ECONOMISTA

43

Después de comer dejamos a las niñas en casa de mis suegros y salimos con calma hacia Madrid. Digo calma por decir algo, porque yo estaba hecho un manojo de nervios, era una sensación muy parecida a cuando quedábamos con Víctor.

Tenía que intentar tranquilizarme un poco, todavía quedaban muchas horas hasta la cita, habíamos quedado a las diez en el restaurante y nos daba tiempo de sobra a pasarnos antes por el hotel y arreglarnos para el encuentro con Toni.

Nos causaba mucha incertidumbre quedar con alguien a quien solo conocíamos a través de la cam, ni tan siquiera le habíamos visto la cara, solo su cuerpo, que era extremadamente delgado y fibroso y su enorme polla de veinticuatro centímetros con la que mi mujer se relamía, cada vez que pensaba en ella.

Por el camino estuvimos charlando un poco, Claudia me dijo que se había comprado un vestido para la cita y que Mariola le había ayudado a elegir la ropa interior. Ese detalle me encantó, aunque tampoco hacía falta mucho para ponerme caliente. Claudia, fiel a su costumbre, me había prohibido tocarme durante la semana. Ella sí podía follar con Mariola, pero yo no pude hacerme ni una triste paja. Me imaginé a mi mujer y a su amiga, el jueves por la tarde en el centro comercial, eligiendo la ropa interior para la cita con Toni, se harían toda clase de comentarios, en los que quedaría clara mi posición de cornudo, y sinceramente, ese tipo de cosas me encantaban. Seguro que eso también las excitó a ellas y terminaron follando en casa de Mariola.

Así que a los nervios que llevaba por dentro y la tensión acumulada durante toda la semana, se unía un calentón considerable. Sin embargo, Claudia aparentaba estar relajada y serena, iba eligiendo canciones en su Spotify para reproducirlas a través del equipo del coche. Llevaba una sudadera gris de Adidas, un pantalón vaquero y unas zapatillas blancas. En nada tenía que ver a la que en unas horas iba a estar deslumbrante para la cita con Toni, ahora iba más casual, tarareando las canciones que elegía.

Me gustaba mucho el cambio que había dado Claudia, parecía otra mujer distinta, ya no era tan seria y cortante como hacía unos años, era como si tener sexo con otras personas le hubieran abierto la mente, y no sé qué tipo de hormonas liberará nuestro cuerpo cuando tenemos un orgasmo, pero Claudia estaba en su mejor momento. La piel le brillaba, estaba eufórica, feliz.

Ahora sí estaba plenamente satisfecha con su vida sexual.

A media tarde llegamos al lujoso hotel de cinco estrellas, había sido un capricho que yo me había permitido, y un regalo que quería darle a mi mujer. El hotel, a pesar de ser de corte clásico también contaba con Spa y había contratado un circuito para el día siguiente, a primera hora, antes de abandonar la habitación.

Al llegar allí nos quedamos impresionados, nunca habíamos estado en un hotel así, la habitación era tipo suite, muy grande y una completa delicia, el baño y la ducha estaban a parte del wc, tenía una tele enorme, una mesita redonda muy elegante con dos sillas y un lujoso sofá de tres plazas de color marrón clarito con dos cojines con tela de oro. Presidía la habitación una imponente cama con un cubre pies de color dorado y un gran cuadro de Goya en el cabecero de la cama. En la esquina había un sofá unipersonal antiguo mirando en dirección a la cama. En cuanto lo vi me imaginé allí sentado siendo testigo de cómo mi mujer y Toni follaban como salvajes.

―¡Dios mío, David!, menuda habitación, podría acostumbrarme a esto…

―Es lo que te mereces…

No le faltaba detalle, las lámparas de la mesilla, las cortinas, los adornos en las mesas, la minuciosa limpieza. Todo era de absoluto lujo. Claudia se dejó caer en la cama boca arriba con los brazos abiertos.

―¿Y dices que solo has reservado una noche? ―me preguntó Claudia en bromas.

Lo primero que hice fue llenar la bañera, me apetecía pasar un rato relajante con mi mujer antes del encuentro con Toni. Encendimos una vela, echamos espuma y estuvimos casi una hora allí metidos. Me senté detrás de Claudia, abrazándola, acariciando su estómago y sus pechos.

Quería que fuera un baño relajante, pero al final conseguí el efecto contrario y no pude evitar empalmarme bajo el agua. Por supuesto que Claudia se dio cuenta.

―¿Estás excitado?, llevas mucho tiempo queriendo quedar con Toni ―me preguntó.

―Sí, la verdad es que sí, estoy excitado y muy nervioso, además esta habitación es un marco incomparable, va a ser sublime verte con él en esa cama, ¿y tú cómo estás?

―Pues también un poco nerviosa, se me va a hacer raro quedar con él en persona, después de habernos conectado tantas veces a través de la cam… espero que vaya bien…

―Seguro que sí, ¿tienes ganas de follar con Toni?

―Shhhhhh, tranquilo, no corras, ahora vamos a disfrutar del baño, no quieras empezar tan pronto con esto o no vas a llegar a los postres me parece a mí… ―dijo Claudia echando la mano hacia atrás para agarrarme la polla―. Habrás cumplido lo que te mandé, ¿no?

―Sí, no me he corrido en toda la semana…

―Mmmmm, ¡muy bien!, eso me encanta, me gusta tenerte así porque luego lo disfrutas más…

―Eso espero, pero no creo que pueda aguantar mucho, en cuanto te vea con él me voy a correr encima…

―Entonces será mejor que pare… ―dijo Claudia soltándome la polla que me acariciaba con extremada suavidad.

