SERGIO CANEVA
La amistad es lo que queda al final de una vida,
concebida en regocijo, penas, triunfos y dolor.
La amistad es la resaca de una existencia gastada,
donde no habiendo ya nada, aún, perdura el amor.
Macerado en la alegría, tardes, noches, compartidas,
de niños… las picardías, de grandes… algún desamor,
pero siempre alimentada con sinceridad profunda,
que regando fue sus días libando del buen humor.
La amistad… la amistad, ¿quién pudiera conseguirla?…
con el dinero se aísla, con la soberbia se va,
con lo único que perdura es el amor de verdad.
Porque es la barca llena, de esos afectos que llevan,
a sobreponer fronteras para volverse a encontrar.
Es eterna compañera en los momentos de espera,
de abrazos que aun te apresan, cuando estás en soledad.
Es templo de confesión de aquello que hiere dentro,
aflorando en los momentos en que cabizbajo estás.
Solo busca el bien del otro sin esperar nada a cambio,
ya que no es un bien de cambio, si se basa… en la humildad.
La amistad… la amistad, ¿quién pudiera describirla?,
no alcanzaría una lista, para expresar su bondad,
llena espacios, sella huecos y flotando va su eco,
cuando en el desarraigo, solitario, te encontrás.
Es el tesoro escondido que pocos pueden hallarlo…
muchos hay que al encontrarla menoscaban su valor,
la invaden con descarríos, envidia, mala intención,
perdiéndose el sentido que la amistad es… amor.