KERANOS

-¿Qué haces?
-Tranquilo, que no voy a hacer nada.
-Ya… Que te conozco y ya sé lo que vas a hacer…
-Que no te voy a hacer nada, coño. Cállate.
-¿Qué quieres entonces?
-Te quería preguntar una cosa.
-Pfff… A ver…
-Vais a follar los cinco, ¿no?
-¿Pero qué dices?
-No soy tonta, Javi…
-Joder que si lo eres… Mucho, además.
-Que imbécil eres, de verdad… ¿Te crees que no me he dado cuenta de como Irene estaba todo el rato encima de Isa? Se la quiere follar. Está clarísimo.
-¿Y qué? ¿Qué tiene que ver eso con que follemos todos juntos?
-Pues que sé que mi hermana y tú habéis hecho cosas con Irene y seguro que con Mario también. Está muy bueno y dudo mucho que se haya quedado fuera. Y si Irene está así con Isa y ésta no le hacía ascos tampoco, pues seguro que cae orgía, ¿no?
-Estás muy mal, Noelia.
-Me juego el cuello a que algo vais a hacer. Es que hay que ser subnormal para no darse cuenta, vaya. Con lo que sé, estoy segurísima.
-Vale. Lo que tú digas.
-Que no me des la razón como a los locos… (dijo dándome un golpe en el brazo)
-Joder con la nena…
-¿Te gustó?
-¿El qué?
-Que Mario se follara a mi hermana.
-Noelia, cállate ya, anda. Eso no ha pasado.
-A ella seguro que le ha gustado.
-Pfff…
-Nos acabamos de enrollar, ¿sabes?
-¿Cómo?
-Pues eso. Como vosotros estabais a lo vuestro, pues he aprovechado cuando ha ido al baño y he ido yo también. Le he tocado el culo y cuando se ha dado la vuelta le he guiñado un ojo y nos hemos comido la boca.
-Madre mía…
-¿Estás celoso?
-¿Cómo? ¿Por qué iba a estarlo?
-Porque él puede disfrutar de mí y tú no.
-Pero…
-No disfrutas porque por algún motivo no quieres hacerlo aun ocultándoselo a mi hermana. -dijo sin dejarme acabar- Él e Irene son muy libres y pueden hacer lo que quieran. Deberías ser como ellos. No sabes lo que podríamos disfrutar.
-Eso es lo que quieres, ¿no?
-Sí. Quiero que me folles. Aquí mismo, en este banco.
-Flipo contigo, la verdad.
-Fliparías más si me dejaras follarte como yo sé. No aguantarías ni un minuto.
-Ya…
-Venga, Javi. Vamos a echar uno rapidito. Me he quedado muy cachonda después de comerle la boca a Mario y sobarle la polla por encima de la ropa. Está muy bueno el cabrón, me ha dejado con las bragas chorreando.
-Noelia, vete a casa y date una ducha fría.
-¿Qué quieres que haga? ¿Qué me trague tu lefa? ¿Que deje que me folles el culo? ¿Qué me la trague entera hasta que me ahogues…? Hago lo que quieras.
-Quiero que me dejes en paz.
-Hijo de puta. Eres un cabrón. Me tienes así desde el primer día. Me dices que vamos a quedar para follar y luego que no. ¿Te lo pasaste bien riéndote así de mí?
-No fue queriendo, tu hermana y yo…
-Cállate. Nada más que hablas de mi hermana. Eres un puto calzonazos. Eso es lo que eres. Su perrito faldero. No te haces respetar, solo haces lo que mi hermana dice. Ella no tiene en cuenta tu opinión, solo tiene que decir algo para que vayas tú corriendo a hacerlo.
-Eres mala Noelia. Qué sola te vas a ver…
-Y tú un calzonazos, un desgraciado. Un cabrón. Ya verás cuando mi hermana se canse de ti y te de la patada en el culo… Lo que me voy a reír… Pero entonces será cuando vendrás buscándome y a lo mejor yo ya no tendré interés en ti. Mucho me tendrás que rogar para que te dé una oportunidad.
-Eres una hija de puta.

Noelia me miró con una mirada asesina y me dio un guantazo que me cruzó la cara. Me hizo bastante daño y sin decir nada más se fue. Yo me senté en el banco que tenía al lado para tranquilizarme un poco, porque estaba muy enfadado y muy nervioso. En un par de minutos me puse en marcha para regresar a casa de Isa. Estaba alterado, pero conforme eché a andar me tranquilicé a mí mismo. No merecía la pena calentarme la cabeza una vez más por lo mismo. No quería que me lo notaran y quería disfrutar de la noche que quedaba con nuestros amigos. Además, en un par de días iba a perder de vista a Noelia. Con suerte solo la vería algún fin de semana suelto en el que coincidiéramos al ir Elena y yo a su casa de visita y al regresar ella de la universidad.

Conforme llegaba me di cuenta de que Elena estaba en el jardín delantero de la casa de su amiga, de brazos cruzados y mirando a ambos lados. Levanté la mano para saludarla y ella hizo lo mismo. Cuando llegué a su altura la abracé, levantando su cuerpo, dándole un beso.