Al finalizar el baño nos pegamos una ducha y yo me vestí esperando a que Claudia terminara de arreglarse dentro del baño. Cogí el móvil y tenía un mensaje de WhastApp de Toni, nos habíamos terminando dando los números de teléfono para una comunicación más fluida, yo creo que él todavía tenía dudas de que fuéramos a quedar realmente.

Toni 19:34

Estoy deseando conoceros por fin.

David 20:56

Nosotros también, Claudia ya está terminando de prepararse, en nada salimos para el restaurante.

Toni 20:56

Yo ya estoy, voy a darme una vuelta para despejarme un poco, ahora nos vemos, ¡qué nervios!

Unos minutos más tarde salió Claudia del baño, lista y maquillada.

―¡¡Joder, Claudia!!, estás espectacular.

―¿Te gusta?

―Claro, el vestido es precioso, sexy, pero elegante a la vez, te has vestido tal y como te pidió Toni.

―Sí, bueno, más o menos, él quería un vestido blanco y este fue el que más me gustó… creo que me queda muy bien, es difícil encontrar uno parecido sin que parezcas una fulana, pero este es precioso y de muy buen gusto, muy erótico, pero elegante a la vez… ―dijo dándose la vuelta frente al espejo para poder verse por detrás.

―¿Bien?, joder, Claudia, te hace un culo espectacular…

―Ya veo que te ha gustado, sí…

El vestido blanco de Claudia me recordaba un poco a Sharon Stone en Instinto Básico, era ajustado al cuerpo, pero no muy ceñido, la falda corta y llevaba los hombros y la espalda casi desnudos, con un poco de cuello alto que le daba un toque de elegancia y en los pies llevaba unos botines tobilleros con un buen taconazo.

Claudia iba a ser el centro de atención en cualquier sitio donde entráramos.

Cogimos un taxi que nos llevó hasta el restaurante, Claudia apenas podía andar con esos tacones, y llegamos puntuales a las diez. Había reservado yo y para que no desentonara con el resto de la noche había elegido un restaurante con mucha clase. La ocasión bien lo merecía.

Al entrar nos encontramos con Toni24, estaba sentado solo en una esquina de la barra ojeando el móvil. La primera impresión físicamente no fue buena y deseé que no fuera él cuando le vi. Al levantar la vista se nos quedó mirando y nos saludó con la mano antes de venir hacia nosotros.

―¿Toni? ―le pregunté sabiendo la respuesta.

―Sí y vosotros debéis de ser Claudia y David, tenía muchas ganas de conoceros.

Me estrechó la mano y le dio dos besos a mi mujer, que se quedó completamente fría. Y es que Claudia estaba pensando igual que yo. No esperábamos un Víctor de la vida, pero es que Toni era completamente lo opuesto. Sobre 1,75, muy delgado, cara estrecha, pelo casi rapado y unas gafas redondas con las que me recordaba a Mortadelo. Tendría sobre 35 años y llevaba una camisa de manga corta (siempre me han parecido horribles las camisas así), un pantalón vaquero normal y unas zapatillas blancas.

Si ese era su mejor vestuario, no quería imaginarme como sería el peor.

Sujetaba en la mano una cazadora vaquera azul y se le notaba muy nervioso. Entramos al restaurante y enseguida la gente estuvo pendiente de nosotros. Me imagino que se preguntarían quiénes eran esos tres que no pegaban nada. Claudia con su vestido blanco, yo con una americana, una elegante corbata blanca y mis mocasines relucientes y Toni que parecía el acomodador del cine.

Nos dispusieron en una elegante mesa con tres cubiertos. Yo estaba completamente descolocado y Claudia igual que yo apenas hablaba. Nos estaba costando asimilar que aquel tío fuera Toni24. Parecía una maldita broma pesada.

Podía haber sido solo feo, que lo era, y quizás no nos hubiera importado tanto, pero lo que nos tiraba para atrás era la actitud de Toni, no se parecía en nada al tío seguro que nos encontrábamos detrás de la cam, ahora delante de nosotros se le veían todas las costuras y las inseguridades y es que una mujer como Claudia imponía. Y mucho.

La cena fue un completo desastre, Toni tampoco era un buen conversador y nos costaba encontrar un tema con el que tener una comunicación fluida, había silencios incómodos en la mesa que se prolongaban demasiado en el tiempo. Por nuestras caras se dio cuenta de que la cosa no estaba yendo bien y yo creo que eso todavía le hundía más.

Por una vez tenía que dar la razón a Claudia. Ella me lo había advertido, no debíamos haber quedado con Toni, una cosa era en la cam y otra la realidad. Además, al verle en persona habíamos perdido a nuestro ciber amante. El morbo ya no iba a ser el mismo cuando nos conectáramos, ni tan siquiera parecido.

Dejé que pasara la cena, no sabía ni qué hacer, hablamos alguna cosa sin importancia, pero estaba claro que la cita no fluía. Estaba deseando que llegaran los postres y que terminara la dichosa cena. No me imaginaba a Claudia follando con aquel tío, después de más de seis años chateando con él, ahora parecíamos dos completos desconocidos y por supuesto no tuvimos ninguna química entre nosotros.

No entendía nada de lo que estaba pasando.

Antes de pagar, Toni se disculpó y se fue al baño, me imagino que sería para limpiarse el sudor que le corría por la frente desde hacía un buen rato, el hombre estaba totalmente superado por la situación, y una vez solos Claudia y yo nos miramos. No nos salían las palabras.

―No es lo que esperábamos, ¿verdad? ―pregunté yo.

―Pues no, no ha ido nada bien, ahora a ver cómo le decimos que no queremos seguir la cita…

―Supongo que ya se lo imaginará, pero bueno, tendremos que pasar el mal trago.

Levanté la mano para pedir la cuenta cuando pasó el camarero. Al menos me vi en la obligación moral de invitar yo. Cuando Toni regresó del baño ya había pagado y nos levantamos de la mesa. Fuimos con él andando hasta la entrada del restaurante y allí hablamos con él.

