer, por lo que así fue, con alguna mirada de los demás, acompañadas de alguna risita y comentario para chinchar, aunque no me sentaba mal, estaba muy a gusto. Elena era la que me miraba con mucha ternura, más que buscando la risa fácil. Cuando acabamos de comer, decidimos ir a casa porque el calor que hacía era insoportable, de este calor que notas que te quema la piel y que te cuesta hasta respirar, por lo que decidimos irnos a casa para reposar la comida y descansar un poco, porque, sobre todo, la niña tenía algo de sueño. Fuimos a casa y nos empezamos a duchar. Primero la niña, para quedarse preparada para dormir mientras los demás íbamos entrando. Después de Paula entramos Elena y yo mientras Sofía entraba al otro baño, duchándose luego Irene y Mario juntos cuando acabamos Elena y yo. Después de dejar a la niña acostada en nuestra cama para que descansara, con el aire y demás para que estuviera a gusto, nos fuimos al salón los cinco para reposar mientras hablábamos y nos tomábamos una copa.
S: Me encanta la pareja que hacéis, Elena. Os veo con la niña y es que se ve que vais a ser buenos padres.
E: Gracias.
S: Ojalá tener yo algo así.
E: ¿No encuentras a nadie para estar así?
S: Cuesta. Pero que estoy muy a gusto, así como estoy ahora mismo. Me lo paso muy bien.
M: Ya hemos hablado de esto Sofía.
J: Lo mismo digo. Ya te he dije que las mejores cosas vienen solas.
E: Eso es verdad. Lo mío con Javi fue así. Ninguno de los dos buscábamos una relación, pero surgió.
S: ¿Cómo fue?
E: Pues él se interesó por mí porque se enteró de que había roto con mi ex y quedamos para tomarnos una cerveza porque hacía tiempo que no nos veíamos.
S: Javi, no me digas que hiciste la del buitre… Jajaja.
J: Nooooo…
E: Eso pensé yo.
I: Jajajaja.
J: Joder, me enteré de que estaba soltera y quería ver cómo estaba.
S: ¿Y qué tal?
E: Pues muy bien. Echamos un rato muy bueno, aunque no hablamos nada de mi relación. Lo hablamos luego en mi casa.
S: ¿Sí?
E: Sí. Y pues nos tomamos una copa y con la tontería nos acabamos liando, jejejeje.
S: Vaya… Al final sí que hubo tema…
J: Joder, es que la cosa se calentó y recordamos un momento que tuvimos de acercamiento y…
I: ¿Qué momento?
E: Eh…
I: ¿No quieres contarlo?
E: Me da un poco de cosa y no quiero que os llevéis una mala impresión de mí.
I: Elena, sabemos cómo eres. No vamos a pensar nada malo de ti. Y Sofía no creo que piense mal tampoco a pesar de no conocerte tanto como nosotros.
E: Va, cuéntalo Javi.
Entonces empecé a relatar de manera detallada el primer encuentro que tuvimos Elena y yo en aquel parque tan especial para nosotros, con todas las sensaciones y pensamientos que surgieron por mi parte, aportando Elena los suyos también. Los tres nos miraban con atención, ya que Irene y Mario no conocían la historia. Cada poco Irene nos interrumpía pidiendo detalles de algún momento en especial, buscando mucho morbo también al fijarse en nuestros gestos al contar dichos momentos.
I: No conocía la historia. Me he mojado un poco…
M: Yo no estaba, pero me dijeron que hubo una buena bronca.
E: Sí. Fue muy desagradable.
M: Perdona que te lo diga Elena, pero… ¿Cómo pudiste salir con él? Es que no sé qué le pudiste ver…
E: Bueno… Cuando empezamos era muy dulce, pero la cosa cambió.
I: ¿Y por qué fue la bronca?
E: No me acuerdo…
Puse cara de estar extrañado al oír a Elena decir que no se acordaba, también por el tono poco convencido con el que lo decía, pero tampoco quise intervenir por si lo que le pasaba era que le incomodaba hablar de ello.
S: ¿Y al final hubo más o quedó ahí la cosa?
E: Nos teníamos muchas ganas y nos calentamos mucho.
S: ¿Follasteis?
E: Sí. Acabamos haciéndolo. Lo que no me imaginaba era que iba a ser el mejor polvo de mi vida.
J: Anda… Eso no me lo dijiste.
E: Me daba cosa. No quería que pensaras que era una mojigata…
J: No lo pensé. Creí que eras una chica muy espabilada.
E: Fue la primera vez que alguien hacía algo con mi culo. Nadie, ni siquiera yo misma había hecho nada por ahí.
Mientras Elena hablaba, miré a Irene y a Mario, quienes empezaron a besarse. Elena y Sofía no se dieron cuenta porque mi chica hablaba mirando a Sofía y ésta le prestaba mucha atención.
E: Chicos… -dijo mirando a la otra pareja una vez se dio cuenta- Con la nena aquí no quiero que se haga nada de esto.
I: Vale, perdón. Me lo he imaginado y me he encendido mucho.
E: No pasa nada, lo entiendo. Pero no me quiero arriesgar a que vea algo. Es muy pequeña.
I: Sí, sí. Si llevas razón. Pero es que ya me conoces… -dijo apartándose de Mario.