-¿Todo bien?
-Claro.
-¿Y qué hacías aquí afuera?
-Nada. Te esperaba y de paso les daba a éstos un poco de intimidad para… Ya sabes.
-Ah… Vale.
-Ven. -dijo agarrándome de la mano para sentarme en un banco que había en el porche de la casa- Aquí vamos a estar un rato tranquilitos.

Elena y yo nos empezamos a besar con mucha lengua, metiéndonos mano mientras ella reía muy dulcemente.

-Así, mi amor. Vamos a calentarnos para cogerlos ahora con más ganas y echar unos buenos polvos.
-Uff… Me encanta cuando te enciendes así.
-Mi amor, contigo siempre me enciendo.
-¿Sí?
-Claro, ¿no ves como me pongo siempre y como me corro? No ha habido vez que no me haya corrido al haber follado contigo.
-¿Me vas a querer para siempre?
-Claro, mi amor.
-No me dejes nunca. (dije empezando a besarla de nuevo con muchas ganas)
-Javi. -dijo separándome de ella al poner su mano en mi pecho- ¿Por qué dices eso?
-Por nada, solo estamos hablando.
-No me digas eso otra vez ni en broma. Me muero antes que dejarte.
-Vale, mi vida. Ya está. No te pongas así.

Elena reanudó el beso de nuevo sonriendo antes. Yo le seguí el beso y de nuevo nos empezamos a meter mano. Era evidente que esas palabras no salieron de casualidad de mi boca. Esas palabras de Noelia me pesaron mucho. «Ya verás cuando mi hermana se canse de ti y te dé la patada en el culo… Lo que me voy a reír…» Esas palabras me dolieron. Se me puso mal cuerpo al imaginarme algo así, de ahí que le respondiera de esa manera a Noelia, llamándola hija de puta. Y en realidad no tenía razón para ponerme así, no concebía que Elena me dejara en ningún momento. No nos podía ir mejor. Ambos nos amábamos y ya habíamos superado algún que otro problema, conocíamos a nuestras familias, nos íbamos a vivir juntos… Todo marchaba bien, por lo que me tranquilicé de nuevo mientras nos seguíamos dando cariño hasta que Isa salió en nuestra búsqueda, diciéndonos que fuéramos con ellos. Cuando fuimos al jardín trasero vi a la otra pareja. Se notaba mucho que había habido magreo por como tenía Irene corrido el maquillaje y por las risitas tontas.

Is: Chicos, ¿os parece que nos bañamos en la piscina?
J: Pero no tenemos bañadores.
Is: Ay… -dijo en forma de suspiro- Con lo espabilado que pareces, nene… Desnudos. Si estamos aquí para lo que estamos, que creo que no hay nadie tonto aquí, ¿no?
J: No sé… (dije mirando a Elena)
E: Cariño… -dijo con algo de sorna- No me tienes que pedir permiso para nada… Jejeje.
Ir: Pues no se hable más. ¡Todos al agua!
Is: No os preocupéis, esto está muy tapado y nadie nos ve. La de veces que habré tomado yo desnuda el sol aquí… Y la de cosas que he hecho con mi novio… Bueno, mi ex.
M: Bueno, no pienses en eso. Hoy nos toca pasárnoslo bien.

Todos se empezaron a desnudar. Irene, Mario e Isa lo hicieron muy rápido, recogiéndose ambas el pelo para no mojárselo y se metieron al agua del tirón. Elena se desnudó más lentamente, quitándose su vestidito, quedándose en ropa interior, solo con unas braguitas negras, parando de desnudarse al verme que yo no me quitaba la ropa, ya que estaba en la mesa que había sobre la que estaban las bebidas.

-Javi, ¿no quieres…? (dijo una vez se puso a mi lado)
-Sí, sí. Voy a echarme una copa.
-¿Tú? Si no te gusta.
-Me apetece. Así me desinhibo un poco también.
-¿Te da vergüenza? Jajajaja.
-No, jajaja. Solo que… Bueno, para coger el punto. ¿Quieres?
-No, no, no. Yo no bebo más.
-Elena, tranquila. Solo te he dicho de tomar una, no que te emborraches.
-Pero…
-No quiero que te tomes lo que te dije como una prohibición. Tú eres libre de hacer lo que quieras. ¿Te echo una?
-Venga, vale. (dijo animada)
-Claro, si es para coger el puntillo. Así estamos más cómodos, ya verás.