―Bueno, Toni, ha sido un placer conocerte, pero está claro que la cita no ha ido como esperábamos, creo que nos vamos a ir… solos… ―le dije yo.

Al pobre se le cambió la cara, parecía que no se lo esperaba.

―Nos ha gustado conocerte, pero…

―¿Ha sido por mí?, ¿he hecho algo mal? ―me preguntó.

―No, no es eso, no has hecho nada, pero bueno, no ha habido química entre nosotros…

―Estaba un poco nervioso y uno no está acostumbrado a estos restaurantes y este tipo de citas, pero yo creo que ahora va a mejorar la cosa… ―dijo Toni, que por primera vez durante la noche sacaba un poco de personalidad―. Después de tanto tiempo, tengo que reconocer que me ha impresionado mucho verte en persona, Claudia, eres incluso más guapa de lo que me imaginaba…

―Gracias ―le contestó mi mujer, que se mantenía distante en la conversación con los brazos cruzados.

―Seguro que en el hotel lo pasamos muy bien, os conozco perfectamente ―dijo Toni.

―No insistas, ya tenemos la decisión tomada, lo sentimos mucho y perdona por haberte hecho venir hasta aquí y hacerte perder el tiempo ―intervine yo.

―No pasa nada… da igual… bueno ya sabéis mi número de teléfono por si cambiáis de opinión, podéis llamarme en cualquier momento si os apetece que vaya a vuestra habitación, sigo queriendo follarte delante de tu marido… ―dijo dirigiéndose a Claudia―. Pero bueno, si no queréis pues nada… también me ha gustado conoceros.

Con un frío saludo de manos y dos besos a Claudia Toni salió del restaurante. Acabábamos de pasar un momento incómodo, no era agradable decirle a alguien que cancelábamos la cita, después de haber esperado por ella tanto tiempo, aunque me había encantado la reacción última de Toni y lo que nos había dicho y por la cara de Claudia a ella también le había gustado. No sé si habían sido las palabras finales, o lo que había dicho, o cómo lo había dicho, pero estaba claro que a Claudia le habían excitado esas palabras.

Ese es el Toni que nos hubiera gustado conocer desde el principio de la cita, pero quizás no le habíamos dado tiempo a que soltara los nervios iniciales. No todos tienen por qué ser como Víctor y tener una personalidad arrolladora. Claudia y yo nos quedamos allí, sin saber muy bien qué hacer, todavía era pronto, no serían ni las doce de la noche y lo último que nos apetecía era volvernos al hotel con las manos vacías.

―¿Salimos a tomar algo?, puede que no esté todo perdido, todavía podemos encontrarnos con alguien… no sé… ¿tienes el teléfono de Jan?

―Sí, lo tengo, pero no voy a llamarle, ¿qué pasa? ¿es que hoy tiene que follarme alguien?, ¿no podemos salir solos tú y yo y tomarnos una copa tranquilos?

―Sí, sí, perdona, es que pensé que tú querías…

―Vamos a algún sitio cerca y luego nos volvemos al hotel, no creo que pueda aguantar mucho tiempo de pie con estos tacones…

Nos acercamos andando hasta un bar cercano, no es que fuera el mejor sitio del mundo, pero para tomar una copa nos valía. Al llegar eché un vistazo al móvil y tenía un mensaje de Toni.

Toni 00:29

¿Qué ha pasado?, no entiendo nada…

Se lo enseñé a Claudia y puso cara de circunstancias.

―Pues no sé qué es lo que no entiende este tío… ―me dijo decepcionada.

Teníamos puestas muchas expectativas en esta cita y había sido un completo desastre. No nos había gustado nada del encuentro, ni el físico, ni la personalidad de Toni, ya hasta dudaba de que aquella polla de veinticuatro centímetros que habíamos visto tantas veces, fuera de él. Parecía increíble, no le pegaba nada.

―¿Qué hago, le contesto? ―pregunté a Claudia.

―Haz lo que quieras, en el fondo hasta me da un poco de pena.

―Espera, anda, que le voy a contestar, me sabe mal haberle dejado así…

David 00:34

Lo siento, es que no hemos tenido esa complicidad que se espera para este tipo de encuentros, no hemos congeniado cómo pensábamos. No ha sido por tu culpa, ni nada de eso. Lamentamos mucho haberte hecho perder el tiempo.

Toni 00:35

Yo pensé que la cena era una mera formalidad, no me imaginé que iba a pasar esto, en fin… me ha gustado conoceros, sobre todo a Claudia. Me ha parecido espectacular en persona y tú tienes pinta de ser muy buena gente…

Le enseñé el mensaje a Claudia y me dijo que estaba muy bien escrito. Al menos habíamos aclarado un poco las cosas. Nos acercamos a la barra y pedimos un par de copas, mi mujer estaba muy potente con ese vestido blanco y yo notaba cómo me miraban los tíos con envidia, supuse que pensando “¿quién es el cabronazo que está con esa pedazo de rubia?”.

Lo de Toni no había salido bien, pero quién sabe si podíamos conocer a alguien que nos arreglara la noche, todavía era pronto y Claudia había salido para que otro se la follara delante de mí y en Madrid había mucha gente que nos podía valer. A decir verdad, cualquiera estaría dispuesto a follarse a mi mujer. De eso no me cabía ninguna duda.

Mientras tomábamos la copa apoyados en la barra, estuvimos comentando entre risas la cita que habíamos tenido, ¡qué mal había ido!, es verdad que el pobre Toni estaba muy nervioso, pero, joder, yo también lo hubiera estado delante de una mujer como Claudia que de primeras impone mucho, habla claro y directo, con una voz muy autoritaria, con un intelecto elevado, mucha clase y un aspecto físico inmejorable.

