SERGIO CANEVA

La pandemia nos dejó

el desierto de las horas,

el claustro que no enamora,

rebeldía en soledad.

Los silencios sin respuestas,

los abrazos al vacío,

eternas horas de hastío,

resignación y orfandad.

Impotencia compungida,

ausencias que no se han ido,

porque el duelo fue incumplido

el temor…  ¡era enfermar!

Ese enemigo invisible

intruso desconocido,

se adueñó de lo querido

nos encalló en el hogar.

Se llevó la libertad,

del compartir con amigos,

más de un familiar querido

nos lo robó sin piedad.

Y hoy que todo ya pasó,

nada hemos aprendido,

los que al fin sobrevivimos

de la vida en sociedad.

No, nos bastó la lección,

¡no crecimos como humanos!

con la intolerancia en mano

la ira se acentúo aún más.

Guerras, egos, división,

se continúan sembrando

por aquellos que a su cargo,

gobiernan una nación. 

www.sercan455.wordpress.com

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