Le serví una copa a Elena y nos fuimos hasta el borde de la piscina, cada uno con la nuestra. Elena terminó de desnudarse, recogiéndose el pelo después mientras yo me quitaba la ropa y nos metimos, quedándonos junto al borde para poder beber a la vez. Aún estaba un poco hastiado de lo vivido hacia escasos minutos con Noelia, por lo que pensé en beber un poco para relajarme y animarme más. Elena y yo estábamos muy pegados, con bastantes cariñitos mientras los demás jugaban en el agua.
-¿Estás cachondilla?
-Siiiii… (dijo con suavidad)
-He visto tus braguitas un poco mojadas.
-Es por tu culpa…
-Vaya… Qué malo soy…
-Que va. Si eres un amor. Pero me enciendes mucho. Me encanta besarte.
-¿Solo eso?
-Nooooo… Me encanta todo de ti. Como me besas, como me tocas, como me quieres, como me cuidas, como te preocupas por mí, como me follas, como me das cariño, lo divertido que eres, lo amable, cariñoso, atento, detallista, todo.
-Para, para. Que me voy a poner rojo.
-Jejejeje. Te quiero. (susurró)
-Yo más.
-Que nooooo… (dijo con la ternura de una niña pequeña)
-Vale, vale.
-Cómo está Irene…
-¿Cómo está?
-¿No la ves? Va a saco a por Isa.
-Bueno, tu amiga tampoco le hace ascos. Le va todo por lo que veo.
-No sé… Nunca ha comentado nada.
-Pues se lo estará pasando bien, estará jugando y experimentando como tú has hecho con ella.
-Puede ser… (dijo haciendo una mueca)
-¿Qué pasa?
-¿Eh? Nada…
-Venga, ¿a qué viene esa cara?
-Mario me da un poco de pena.
-¿Por?
-No sé. Siempre que hay varias personas Irene le deja un poco de lado.
-¿Tú crees?
-Sí.
-No sé… Yo creo que se lo pasa bien.
-Ya…
-¿Quieres que hagamos algo con él?
-¿Qué? No, no.
-¿Quieres que esta noche juegue contigo?
-Pero, ¿por qué me preguntas esto?
-No sé. Te veo preocupada por él. El otro día dijiste que te atraía sexualmente, ya llevamos tiempo jugando entre los cuatro…
-Pero lo que te dije…
-Yo no siento eso, Elena. No siento que me estés poniendo los cuernos. No lo sentí cuando Mario te tocó el coño aquella vez en la que no te enteraste.
-Pfff…
-¿Quieres que le diga que te lo coma?
-No, no, no.
-Pero…
-Javi, no estoy preparada. ¿Recuerdas lo que dije de que tenía miedo de que alguno pudiera hacer algo más de la cuenta? Pues Mario lo hizo y yo lo estaba preparada. Y ahora pues estoy más cohibida. No me veo haciendo nada así ahora mismo.
-¿Ni con Irene tampoco?
-No es lo mismo.
-Me cuesta entenderte, pero como quieras. Lo que quiero es que estés cómoda.

Elena sonrió y me empezó a besar, bebiendo después de nuestras copas para volver a besarnos mientras oíamos a los demás reírse y chapotear.

Is: ¿Todo bien?

Elena y yo nos separamos dando un respingo del susto que nos dio.

E: Sí, claro.
Is: Es que estáis aquí apartados, muy callados…
E: Estamos a gusto. Os dejamos espacio.
Is: Pero lo suyo es que todos juguemos juntos, ¿no?
E: Isa…
J: Isa. La idea es que juguéis vosotros tres. Nosotros vamos a nuestra bola.
Is: Pues qué lástima…
J: ¿No tienes suficiente con ellos?
Is: Sí, claro. Pero es que desde lo que vi el otro día… No propuse eso por proponer. Lo dije porque me apetecía.
E: Isa, ya hemos hablado esto. Mi chico no se toca. Por eso dije de invitar a mis amigos, porque veía venir que querías algo más y pensé que con ellos te lo quitarías de la cabeza.
Is: Ya lo sé, Elena. Pero es que el otro día me dio mucho morbo la cosa y…
E: Ya, Isa. Pero ahora mismo no me veo compartiendo a Javi.
Is: ¿No lo has compartido con Irene?
E: No exactamente. Ellos no han follado. No si quiera se la ha chupado o él se lo ha comido.
Is: Ah… Pensaba que sí.
J: Pues no, no hemos hecho nada de eso.
E: Irene solo ha pajeado un poco a Javi y él a ella, pero nada más.
Is: Am… ¿Y tú con Mario?
E: Menos aún. Yo le he pajeado un poco, pero él a penas me ha tocado.
Is: Vaya. Creía que habíais hecho de todo.
J: Bueno, eso no quita que haya estado muy bien. El morbo es muy intenso.
Is: Lo imagino. ¿Y con tanto morbo no os da por ir más allá?
E: A veces se hace duro, pero de momento ha ido bien la cosa.
Is: Elena, ¿con Irene ha habido algo más?
E: Eh…
Is: Que no pasa nada. Si te pregunto porque a lo mejor yo esta noche hago algo con ella. La cabrona sabe jugar y calentar.
E: Sí. Sí que hemos hecho cosas. Yo solo le he tocado, pero ella sí que me lo ha comido bien.
Is: Vale. Me quedo más tranquila. Porque tengo muchas ganas de soltarme el pelo esta noche.
J: Huy… Eso suena a que vas a ir fuerte.
Is: Pues lo mismo sí.
E: Seguro que lo disfrutas.
Is: Claro. Y perdona por intentar… Bueno, ya sabes. -dijo dándole un abrazo- Te quiero. Ya lo sabes.
E: Claro que lo sé, Isa. Yo también te quiero. (dijo algo sonrojada)