Cualquiera hubiera estado intimidado delante de Claudia.

―Lo mejor es cuando al final te dijo que le gustaría follarte delante de mí, tengo que reconocer que me excité al escuchar esas palabras, ojalá hubiera actuado así desde el principio.

―Ya he visto que te ha gustado, te ha cambiado la cara… ―me dijo mi mujer.

Me acerqué a Claudia para acariciar su culo por encima del vestido.

―Es lo que tiene ser un cornudo… ―dije en su oído.

―¿De verdad te hubiera gustado verme follar con ese tío?, no me lo puedo creer…

―Yo no he dicho eso, he dicho que me han gustado sus palabras, no que me gustaría verte follar con él, me gustaría más verte con su polla, para ser más exactos… ¿por qué lo dices?, ¿no estarás cambiando de opinión?

―Yo no, ¿y tú?

―Ya no sé ni lo qué pensar, físicamente Toni no me ha gustado nada, pero solo de pensar que estás con él, uffffff… ahora me ha entrado curiosidad en verle… ¿tú crees que de verdad tendrá esa polla?

―Supongo que sí, lo hemos visto muchas veces por la cam, no creo que fuera un montaje, pero me pasa igual que a ti, ya tengo serias dudas…

―Si quieres quedamos con él y salimos de dudas…

―Tú lo que quieres es quedar con él, reconócelo al menos…

―Pues si te soy sincero, mientras estábamos con él no me atraía nada la idea de veros juntos, pero ahora según ha ido pasando el tiempo, es que es te veo con ese vestido y luego me acuerdo de él, ¡¡ese contraste!!, ¡es que no pegáis nada!, pero cuanto más lo pienso, ¡¡joder, yo creo que me daría morbo!!… ¿a ti no te gustaba nada de nada?

―Pues no.

―Bueno, Basilio tampoco es que sea un guaperas y eso no te ha impedido follar con él…

―Ya, pero es distinto, Basilio tiene otras cosas, además siempre va impecablemente vestido con sus trajes, tiene algo, la erótica del poder y además… es mi jefe, eso siempre da algo de morbo…

―Piensa todo lo que hemos hecho con Toni delante de la cam, lo que nos ha mandado hacer, ¡¡cómo hemos disfrutado!!, lo mismo la cena ha ido muy mal, pero luego durante el sexo…

―Para, para, que te estás viniendo arriba, creí que lo teníamos los dos claro, que no íbamos a hacer nada con ese tío, ¡¡¿pero tú le has visto bien?!!

―Sí, le he visto, claro que le he visto…

―Podía haber sido un tío normal… tampoco estábamos pidiendo tanto…

La conversación se estaba empezando a poner interesante, vi un atisbo de duda en Claudia y tenía que aprovecharlo como fuera. En un principio no me atraía la idea, pero con una copa encima y la mano en el culo de mi mujer desde hacía un rato ya no me parecía tan descabellado ver a Claudia follando con Toni.

Para eso habíamos ido a Madrid.

―Piénsalo bien, imagina a Toni en nuestra habitación de hotel, se sienta en la cama y se saca su pedazo de polla, ¿qué harías?

A Claudia empezó a darle la risa, casi se le atraganta el último trago de su copa.

―¿De qué te ríes?

―Jajajaja, lo siento, es que ha sido imaginarme a Toni en la habitación, sentado en nuestra cama y… parece de coña… es algo que me cuesta visualizar… ¿y tú ahora por qué tienes tantas ganas de quedar con él?, pensé que estábamos de acuerdo en que no había ido bien la cita.

―Puede que nos hayamos precipitado, quizás podríamos haber venido con él a tomar la copa y se hubiera soltado un poco más…

―Quizás, pero ya nunca lo sabremos…

―Tengo su teléfono, ya escuchaste lo que nos dijo, que si cambiamos de opinión que le llamáramos…

―No insistas, David, anda vamos a tomar otra copa…

Había quemado mi última bala, la cita con Toni no iba a ser posible, mi mujer ya lo tenía decidido, sin embargo, veía a Claudia con ganas de pasarlo bien, o quizás no perdía la esperanza de que algún tío ligara con ella. La noche madrileña nos había dado muy buenos momentos y Claudia se soltaba la melena cada vez que salíamos por la capital.

No tardamos en llegar a otro bar, este tenía mucho mejor ambiente que el anterior, aunque Claudia y yo desentonábamos un poco entre tanta juventud en camiseta y pantalones vaqueros. Lo que más me gusta de Madrid es que la gente no parece fijarse en esas cosas, allí cada uno va a su rollo, con sus pendientes, sus tatuajes, vestidos y peinados como les da la gana y se la suda como vaya el de al lado.

A pesar de todo, una mujer como Claudia, con ese vestido tan sensual, llamó la atención en el bar y pude ver como un grupo de chiquillos no le quitaban el ojo de encima a mi mujer mientras hablaban entre ellos.

―Creo que te están mirando aquellos chicos… ―le dije a Claudia apuntando con el vaso hacia el grupo de jovencitos.

―Pues me parece muy bien… ―contestó sin tan siquiera girarse.

Pedimos otra copa y tuvimos que echarnos a un lado porque no hacía más que llegar gente a la barra. Entre la multitud pudimos seguir charlando, yo miraba hacia los chicos, que no tendrían más de veinte años y ellos nos observaban detenidamente.

―Deja ya de mirarlos, pesado.

―Perdona, pero es que son muy descarados, son cuatro y bastante jovencitos.

―¿Y qué quieres que haga?, que miren lo que quieran, yo solo quiero tomarme una copa tranquila.

