ALMUTAMID
-Uy Luis, lo siento…-respondió Alba cuando se recuperó de su orgasmo.
-¿Sentir qué?- pregunté tirando de su cuerpo para que se echara sobre mi pecho.
-Al final me ha llegado antes que a ti…
-Eso no se siente, eso se disfruta- respondí besándola.
-Pero estaba yo contigo…y al final…pues…
-A mí me has hecho hoy muy feliz.
El sonrojo de mi chica es maravilloso. Acababa de correrse porque yo la masturbaba mientras me comía la polla y ahora se ruborizaba porque le decía que me había hecho feliz. Desnudos en una cama y yo con el nabo todavía tieso y medio babeado y lo que sentía en ese momento era una gran ternura por el ángel que tenía conmigo. Así que la apreté fuerte contra mi cuerpo abrazándola. Pero ella con la misma vocecita con la que se sentía culpable por haberse corrido me preguntó:
-¿No quieres terminar?
-No me hace falta.
-Pero eso sigue duro.
-Es que estoy tan a gusto contigo…
-Pero yo quiero que termines. Que te quedes satisfecho.
Quise comprobar su seguridad y le pregunté:
-¿Quieres terminármela con la boca?
Puso cara de incomodidad preguntando:
-¿Hasta el final?
-No. Yo te aviso antes…
Alba dudó pero sin responder fue a acercar su cara a mi polla de nuevo. Pero la detuve.
-Espera, yo te digo como.
Me incorporé apoyando la espalda en el cabecero de la cama y le pedí que se recostara en mi barriga. Agarró mi churra con la mano y de nuevo empezó a lamerla hasta que se volvió a meter el glande en la boca.
-Tienes que hacer que entre y salga de tu boca como si fuese tu chochito…-le expliqué.
Obedeció rozando sus labios por todo mi glande pero nada más.
-Un poca más dentro…-le pedí y mi chica complaciente empezó a hacerlo con más interés que habilidad pues aunque no me frotaba los dientes tampoco sus labios presionaban demasiado.
Pero aun así yo gemí reconociendo su esfuerzo:
-Mmmmmm, así, así, princesa…
Se esmeraba subiendo y bajando su cabeza para darme placer pero a pesar de lo excitado que yo estaba así no iba a conseguir el objetivo por lo que de nuevo le di instrucciones:
-Métete la punta en la boca y con la mano mastúrbame.
Mi chica obedeció presionando mi glande con sus labios mientras pasaba su lengua por mi meato. Ahora sí que notaba todo mucho más: su lengua, sus labios, su mano y mis pelotas rebotando.
-Ay, sí, mi princesa, sí…ay, mmmmm, ufff, como me gusta…
-¿Te gusta lindo?
-Ufff, sí, mucho….¿a ti te gusta? ¿ya no te da asco?
-Me gusta darte placer…
-Mmmmmm, uffff, ahora, uffff, ya viene…
De golpe recordé como había sujetado la cabeza de Ángela para que se tragara mi corrida. Yo nunca le haría algo así a Alba. No me perdonaría que se sintiera mal por algo así. Por lo que empecé a dar golpecitos en su hombro.
-Alba, ya…que me corro, ya…
Mi chica levantó la cabeza presurosa sin dejar de pajearme con intensidad hasta que sentí el latigazo de placer inmediato a la eyaculación. Pese a haberme corrido el día anterior la excitación había sido tan grande que salieron varios lefazos densos que cayeron sobre mi barriga. Como era habitual en ella no dejó de menármela hasta que no salió la última gota.
-Ufffffff….mi vida…que bien…ha sido increíble…
Alba me besó la mejilla con la risita que le daba cuando me veía correrme e hizo el gesto de levantarse para limpiarse.
-No, por favor…no te vayas ahora- le pedí.
Se recostó en mi que seguía apoyado en el cabecero de la cama recuperándome con la polla morcillona caída en un muslo y el semen pringando mi barriga y mi polla.
-Estás pringadito…
-No importa…abrázame…
Alba pasó su brazo por mi pecho con cuidado de no mancharse más pero no se atrevió a apoyarme la mano sucia.
-No importa, me tengo que limpiar, pero abrázame.
Sentí mi semen en el costado al apoyar mi novia su mano.
-No voy a olvidar este día…
-Tonto…
-Lo digo en serio.
Alba se quedó en silencio echada en mi hombro. Yo no sabía tampoco qué decir por lo que también me quedé en silencio. Noté que se dormía. De hecho, Alba era bastante dormilona. Ya me había demostrado varias veces que se dormía con facilidad. La acomodé en la cama y la tapé con la sábana pues estaba completamente desnuda. Yo me fui a limpiarme. Dudé si entrar al baño pero al final decidí ducharme en la ducha de la piscina.
Tras comprobar que no había nadie por el pasillo salí sigilosamente al exterior pues iba en pelotas con el bañador en la mano para no mancharlo de semen. Viqui y Mikel ya debían haberse ido y los demás estarían en sus dormitorios.
Cogí jabón del baño y me duché. Aunque la noche era calurosa, la ausencia de sol y una ligera brisa hicieron que pasara frío por lo que en cuanto me enjuagué bien el cuerpo evitando la cabeza me sequé con una toalla.