Ver a Elena abrazada a su amiga, ambas desnudas me puso bastante palote. Me gustaba ver a Elena así con otra chica, ya me había pasado varias veces al verla con Irene. Y con Isa me pasaba igual, estaba bastante buena. Me las empecé a imaginar enrollándose y notaba como me entraba calor por el cuerpo, sobre todo por la cara. Irene fue la que me sacó de mis pensamientos al acercarse y salpicarme un poco de agua, con una cara de saber lo que estaba pensando. Qué lista era la cabrona. Elena y yo nos acabamos las bebidas y estuvimos un rato más en el agua, con Irene subiéndose a mi espalda, volviendo a ponerme nervioso al notar sus pezones clavándose en mi espalda. Isa miraba a Elena de reojo, quien estaba normal. La veía bastante relajada. Se notaba que confiaba tanto en Irene, como en mí. Por lo que me relajé y me dejé llevar, aunque no podía evitar estar todo el tiempo empalmado por la situación tan morbosa. Isa se puso a jugar con Mario, igual que Irene lo hacía conmigo, dándole algún beso también, con muchas risitas. Irene se abrazó fuertemente a mi espalda, abrazándome con sus brazos a mi cuello y pecho y con sus piernas a mis caderas, rozándose a veces con mis bajos, riendo ella bajito cuando lo hacía.

-Estas muy duro, ¿no?
-Pues tú verás… Con tres tías buenas, como para no estarlo…
-Te ha dado mucho morbo cuando Isa ha abrazado a Elena, ¿verdad?
-Pfff… Mucho.
-¿Te imaginas a las dos follando? Qué pasada, ¿eh?
-Calla, calla…
-Joder, Javi… Estoy muy cachonda. Ojalá pudiéramos follar. Estoy deseando probar tu polla bien y que me la metas hasta el fondo…
-Joder… Sabes que yo también quiero hacerlo, pero no puede ser ahora mismo.
-Es que vaya tela con lo que tienes aquí… (dijo agarrando mi polla y pajeándola suavemente)
-Uff… Para, para.
-Mario también está deseando follarse a Elena. La ve tan mona y tan guapa… Le pone a mil. Muchas veces cuando follamos fantaseamos con ella. Hablamos de las caritas que pone cuando la follas. Del culo tan bonito que tiene, de sus tetitas… Le describo a Mario como sabe su cuerpo, sus besos… Nos ponemos a mil.
-Madre mía. Cállate que me estoy poniendo muy burro.

Entonces se acercó Elena a nosotros, poniéndose delante de mí.

E: ¿De qué habláis?
Ir: De lo cachondos que estamos.
E: Uff… (dijo mordiéndose el labio)
Ir: Tu chico está muy cachondo con todo esto. Le da un morbo increíble.
E: Todos estamos así. (dijo sonriendo)
Ir: Cuando tu amiga te ha abrazado os ha imaginado juntas y mira como tiene esto… (dijo estirándose para coger su mano y llevarla hasta mi polla)
E: Uff… Cómo está esto…
Ir: ¿Has visto?
E: Sí. (dijo subiéndose a mí como estaba Irene, pero pegada a mí pecho)

Estaba atrapado entre sus dos cuerpos, ambas hacían fuerza para estrujarse conmigo, tirando cada una de sus brazos. Mi polla quedaba entre el culo de Elena, encajándose casi en toda su raja y entre las piernas de Irene, quien me rozaba los huevos. Estaba hipercachondo. Me dio mucho calor de repente. Ambas me besaban en cuello por una parte entre risas, cambiando de lado cada poco. Yo empezaba a resoplar hasta que Elena me empezó a comer la boca.

Ir: Qué bien nos lo pasábamos.

Ambos lanzamos un gemido de aprobación al oírla mientras seguía acariciándonos a ambos y besando mi cuello.

Ir: Elena, le estaba diciendo las ganas que tenía de probar su polla. Tengo muchas ganas de sentir a Javi dentro de mí. Tiene que ser increíble sentir todo eso dentro. Lo sé por las caras que pones.

Elena lanzó un gemido un poco raro, como de pena, como su quisiera decir que no le hacía mucha gracia la idea.

Ir: Tranquila, mi vida…

Reí mientras besaba a Elena porque así era como siempre me refería yo a ella. Elena también rio al oírla, aunque no se despegaba de mis labios.

Ir: También le decía a Javi las ganas que tiene Mario de follarte. Te ve tan mona y tan guapa que desea metértela y follarte como lo hace Javi.

Elena volvió a reír.

Ir: Le comentaba que fantaseamos contigo cuando follamos. Que le cuento cómo sabe todo tu cuerpo, lo guapa que eres y lo buena que estás.

Elena lanzó un gemido de sorpresa, intentando separarse de mí, pero yo lo la dejé. Quería seguir saboreando sus labios.

Ir: Madre mía como estoy… Mira Mario qué bien se lo pasa.

Entonces nos separamos y vimos como estaba sentado en el borde de la piscina, con Isa aún dentro de la piscina, pero chupándosela. Nos quedamos en silencio mientras Irene reía.