―Luego podemos ir a algún sitio en el que hayas estado alguna vez con Mariola, que haya gente un poco más mayor, quizás podríamos…

―David… no voy a ligar con nadie esta noche, no me apetece tontear con otro mientras tú nos miras con cara de vicioso, es una pena que no nos hayan salido los planes como queríamos, pero otro día será…

―Jo, Claudia, ¡qué putada!, hoy era una noche muy especial y tenía tantas ganas, me jode mucho lo de Toni, después de tenerlo todo tan preparado, de haber reservado esa habitación, de haber venido a Madrid… no quiero irme al hotel así…

―No te preocupes, algo se nos ocurrirá para pasarlo bien, ya me imagino cómo tienes que estar después de tantos días sin correrte… ―dijo Claudia acercándose a mí.

―Ufffff, Claudia, estoy que exploto…

―Ya me he dado cuenta, sí que tienes que estar cachondo para querer verme follar con un tío como Toni.

―Tampoco era tan feo.

―No, si ahora iba a ser Brad Pitt, ¡no te fastidia!

―Brad Pitt no, pero… bahhh, da igual… cuando quieras nos vamos al hotel.

―Tranquilo, no tengas prisa que me lo estoy pasando muy bien… déjame que me tome la copa sin prisas…

Me acerqué a ella y bajé la mano para tocarle el culo, no me costó mucho meterla bajo su falda y alcanzar su suave piel.

―Entonces, ¿no hay ninguna posibilidad de quedar con Toni?

―No, David, no insistas, parece que tienes tú más ganas que yo de quedar con él, ¿qué pasa?, que tanto hablar de ser su cornudo y tocarle la polla, ¿ahora tienes ganas de hacerlo?

―Nooooo, pero, ¿qué dices?

―¿No decías que querías hacerle una paja?, ¿o ahora ya no te pone? ―preguntó Claudia riéndose.

―No voy a hacer nada con ese…

―Ahhhh y yo sí que tengo que hacer algo con él… pues ahora a lo mejor me apetece ver cómo le haces una paja.

―¿Quieres que le haga una paja a Toni delante de ti?, ¿y después?, ¿harías tú algo con él?

―Jajajaja, eres capaz de cualquier cosa con tal de que te ponga los cuernos…

La conversación era un poco absurda, pero Claudia estaba cayendo en su propia trampa, además, yo sabía lo orgullosa que era mi mujer y si decía una cosa, generalmente la cumplía. Entonces me arriesgué. Era mi última bala.

―Está bien, quedamos con él y le hago una paja delante de ti… y luego ya lo que surja…

―Debes estar bromeando… ¿en serio harías eso?

―Si eso te pone, lo haría…

―Hombre, pues no es que me atraiga mucho la idea de ver a mi marido pajeando a ese tío.

―He chupado el arnés que colgaba de la cintura de tu mejor amiga y luego he dejado que me follara delante de ti… ¿eso sí te gustaba?

―Es distinto, además, ya es tarde, ¿qué vas a hacer ahora?, ¿vas a llamar a Toni y decirle que hemos cambiado de opinión?, bueno, que tú has cambiado de opinión y que quieres hacerle una paja delante de mí, pero que conmigo no va a pasar nada…

―Eso es exactamente lo que voy a hacer…

―No creo que te atrevas…

―¿Estás segura?, termina esa copa y vamos para fuera…

Claudia bajó la mano y comprobó lo empalmado que estaba. La idea de masturbar a Toni delante de ella me empezaba a dar un morbo terrible. Ese era el pequeño sacrificio que tendría que hacer, una manera de romper el hielo. Mi objetivo final, por supuesto, era que Toni terminara empalando a mi mujer con su gigantesca polla.

―¡Me parece increíble!, la tienes dura y todo…

Cogí el móvil y le mandé un WhastApp a Toni antes de salir del bar.

David 1:43

¿Estás despierto todavía?

Toni 1:43

Sí, casualmente me estaba haciendo una paja pensando en tu mujer.

David 1:44

Pues no te corras, hemos cambiado de idea, nos gustaría verte en el hotel…

Toni 1:44

¿En serio?, no quiero más juegos…

David 1.44

Sí, es en serio y perdona lo de antes, hotel… habitación 502

Enseñé los mensajes a Claudia y ella apuró su copa.

―A ver cómo le dices que solo quiero veros mientras le haces una paja, lo mismo no le sienta muy bien ―comentó Claudia.

―Se lo diré cuando llegué al hotel…

―¿Estás seguro de esto?, creo que no va a salir nada bien.

―Yo ya no sé… me cuesta pensar con claridad, pero vámonos ya… ―dije dando la mano a Claudia y arrastrándola entre la gente.

Salimos a la calle y cogimos un taxi que nos dejó en el hotel en apenas diez minutos. Claudia cruzó las piernas en el asiento de atrás y sacó un pequeño pintalabios para arreglarse mientras llegábamos. Yo estaba muy nervioso y Claudia me seguía el juego, con aparente normalidad. Era como si quisiera comprobar hasta dónde estaba dispuesto a llegar con tal de verla con otro hombre.

Y yo con lo caliente que estaba podría haber hecho cualquier cosa que me hubiera pedido.

Llegamos a la habitación y Claudia se sentó en la cama mientras ojeaba el móvil, yo no paraba de andar de un lado a otro de la habitación y a mi mujer parecía hacerle gracia verme así. Aunque todo era una apariencia, en el fondo sabía que ella también estaba excitada, sino no hubiera permitido que llamara a Toni.

Se moría de ganas por verle la polla, aunque fuera en mi mano.

Unos minutos más tarde escuchamos unos nudillos golpeando la puerta de nuestra habitación. Toc, toc. Luego me llegó un mensaje.

Toni 2:09

Ya estoy aquí…

44

Claudia dejó de mirar el móvil y se quedó expectante volviendo a cruzar las piernas, apoyó las manos en la cama y se echó ligeramente hacia atrás. Fui hasta la puerta, pero antes de que Toni entrara en la habitación salí yo al pasillo. Tenía que hablar con él.

