MOISÉS ESTÉVEZ
Bastante aturdida y con la noción del tiempo completamente perdida,
intentó calcular cuanto de este habría pasado desde que aquel hijo de puta se
fuera y la dejara allí, esposada a una tubería.
Era una luchadora, desde pequeña, criada en numerosas casas de
acogida, la vida le obligó a sacarse ella misma las castañas del fuego cada vez
que se enfrentaba a algún problema, sin ayuda, siempre con escasos recursos,
así que pese al insoportable dolor físico que la invadía y el miedo atenazante,
no se iba a rendir y vendería cara su piel…