J: A Elena seguro que le gustaría también.
E: Shhh, cállate.
Ir: ¿Se la quiere comer?
J: Bueno, el otro día dijo que Mario le atraía bastante.
Ir: Uff… Por mí no hay problema, ¿eh?
E: Callaos, anda.
Ir: ¿Quieres comerle la polla a mi chico? ¿O que él te coma tu coñito? Uff, como me pondría ver todo eso…
J: Creo que sí que le gustaría.
E: No estoy preparada para eso.
Ir: Bueno, sin prisa. Pero no puedo esperar a ver cómo te folla y como me follo yo a Javi.
J: Bueno, habría que ver quién folla a quién…
Ir: Uffffff…
E: Qué marranos sois… Jejeje.
Ir: Sí. Pero Javi solo tiene ojos para ti. Eres su vida. Y yo solo para Mario. Solo sería un rato para pasárnoslo bien.
E: Irene, que sé por dónde vas. No me vas a convencer. Hasta que yo no esté preparada, no voy a hacer nada de eso.
Ir: Vale, vale. Pero tú y yo sí que haremos cosas de vez en cuando, ¿no? (terminó de decir con una voz muy dulce)

Elena se despegó de mis labios para besar a Irene muy suavemente. Yo me fui apartando poco a poco hasta que ambas se bajaron de mí y empezaron a besarse de verdad, poniendo sus manos en su cara o cuello.

Qué burro me ponía verlas así y cuando vi a Isa comerle la polla a buen ritmo a Mario, me encendí más aún. Tanto que me puse detrás de Elena, encajando mi polla entre sus muslos y culo, empezando a besarle el cuello, mientras atraía a Irene hacia nuestros cuerpos al agarrarla del culo para aprisionar a Elena. Irene dio un respingo y lanzó un pequeño gemido de sorpresa, pero fue después de que la agarrara del culo. Entonces lo entendí. Había rozado su coño con mi glande al atraerla tanto hacia mí.
Lancé un jadeo al darme cuenta, pero me retiré enseguida, lanzando Irene un gemido de pena. A los pocos segundos se nos acercaron Mario e Isa y veía que venían con ganas de participar, por lo que me retiré para beber de mi copa. Elena vio mi gesto y vino conmigo para beber también. Isa nos dijo de ir saliendo para ir a la habitación, por lo que salió trayendo unas toallas para que nos secáramos. Nos vestimos y fuimos para dentro, cogiendo su colchón para llevarlo a la habitación de sus padres. El colchón de la cama de Isa era de matrimonio, pero es que en el de la cama de sus padres cabían seis personas sin problemas. Pusimos el colchón al lado de la otra cama, sin ningún tipo de problema, porque aun estando ambas camas, había sitio de sobra. Isa nos preguntó si queríamos alguna bebida, pero todos dijimos que no. Irene y Mario ya iban bebidos, sin llegar a estar borrachos, aunque se les notaba el alcohol. Con Isa pasaba lo mismo, por lo que pasó de ir a por una bebida para ella sola. Elena y yo ya estábamos saciados para tener ese puntillo sin llegar a necesitar más, por lo que fue cuando todos empezamos a jugar.

Elena fue la primera en empezar, empujándome al colchón, riendo bajito y de manera encantadora. En cuanto quedé sentado, echado hacia atrás apoyado sobre mis manos, se sentó encima de mí con una pierna a cada lado, sentándose en paquete, empezando a besarme el cuello con mucha ansia. Mi erección fue instantánea, pero ella quería besarme más, por lo que estuvo un buen rato mientras lanzaba algún gemido de satisfacción al oírme resoplar y al estremecerme, poniéndose mi piel de gallina por los escalofríos que me generaba. Abrí los ojos y vi como el trío se había desnudado ya y se besaban con muchas ganas, turnándose por momentos, todos con todos. Isa nos miraba de vez en cuando, con cara de vicio, mirando después a Irene para preguntarle algo al oído.

Ir: Sí. Es algo que le gusta mucho. Se vuelve loco cuando le hace eso.
Is: Ya, pero es que… ¿En serio, Javi?
J: Sí.
Is: Tío, es que parece que te vas a correr.
J: No, a eso no llego, pero lo que me hace sentir es muy fuerte. No paro de sentir escalofríos. Es mi punto débil.
Is: Uh… Aprovéchate Elena, así le puedes sacar lo que quieras, jajaja.
E: Ya tengo todo lo que quiero. -dijo separándose de mi cuello- No necesito nada más si lo tengo a él.
Is: Madre mía… ¿Para cuándo la boda?

Todos nos echamos a reír y seguimos jugando. Cerré unos instantes los ojos mientras Elena seguía con sus besos por mi cuello. Para cuando me quise dar cuenta y abrí los ojos, me encontré a Isa tumbada boca arriba, con Irene comiéndole el coño estando a 4 y Mario detrás de ella follándosela despacio. Tan concentrado estaba en sentir lo que Elena me hacía que no los oí ni gemir al empezar a follar. Verlos así me encendió mucho, sobre todo ver a Isa, ya que era nuevo para mí verla así. Se le notaba mucho que era de las primeras veces, o si no la primera vez que una chica le comía el coño por las caras que ponía, reprimiéndose, aunque tenía pinta de que le gustaba. Poco le duró eso, porque enseguida se relajó, pasando a poner una cara de placer bastante grande. Cerró sus ojos y se abandonó al cunnilingus que estaba recibiendo.