―Hola, Toni…

―Hola, ¿pasa algo? ―me preguntó extrañado al ver que no le dejaba pasar.

―No, solo quiero hablar contigo antes, lo primero, disculpa otra vez, nos ha sabido muy mal dejarte así.

―A mí también, tenía muchas ganas de estar con vosotros.

―Aunque bueno, luego lo hemos estado hablando y… queremos intentarlo.

―¿Intentarlo?

―No quería decir eso, quería decir que hemos estado hablando de ti, y al final hemos decidido llamarte, pero…

―Sigo sin veros muy convencidos, no entiendo nada, cuando nos conectamos por la cam parece que no hay límites y ahora…

―Sí, de eso se trata, cuando estamos por cam tú tienes un comportamiento distinto, se te ve más seguro, sabes llevarnos por dónde nos gusta, pero esta noche estabas muy nervioso, apenas hablabas… no es lo que esperábamos de ti.

―Entiendo.

―Es solo por darte una sugerencia de más o menos lo que tienes que hacer, yo creo que lo tienes fácil, sabes perfectamente lo que nos gusta.

―Gracias por la recomendación, la verdad es que ahora estoy más tranquilo que durante la cena, además ni te imaginas las ganas que tengo de follarme a Claudia, me ha parecido una mujer de bandera, tienes mucha suerte de tener una mujer así y que además se preste a cumplir tus fantasías.

―Lo sé, solo una cosa antes de que entres, hemos estado hablando y… me da un poco de vergüenza esto…

―Venga, deibiz ―dijo utilizando mi nombre del chat―. Son muchos años hablando en privado, ¿ahora te va a dar vergüenza decirme algo?, dime de qué se trata…

―Verás, hemos estado hablando y bueno, Claudia me ha puesto una condición para llamarte esta noche.

―¿Y esa condición es?

―Me ha pedido que te haga una paja delante de ella, luego ya lo que surja, pero no te puedo asegurar nada entre tú y ella…

―¿Así que tu mujer quiere ver cómo me haces una paja?

―Sí.

―Nunca me ha tocado un hombre.

―Yo tampoco he tocado a ninguno…

―No tengo problema, si es lo que quiere Claudia, acepto…

―Está bien, pues nada más… solo era eso…

Pasamos dentro de la habitación y Claudia seguía en la misma posición en la que le había dejado, sentada en la cama y con las piernas cruzadas. Toni entró con su cazadora vaquera y se quedó con la boca abierta cuando vio el interior de la habitación.

Me pregunté si el escenario no se le iba a quedar grande, el pobre Toni me recordaba un torero que iba a torear por primera vez en una plaza grande, llena de gente, y la presión que eso le iba a suponer. Se quedó de pie, sin saber qué hacer, mirando hacia mi mujer.

―Hola, Claudia.

―Hola.

―Ya me ha dicho el cornudo lo que quieres, por mí no hay problema.

Al menos Toni empezaba fuerte. Se notaba en sus gestos y en el habla un pequeño enfado, le había sentado mal que le dejáramos tirado después de la cena y ese plus de cabreo yo creo que le venía muy bien a lo que Claudia esperaba de él. Eso potenciaba su personalidad.

Se acercó a un metro de mi mujer y comenzó a desvestirse sin que nadie le dijera nada. Primero la cazadora, las zapatillas blancas, la camisa de manga corta y por último el pantalón vaquero, que se sacó junto con los calzoncillos.

Yo estaba detrás de él y pude ver su huesudo culo, pero al dar dos pasos hacia delante me fijé en Claudia, ella no podía dejar de mirar lo que le colgaba a Toni entre las piernas. Efectivamente, su poderosa y enorme polla estaba en toda su plenitud, lucía una tremenda empalmada y ni tan siquiera se la tenía que sujetar con la mano para que aquella verga apuntara hacia arriba.

El contraste de Toni con su miembro era brutal. Un tío feo, extremadamente delgado, con una polla tan grande y dura en la que se le marcaban las venas como si fuera a explotar. Me di cuenta de que eso es lo que le daba confianza en sí mismo. No necesitaba nada más, en cuanto se la sacaba, se le iban todos los miedos e inseguridades que pudiera tener por su aspecto físico.

―¿Te la esperabas así? ―le preguntó Toni a Claudia sujetándosela con la mano.

Mi mujer no le contestó, solo siguió mirando detenidamente su polla, parecía que no había nada más en la habitación. El tiempo se había detenido para ella.

Las cartas estaban sobre la mesa, pero era una partida donde estaban marcadas y eso era una gran ventaja para Toni que sabía lo que nos gustaba y lo que nos ponía calientes. Por supuesto que conocía el dato de que yo llevaba una semana sin correrme y Claudia intentaba aparentar serenidad allí sentada en la cama, pero no lo podía disimular.

Mi mujer estaba excitadísima y se le notaba mucho. Y claro, Toni también se percató de ello.

―Pues cuando quieras, cornudo, querías hacerme una paja delante de esta zorra, ¿no?, pues es toda tuya ―me dijo Toni sacudiéndose la polla y luego soltándola haciendo que se quedara botando arriba y abajo unos segundos.

Ahora era mi turno, todas las miradas estaban puestas en mí, con calma me quité la americana, dejándola en una silla y me arremangué la camisa blanca. Estaba muy nervioso, siempre había fantaseado con tener una polla en mis manos, pero ahora, llegado el momento, estaba impresionado. Una cosa era la fantasía y otra hacerla realidad.

Además se daban dos circunstancias que hacían que mi primera paja fuera particular, una es que la iba a hacer en presencia de mi mujer y la otra es que la polla de Toni era de un tamaño descomunal. Aquella verga empalmada imponía mucho.

