DESPEINADAS
Existe el todo o la nada, un grupo de personas siempre decidiendo sobre los que no tienen nada. No por inteligencia sino por poder.
Las mayorías, minoritarias en poder han tenido el arraigo al miedo, sin embargo, no es permanente, los arraigos como todo tienen limitaciones. El individuo se autopercibe como conducido pero comprende que el mecanismo de conducción es él. No tiene desapegos hacia lo poco que tiene, pero si a lo poco que tiene que perder.
Cuando sobre el individuo, ciudadano, habitante se ejercen recursos de presión que afectan su bienestar, en cuatro pilares básicos, alimento, familia, distracciones, accesos a lo que considera debe tener, irrumpiendo abruptamente en este círculo de distracción de la vida, degenera en una sensación de vacío, agotamiento e ira.
El vacío total de dicha presión, genera a su vez preguntas de integridad, familia, destino, sueños, se olvida de ser conducido y entiende que es conductor, he allí la hecatombe emocional de lo que permitió que hicieran con él mientras estuvo distraído, la historia de la humanidad puede ser contada por su innumerable cadena de traiciones, diría Francisco.