Yo ya no pude aguantar más y aparte a Elena de mí para incorporarla y bajarle el vestido casi hasta el ombligo para comerle las tetas, con ella empezando a reír con mucha dulzura, pasando a gemir muy sensualmente mientras me acariciaba el pelo. Empecé a jugar con sus pezones, que estaban durísimos, tocándole el culo también por debajo del vestido. Me retiré de ella a los pocos minutos, mirándola de manera seria. Elena supo al instante lo que se iba a venir, porque me miró con emoción, muy sonriente, pasando a poner cara de niña buena. La tumbé en la cama para comerle la boca durante unos segundos, levantándome para desnudarme rápidamente mientras ella me miraba medio incorporada, con el vestido por sus caderas casi, con sus tetas al aire, resplandecientes por mi saliva al habérselas comido y subido por la parte de abajo, viéndoseles sus braguitas. Me miraba con mucho deseo, con la respiración acelerada.

J: Levántate. (dije de manera seria y seca)

Elena obedeció al instante, poniéndose de pie con las manos a la espalda. Le acaricié la cara suavemente, pasándole el pelo por detrás de la oreja. Elena expiró aire por la nariz de manera fuerte. Mi respuesta fue cogerla del cuello con firmeza, lanzando ella un pequeño sonido de sorpresa, que se transformó en un gemido. La desnudé sacando su vestidito por su cabeza, agachándome para a quitarle sus braguitas, notando lo mojadas que estaban y viniéndome ese olor a vicio al estar tan excitada. Cuando se las quité, me levanté y me las llevé a la cara para olerlas. Olían a gloria, haciéndome notar un cosquilleo en los huevos. Elena lanzó otro gemido al verme hacerlo y entonces me di la vuelta viendo como los tres me miraban. Irene estaba hasta temblando, dejándole de comer el coño a Isa, como si esperara algo. Sabía perfectamente lo que quiera y como la cosa no iba con ella, sino que mi dominación iba a ser sobre Elena, decidí darle el gusto y le lancé las bragas. Las cogió al vuelo, llevándoselas directamente a la cara para olerlas, lanzando un gemido alto de placer, poniendo también los ojos en blanco. En cuanto las olió, las dejo en la mesita y le empezó a comer el coño a Isa de nuevo con mucha ansia, tanto que se corrió en nada mientras todos mirábamos. Mario se pajeaba y Elena se puso de rodillas, acariciando mis piernas. Una vez Isa se corrió a grito limpio, miré a Elena para cogerle del pelo, haciéndole una coleta con las manos para que me empezara a chupar la polla.

J: Shhh. Las manos a la espalda.

Elena puso sus manos a su espalda, cogiéndose una con la otra y me la empezó a comer bajo mi dirección al empujar su cabeza tirando de su pelo. Empecé a follarle la boca bastante rápido, metiéndosela entera por momentos. Ella aguantaba muy bien, sabía de sobra que podía aguantar todo mi rabo en su boca. Se comportó como la perfecta sumisa, con sus manos a la espalda y dejándose hacer.

Entre el calentón que tenía desde que regresé, con todo el juego de la piscina, tener ahí a Irene a y a Isa también desnudas y la tremenda mamada de Elena, me corrí a los pocos minutos entre altos jadeos en su garganta, tragándoselo ella del tirón, tosiendo un poco cuando se la saqué. Cuando se recompuso la agarré del cuello con firmeza para levantarla, cogiéndola en brazos una vez estaba de pie, abrazándose con sus piernas a mis caderas y sus brazos a mi cuello. Me quedé unos segundos mirándola fijamente a los ojos, con gesto serio.

J: Buena chica.

Después la empecé a besar intensamente, lanzando ella un gemido. La tumbé en la cama y nos empezamos a besar de nuevo, pero brevemente, porque enseguida bajé a sus tetas para comérselas, con gemidos dulces por su parte hasta que le di algún mordisco, empezando a cambiar esos gemidos a unos de dolor, intentando retirarse para que parara. Yo me incorporé y le di una torta, no muy fuerte, pero sí lo suficiente para que la encendiera, mirándome con fuego en los ojos y exhalando mucho aire por la nariz.

J: ¿Te vas a portar bien, o te voy a tener que castigar?

Elena me miró con ojitos de niña buena, encogiendo su cuerpo y volví a por sus tetas. Se las comía de la misma manera y ahora ya aguantaba mejor, por lo que no se ganó ningún castigo.

Is: Mario, hazme eso a mí…

Miré a Isa, viendo como estaba con unas chapetas muy rojas mientras nos miraba. Mario nos miró, pero puso cara de estar en un aprieto. Irene salió en su ayuda diciendo:

Ir: Cariño, Mario no es muy de eso. ¿Quieres que te lo haga yo?
Is: Vale, pero quiero que me lo hagáis entre los dos.
M: Vale, lo intentaré.