Me acerqué temblando hasta Toni, entonces Claudia, como si me estuviera leyendo el pensamiento me ordenó.

―Desnúdate tú también…

Lo primero que se me vino a la cabeza fue la imagen de las dos pollas casi juntas, la comparación iba a ser vergonzosa y humillante para mí, pero vi en la cara de Claudia que eso era precisamente lo que quería.

Humillarme para ponerme todavía más cachondo.

Toni seguía expectante, de pie frente a mi mujer, su erección no se había bajado ni un ápice, estar mirando a Claudia era su mejor afrodisíaco, estaba claro que le ponía ver a semejante rubia sentada en la cama, dispuesta a ver el espectáculo. Yo me quité los pantalones y dudé si bajarme el slip. Otra vez, Claudia pareció leerme el pensamiento.

―Quítatelo todo…

No me quedó más remedio que hacerlo. Yo también la tenía dura, pero me sentí ridículo cuando me acerqué a Toni. Claudia nos miraba atentamente y cruzó las piernas hacia el otro lado en un gesto muy sensual.

―Por detrás, ponte detrás de él, quiero verlo bien… ―me dijo Claudia.

Hice lo que me pedía y me puse a la espalda de Toni intentando no rozarle el culo. Estiré el brazo y cerré los ojos cuando sentí algo duro, luego abrí la mano y la cerré sobre su tronco, apenas podía juntar los dedos de lo gorda y grande que era. Estaba tocando mi primera polla.

―¡Pajéale, cornudo! ―me mandó Claudia.

Y yo moví la mano hacia atrás y hacia delante comenzando a hacerle una paja lenta. Aquello era una humillación muy placentera, no pensé que me iba a gustar tanto masturbar a otro tío delante de mi mujer, pero tengo que reconocer que me gustó. Y mucho.

―¡¡Mmmmmmm, no lo hace nada mal el cornudo!!, ¿te gusta ver a tu marido haciéndome una paja? ―preguntó Toni.

Pero Claudia no decía nada, solo nos seguía mirando mientras mi mano no paraba de trabajar. Me esforzaba en hacerlo lo mejor posible, intentaba sujetársela con firmeza y hacer el movimiento un poco rotatorio, había alcanzado un buen ritmo y por lo menos, parecía que le estaba gustando a Toni.

―¿Has visto cómo nos mira la zorra de tu mujer?, se muere de ganas por estar en tu lugar, pero primero tiene que hacerse la pija remilgada ―dijo Toni.

Claudia se pasó la lengua por los labios, parecía que se le estaban secando y volvió a deleitarnos con otro sensual cruce de piernas. Estaba claro que lo que hacía mi mujer era frotarse los muslos y ahora su cara era de vicio total. Claudia estaba disfrutando mucho viéndome cómo le hacía una paja a Toni.

Sin querer, le rocé con la polla un par de veces a Toni, intentaba no hacerlo, pero al estar detrás de él me costaba pajearle sin tocar sus glúteos, aunque eso no parecía afectarle, pues ni se inmutaba cada vez que lo hacía. Seguí masturbándole, tratando de no aumentar el ritmo, pero inconscientemente lo fui subiendo poco a poco, ahora Toni ya no podía disimular unos pequeños gemidos y su polla se hinchó todavía más, lo que me parecía imposible en un principio.

―¡¡Abre las piernas, acaríciate, zorra!! ―le ordenó Toni a mi mujer.

Y esta vez sí, Claudia reaccionó a lo que le pedía Toni y se recostó un poco hacia atrás en la cama.

―¡Abre las piernas!

Apoyó los dos pies en la cama, como la falda del vestido era tan corta pudimos ver su ropa interior desde nuestra posición. Unas preciosas braguitas negras que ya parecían estar mojadas.

―¡Tócate el coño, vamos, estás deseando hacerlo! ―le ordenó Toni que había tomado la iniciativa.

Sin dejar de mirarnos, Claudia bajó una mano para acariciarse por encima de las braguitas. Su cara se transformó en apenas unos segundos, le costaba mantener los ojos abiertos mientras se frotaba el coño.

―Vete allí y quítale las bragas, cornudo, quiero ver su coño… ―me dijo Toni,

Estaba claro que nuestro acompañante ya no tenía nada que ver con el que había empezado la noche timorato y sin saber qué decir. Ahora era el maestro de ceremonias y yo me sentí raro cuando le solté la polla, era tan gorda que se había quedado la forma en mi mano, tenía los dedos casi entumecidos y me costaba moverlos. Despacio me acerqué hasta donde estaba mi mujer, que se metía el dedo entre los labios vaginales hundiendo la tela en su interior. Claudia no me dijo nada cuando le fui bajando las braguitas tirando con suavidad por los laterales.

Durante unos segundos pude admirar su coño húmedo y enrojecido delante de mi cara. Olía fuerte a sexo, y Claudia no tardó ni dos segundos en volver a bajar la mano para tocarse directamente sus hinchados labios vaginales.

Toni se cogió la polla para pajearse delante de Claudia. Se miraban fijamente mientras se masturbaban a un metro de distancia, Toni de pie y mi mujer recostada sobre la cama. Aproveché ese momento para coger el móvil, necesitaba capturar esa instantánea, me situé por detrás, poniéndome de rodillas a un lado del flaco culo de Toni y activé el modo retrato de la cámara. Hice varias fotos, en unas salía en primer plano el culo y la polla de Toni totalmente desenfocados y al fondo Claudia, recostada sobre la cama, masturbándose, luego lo hice al contrario, un primer plano de la polla de Toni y al fondo desenfocada mi mujer.

Pero Toni quería que yo siguiera en el juego. Todavía no quería enfrentarse a solas con Claudia.