Mientras me secaba me dio por pensar en mi nueva vida, en los pasos que daba con Alba, y en cómo se tomaría cuando supiera que ya no volvería a la residencia. Ya seco noté que la toalla en la que me había envuelto me daba calor. La tendí y me eché una copa con tranquilidad: ron con limón y unas hojas de yerbabuena. Me senté en el columpio del porche delantero observando las estrellas en una noche sin luna.
Alba y yo habíamos ido construyendo poco a poco nuestra lista de lugares comunes: aparte de nuestras tradiciones, teníamos nuestro callejón y ese chalé, el de Leyre, sería siempre importante para nosotros: allí nos habíamos conocido, allí en ese mismo columpio nos habíamos dado cuenta de que nuestra amistad era algo más, y allí mi chica había empezado a soltarse con el sexo.
No tenía sueño pero debía volver a la cama. Fui a dejar el vaso en el porche trasero. Al rodear la casa oí un gemidito que me resulto familiar. Era el lamento gatuno de Nieves que prolongaba su gemido al ritmo de las envestidas de su amante, que debía ser Álvaro en un “ay,ay,ay, ay…” que yo conocía perfectamente.
Efectivamente había luz saliendo por una ventana. Asomé la cabeza con cautela pero a pesar de la mosquitera y el visillo, el contraste entre la oscuridad exterior y la iluminación interior permitían ver lo que pasaba dentro. Y la escena era muy evidente: Nieves estaba a cuatro patas sobre la cama con sus pequeños pechos colgando y la cabeza levantada con la boca abierta mientras Álvaro, mucho más alto que ella, la penetraba por detrás literalmente montándola pues sus brazos estaban en paralelo a los de ella que quedaba totalmente cubierta por el cuerpo de su novio.
Me aparté con cuidado. Si me pillan mirando me muero de la vergüenza, pero la escena me dejó de nuevo pensativo. ¿Por qué yo no podía disfrutar así con mi novia? Me dije a mí mismo que el paso que ella había dado era muy grande y eso no debería demorarse demasiado.
Al volver por el pasillo al dormitorio me di cuenta de que también se escuchaba a la parejita dentro de la casa .El gemidito se colaba por todas partes, el pasillo, el baño, donde eché una meada, pero afortunadamente no en mi dormitorio. Allí Alba dormía plácidamente con una carita de tranquilidad tan absoluta que me olvidé de lo que acababa de pensar al ver a Nieves follando y me acomodé en la cama junto a ella tras desnudarme del todo. Ella aún dormida se giró a abrazarme al sentirme. Me dormí abrazado a la niña de mis ojos.
Por la mañana me desperté sintiéndome observado y reliado en las sábanas. Saqué como pude los brazos y me estiré mientras oí a Alba decir:
-Bueno días, lindo. ¿Qué tal has dormido?
-Hmmmm- bueno días princesa, mmmmmmuy bien…
-Estás muy guapo dormido.
-¿Yo?
-Ajá…muy relajado. Se te suavizan las facciones, y respiras muy profundo. Se te sube y baja el pecho con la respiración.
-¿Cuánto tiempo llevas despierta?
-Un buen rato pero no quería levantarme sin ti.
Le di un beso de buenos días pero me sorprendió preguntándome:
-¿En qué soñabas?
-Creo que no estaba soñando.
-¿En alguna cochinada? Jiji…
Mi cara de asombro le hizo explicarse:
-Es que estabas dormido con eso duro…-respondió señalando hacia el bulto de mi erección.
-Ahn, jajajajaja. Eso se levanta así todas las mañanas.
-¿Sí? Y ¿eso?
-No lo sé. Pero a mí me pasa siempre.
-¿Y qué haces?- preguntó curiosa.
-Pues o te esperas a que se baje, o te lo acomodas para que no se note si tienes que salir, o si estás en compañía de un bombón como tú se me ocurren varias ideas…-expliqué abrazándola mientras buscaba sus labios.
-Jajajaja, siempre preparado…¿quieres que te haga cositas ahora?
-No me imagino una forma mejor de empezar el día…-respondí acariciando su culo por encima de la sábana.
-Jajajajaja…pero hay un problemita…-respondió levantándose ligera de la cama dejándome cortado-…se me sale el pipí…
Alba se puso la braga del bikini y una camiseta y salió corriendo al baño. Me hizo gracia la forma como lo hizo. Yo me quedé en la cama desperezándome. Al momento regresó mi novia.
-Vamos Luis, ya están todos levantados…
-Quédate un poquito más conmigo en la cama…-dije con voz de pena.
-Jajajaja…venga remolón- me respondió quitándose la camiseta para ponerse el sujetador del bikini.
-Me gustabas más sin él…
Me sonrió y se acercó a la cama para darme un pico y decirme:
-Pero las reservo para ti…
Tras ponerse de nuevo la camiseta salió. Yo me levanté sin prisa poniéndome el bañador y yendo al baño. Después desayunamos en el porche todos juntos. Me daba vergüenza mirar a Nieves y Álvaro, pero ellos actuaban con normalidad por lo que no se habrían dado cuenta de que los vi.
Una vez recogimos las habitaciones nos quedamos en la piscina jugando con una pelota. Aunque estaban las chicas juntas no había los cuchicheos del día anterior, algo que supuse por la ausencia de Viqui, que era la mejor amiga de mi novia.
Comimos los restos del día anterior y después de almorzar Alba y yo recogimos nuestras cosas para volver a la ciudad. La dejé en su casa y yo me fui a la mía. Había sido un buen fin de semana.