S: Joder… Yo también me he puesto cachonda.
M: Normal, con ese pelo tienes que tener hasta calor…
S: Sí, la verdad es que sí, pero es que lo tengo así.
J: A mí me gusta.
S: ¿Sí?
J: Sí. Desde siempre he han gustado las chicas con el pelo a lo afro.
I: No lo sabía.
J: Bueno, tampoco es algo que…
I: No es como lo otro, ¿no? Jejejeje.
Miré a Irene un poco sin entender a qué se refería.
S: ¿El qué?
I: Él me entiende.
Entonces la entendí. Se refería al vello púbico.
S: Cuanto secretito…
E: Mira, Javi.
Elena me enseñó una foto que tenía en su móvil.
E: Es de una vez que estaba con mi hermana haciendo el tonto.
J: Joder, que rara te veo, jajajaja.
E: Jajajaja, sí. No me gustó nada como se me quedaba, pero por hacer la gracia me eché una foto.
Elena salía con el pelo a lo afro en la foto. Estaba rara, porque yo siempre la había visto con el peinado que llevaba en ese momento, pero aun así estaba guapísima, como siempre.
Todos miraron la foto y nos echamos unas risas, empezando Elena a buscar más fotos que tenía subidas a la nube. Nos enseñó una de cuando estaba de morena, con ondas en su pelo, preciosa con su hermosa sonrisa. En esa foto salía al lado de Alejandro, como ya me dijo una vez se puso de morena nada más entrar a la universidad y esa era una foto de aquel momento. También nos enseñó algunas en donde estaba de pelirroja, en una piscina. Lo tenía un poco más largo de lo que lo tenía en aquel momento. Se la notaba que estaba un poco gordita y es que nos explicó que en esa época tenía un poco de ansiedad porque tuvo unos meses en los que estaba muy agobiada con la universidad y por eso se la veía así. Para nada estaba mal, todo lo contrario. Elena estaba guapísima ahí y de cuerpo también, no es que fuera algo exagerado. Simplemente tenía algún kilo de más en comparación a como siempre la había visto. Nos contó que lo pasó un poco mal y por eso salía con un bañador de una pieza, para tapar su barriguita. En una de esas fotos salía de espaldas y me empecé a excitar, porque se le notaba el culo un poco más grande y me puso muy malo. Mi chica siempre había estado muy buena, incluso con esos kilos de más que ella decía que tenía. Tanto me excité, que le metí la mano por dentro de su pantaloncito y sus braguitas, tocando la piel de su nalga derecha, acariciándola y estrujándole el cachete mientras ella sonreía y me miraba de reojo. Hasta se me llegó a poner morcillona.
También nos enseñó algunas en la que estaba más delgada aún, pero eran de cuando estaba en la ESO y aún no nos conocíamos ni siquiera. De cara estaba igual, preciosa, pero sin su piercing en la lengua, como podíamos ver al mostrar algunas en las que salía con la lengua fuera. Tenía el pelo muy corto, llegándole a la altura del mentón, con unos mechones del lado izquierdo de su cara llegándole hasta el hombro. Luego puso una de cuando ella estaba en 1° de bachillerato y yo acababa de entrar a la universidad. Evidentemente yo no estaba ahí, ya que a pesar de solo salir ella en aquella foto, no recordaba haber estado ahí en ese momento y salía con una mochila, así que era en horario de clases. La foto no tenía nada de especial, pero me encantó, y es que salía mirando hacia abajo, sin sonreír ni nada, mirando a su móvil, sin posar. Y qué preciosa estaba, hasta sin hacer nada en especial lo estaba. Salía exactamente igual a como estaba en ese momento. Después puso algunas en las que salía con Laura. Una en la que estaban en clase donde ponía «Comenzamos», dando a entender que empezaban el curso, estando en 2° de bachillerato. Ambas sonrientes, Elena con la lengua fuera y el mismo peinado de siempre, aunque con el pelo más largo de lo usual en ella, mientras que Laura salía sonriendo con la boca cerrada, con su arito en la nariz y sus preciosos ojos negros, llevando una camiseta del equipo de fútbol de su ciudad natal. De nuevo, otra en la que salía con Laura, donde ponía «Navidad». Laura sonriendo esta vez con la boca abierta y Elena sacando la lengua otra vez, ambas preciosas. Luego nos mostró algunas en la que salía con Isa y más amigas de su pueblo y algunas más en las que salía de fiesta.
Así se nos pasó un buen rato hasta que Paula me empezó a llamar, por lo que fui para ver qué quería. Estaba adormilada y me pidió que me quedara con ella a dormir. Le eché un poco la reprimenda para que no se acostumbrara a dormir con gente ya con los años que tenía mientras estaba sentado a su lado. Me empezó a poner ojitos, hablándome con pena y acabé cayendo, por lo que acepté, yendo al salón para decirles a los demás lo que pasaba y que me iba a echar un rato con ella. Me tumbé en la cama mientras ella se echaba en mi brazo, pero se acabó subiendo a mi pecho, poniendo su cabeza de lado, quedándose dormida de nuevo. Mientras tanto, yo me quedaba mirando al techo, acariciando la espalda de Paula, pensando en las fotos que nos había enseñado Elena y como me gustaba mi chica. Desde siempre.