Yo seguí a lo mío mientras oía como Irene y Mario dominaban a Isa, pero sin ser muy fuertes. También oía gemidos de ellos y de Elena, quien estaba con los ojos cerrados, disfrutando al máximo. Paré de manera brusca, abriendo ella sus ojos. Cogí sus piernas para alzarlas, pegándolas a su cuerpo, bajando para comerle el coño. Lo hacía con grandes lametones, con una risita de ella entre gemidos. Cuando reía la miraba fija y seriamente. Ella lo entendió, parando de reírse y pasando solo a gemir. No tardó mucho en correrse, cerrando sus piernas antes, apretándome la cabeza. Me pidió que parara a voces mientras temblaba como una loca, pero yo no lo hice hasta que ella empezó a convulsionar. Me retiré de ella con la boca empapada, tumbándome a su lado, esperando a que se recuperara un poco. Mientras tanto veía a los otros tres jugar. Irene y Mario intentaban dominar a Isa, pero lo hacían con torpeza. Entendía que Mario lo hiciera regular porque él no era de ser dominante. En su día era sumiso y ahora le gustaba hacerlo de igual a igual, pero me sorprendía que Irene también lo hiciera regular. En su día Elena y yo vimos como dominó a Mario y lo hacía realmente bien, con ese punto de humillación que tanto dijo Isa que le gustaba. Pero parecía primeriza en eso, era muy floja. No pasaba de algún tirón de los pezones y alguna guantada floja. Apenas decían nada, aunque veía a Isa encendida, pero también es verdad que la veía con cara de esperar más.

A pesar de haberme corrido hacía pocos minutos, ya estaba de nuevo con la polla empalmadísima, con ganas de más. Veía a Isa desnuda y me encendía bastante. La chica estaba muy buena. Elena seguía con la respiración muy agitada, con su pecho subiendo y bajando a toda velocidad, pero la veía con esos pezones tan ricos, duros como una piedra, con su coñito enrojecido y brillante y tan guapa con su pelo algo alborotado. No puede aguantar más y me arrimé a ella para besarle por el cuello mientras le acariciaba el chocho con los dedos. Ella pegó un respingo, abriendo sus ojos y mirándome con cierto miedo, negando con la cabeza.

J: Vas a tener que aguantar. Quiero seguir, estoy muy cachondo. ¿Vas a ser una buena putita?

Elena asintió con cara de niña buena y cerró sus ojos mientras yo la tocaba para dejarse llevar. Se estremecía mucho y cerraba sus ojos con fuerza, lanzando gemidos que intentaba reprimir, pero le costaba hacerlo, se le escapaba uno más alto de la cuenta. También, alguna vez me intentaba apartar la mano con sus dedos, de manera tímida.

J: No te estás portando bien… (dije agarrando su cara con fuerza, girándola para que me mirara)
E: Es que estoy muy sensible… (dijo con un hilo de voz)
J: ¿Cómo?

Elena me miró con cierto miedo en sus ojos. Yo me incorporé y me senté, poniéndola boca abajo sobre mí para empezar a darle fuertes azotes, empezando a ponerle el culo rojo. Nuestros amigos pararon para vernos mientras Elena gemía de dolor, cada vez más fuerte hasta que llegó un punto en el que le agarré del pelo tirando hacia arriba.

J: Como sigas así, te voy a dar más fuerte y entonces sí que te vas a quejar con razón.

Elena lanzó una especie de gruñido, con tono de estar a mil. Se puso muy cachonda y empezó a respirar con fuerza por la nariz cada vez que le daba un azote. Llegó un punto en el que lo tenía totalmente rojo, con alguna marca de un color más intenso aún, tirando a morado.

J: ¿Se te ha quitado ya la tontería?
E: Sí, amo.
J: Bien. Túmbate.

Elena se tumbó boca arriba, expectante de lo que venía después. Yo me quedé mirándola. Estaba preciosa. Me miraba con muchísimo deseo. Entonces dirigí mi mirada al trío, viendo como Mario estaba tumbado, con Irene sobre su cara para que le comiera el coño e Isa sobre su polla, montándolo a buen ritmo. Mi polla palpitaba al verlos así, dirigiendo mi mirada a Elena, quien puso una sonrisa en su boca. Me puse sobre ella, acariciando su rajita con mi polla. Ya no reaccionaba de manera exagerada, por lo que supuse que se había recuperado. Le metí una embestida, lanzando ella un grito que hizo estremecerse a los otros tres, seguido de un gemido muy sensual. Empecé a follar a Elena a buen ritmo, abrazándome ella con sus piernas por la cintura y poniendo sus manos en mi espalda, acariciándomela. De vez en cuando levantaba mi cara, que durante casi todo el rato estaba hincada en la almohada, besando a Elena con pasión. Ella se derretía pese a mis embestidas criminales. Podía oír al trío gemir bastante alto, por lo que aproveché para susurrarle a Elena, poniendo mi cara al lado de la suya, pero en dirección contraria a nuestros amigos.

-Quiero que mi zorrita me alabe.
-Mmm… Te quiero.
-Más.
-Te adoro. No puedo estar más feliz contigo.
-¿Te gusta lo que te hago?
-Me encanta todo lo que me hace mi amo.
-¿Sí? ¿Qué es lo que más te gusta?
-Cuando me llevas a otro mundo al hacer que me corra de esa manera tan intensa.
-¿Qué más?
-Ese cariño que me das y como me dominas. Es un cambio tan grande… Me gusta mucho, me enciende mucho cuando me tratas así como hoy.
-¿Me quieres?
-Siiiii -dijo en forma de gemido bastante alto- Eres la persona a la que más quiero. Eres lo más importante de mi vida.

No pude aguantar más y me empecé a correr dentro de ella después de un grito bastante alto que ahogué al hundir mi cabeza en la almohada de nuevo. Elena también se empezó a correr, pudiendo notarlo en sus temblores mientras se abrazaba con fuerza a mí, pero no fue un orgasmo tan grande como el anterior. Me estrujaba la polla con fuerza, exprimiéndome hasta la última gota. Levanté mi cabeza para besarla mientras ella me clavaba las uñas al dar alguna embestida más de regalo. Esperé a que se recuperara, poniendo mi cara pegada a la suya, aunque estaba con sus ojos cerrados, dándole un pico de vez en cuando. No pude evitar pensar en algo y estaba tan caliente que decidí llevarlo a cabo. Esperé a que mi chica se recuperara, estando también pendiente de Irene para ver si paraba y se bajaba para tumbarse en la cama, como acabó haciéndolo al poco.

J: Irene, ven.

Irene me miró con sorpresa, mirando a Mario y a Isa y luego a Elena. Elena estaba tranquila, aún un poco ida por su orgasmo, aunque consciente. Cómo sabía que confiaba en mí y en Irene, me lancé a lo que tenía en mente al acercarse Irene a nosotros y ponerse de rodillas a nuestro lado.

Ir: Dime.
J: Quiero que hagas una cosa.
Ir: Lo que tú quieras.
J: Me he corrido dentro de Elena. Quiero que le limpies el coño mientras se lo chupas. Que no se derrame ni una gota. Quiero que te lo tragues.

Isa miró sorprendida, enderezándose, parando de montar a Mario, aunque aún encima de él, con su polla clavada en sus entrañas. Elena lanzó un gemidito, seguido de una risa muy encantadora.

J: ¿Has visto? Esta zorrita está deseando que se lo hagas.
Ir: Yo también lo estoy deseando.
J: Lo sé. ¿Y vosotros? ¿Queréis verlo de cerca?

Isa y Mario se miraron y asintieron al devolverme la mirada, por lo que se pusieron de rodillas, como Irene, donde estaba ella, pasando Irene a ponerse detrás de mí. Me incorporé y cogí a Elena del culo para levantar su cuerpo y que no se derramara mi corrida, con ella lanzando una risita encantadora de nuevo. Me salí de ella con cuidado e Irene se lanzó a su coño, atrapándolo con la boca mientras ambas gemían. Dudaba quién lo disfrutaba más. Elena relajó su cuerpo, bajándolo, quedándose tumbada. Yo gateé de rodillas hasta llegar a la altura de su cabeza para que me la chupara. Así lo hizo ella, metiéndosela bastante. Isa miraba pasmada la situación, mientras que Mario miraba con excitación, porque ya sabía cómo nos las gastábamos. Elena ponía una cara de placer increíble con mi polla en su boca, con sus mejillas muy rojas. Llegó un punto en el que Irene se vino a arriba y empezó a darle buenos lametones, por lo que la aparté tirando de su pelo hacia arriba, poniéndola a escasos centímetros de mi cara.

J: No te vengas a arriba.
Ir: Perdona, amo.

Isa pegó un respingo al oírla llamarme así mientras Mario sonreía. A mí me encantó que me siguiera el rollo de esa manera, por lo que se quise seguir con el juego.

J: Ahora ve y dale un beso a Isa.
Is: Uff… (dijo con tono de no estar muy convencida)
J: ¿Qué pasa? ¿Te da asco porque le ha comido el coño a Elena? No te ha dado asco cuando te lo ha comido a ti, ¿no? Pues ahora tampoco deberías. Elena tiene un coño riquísimo. El más rico que me he comido en mi vida.

Isa me miraba sin haber cambiado de opinión, por lo que me lancé a dar un paso más. Me acerqué a ella y la cogí con firmeza del cuello.

J: ¿Vas a ser una buena chica?
Is: Sí, amo. (dijo al instante)
J: Así me gusta.

Entonces pasó algo que no esperaba y que tampoco quería que pasara por Elena. Isa me miró con fuego en los ojos y me agarró la polla con fuerza. Irene respiró como si se hubiera asustado y a mí no me gustó lo que hizo, por lo que le di un manotazo para que me la soltara, corrigiendo la situación dominándola, sin salirme del juego. Le solté un guantazo que resonó en toda la habitación.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s