―¡Deja eso y vuelve aquí, cornudo, sigue pajeándome delante de tu mujercita, tengo que reconocer que me estaba gustando!, lo estabas haciendo muy bien…

La imagen de Claudia era impactante, nos mostraba el coño sin ningún pudor con el vestido subido, las piernas abiertas y los zapatos de tacón sobre el cubre camas. Yo reanudé la paja que le estaba haciendo a Toni y le volví a agarrar la polla que no había perdido un ápice de su dureza. Toni avanzó un par de pasos hasta llegar a la cama.

―¡¡Ufffff, tienes un coño precioso!!, como este siga pajeándome así me voy a correr encima de ti…

Inconscientemente aceleré el ritmo de la masturbación meneando su pollón a escasos centímetros de Claudia, entonces sentí el brazo de Toni que detenía el mío.

―¡¡Para o me corro!!

Se quedó unos segundos tratando de recomponerse, yo seguía aferrado a su polla, pero no movía el brazo, solo la tenía agarrada por la base. Toni bajó la mano e intentó acariciar el coño de Claudia, pero mi mujer se lo impidió apartándole con la rodilla.

―¡No me toques! ―gimió Claudia echando la cabeza hacia atrás sin dejar de masturbarse.

Parecía que mi mujer estaba a punto de correrse, yo no sabía qué hacer, estaba sujetando la polla de Toni mientras Claudia se pajeaba debajo de nosotros. En la habitación solo se escuchaban los gemidos de Claudia y el chapoteo de su coño, ella ya ni disimulaba, no le importaba que se oyeran sus flujos y se tocó los pechos por encima del vestido.

―¡¡Enséñanos las tetas!!, ¡¡quiero ver esas tetas gordas de niña pija que tienes!! ―dijo Toni.

Pero Claudia estaba tan concentrada en su tarea que apenas le hizo caso. Así que recurrió a mí.

―¡Desnúdala, cornudo!, ¡muéstrame las tetas de tu mujercita!

Le solté la polla a Toni y me agaché para hacer lo que me pedía, desabroché un pequeño broche que tenía el vestido por detrás del cuello y luego deslicé sus tirantes hacia los lados para bajárselos y dejar a Claudia en sujetador, ella también me dejó cuando se lo solté y comencé a sacárselo por los brazos.

Ahora Claudia estaba desnuda de cintura para arriba y Toni no podía dejar de mirar sus dos enormes tetas, pero ella seguía a lo suyo, los gemidos se incrementaron y me di cuenta que Claudia ya estaba a punto de llegar al orgasmo.

Entonces se detuvo y miró hacia arriba, la polla de Toni estaba sobre ella, cada vez más cerca de su cuerpo. Pude notar lo caliente que estaba Claudia con sus facciones desencajadas por el morbo.

―¿No vas a tocarme la polla?, te mueres de ganas de hacerlo… ―dijo Toni.

―Joder, si sigo así me voy a correr… ―gimió Claudia parando de masturbarse.

Yo estaba al lado de Toni, teníamos las pollas muy cerca la una de la otra y Claudia se dio cuenta del detalle, entonces, intenté ocultarme y di un paso hacia atrás. Claudia sonrió y se tapó la boca con la mano.

―¿De qué te ríes, zorra? ―le preguntó Toni.

―De este… ―respondió ella estirando un pie y apuntando en mi dirección―. Ahora le da vergüenza que veamos su pollita…

―Deja al cornudo, olvídate de él, ya sabemos lo patético que es, ahora estamos tú y yo… levántate y agárramela… ―dijo Toni sacudiéndosela delante de ella.

Con tranquilidad, Claudia se sentó en la cama subiéndose los tirantes del vestido para volver a cubrirse las tetas y se alisó la falda. Se notaba que no llevaba sujetador y se le marcaba perfectamente el contorno de sus pechos, que botaron libres cuando ella se levantó de la cama.

Claudia estaba frente a frente con Toni, con los tacones era un poco más bajita que él, pero no mucho más, aun así, aquella polla era tan grande que apuntaba hacia arriba y casi le llegaba a la altura de sus tetas. Si hubiera estado desnuda, le hubiera rozado los pezones con su morado capullo.

Mi mujer miró hacia abajo, deseando agarrar la polla de aquel tío, que seguía estando nervioso. Las gotas de sudor le corrían por la frente e incluso se le habían empañado las gafas, Toni estaba tan alterado que parecía que en cualquier momento iba a desmayarse, entonces Claudia abrió la mano y la puso en medio de su enorme tronco. La polla de Toni palpitó involuntariamente cuando sintió el tacto de Claudia directamente sobre él.

La imagen era sublime, la pequeña mano de Claudia sujetando semejante verga, cerró los dedos sobre su polla, pero apenas abarcaba la mitad de su diámetro. Lo que más me gustó fue la cara de vicio que puso Claudia cuando empezó a arrastrar la piel de su verga delante y atrás mirando como hipnotizada.

Eso pareció enloquecer más a Toni que intentó besar a mi mujer, pero Claudia le retiró la cara aumentando el ritmo de su paja.

―¿No quieres besarme, zorra? ―dijo Toni jadeando.

Por intentarlo no iba a ser, lo siguiente que hizo Toni fue bajar las manos para ponerlas sobre el culo de Claudia, que le dejó que manoseara sus glúteos e incluso le permitió que las metiera bajo su corta falda. Recordé que mi mujer no tenía braguitas por lo que Toni ya le estaba acariciando el culo sobre la piel.

―¡Joder, qué culito!, ¡¡la de veces que he soñado con esto!! ―gimoteó Toni.

Intentó de nuevo besar a Claudia y ella no se lo permitió, entrando en una especie de forcejeo donde Toni trataba de buscar sus labios y Claudia se los negaba, enloqueciendo más a Toni que iba posando sus labios en todo lo que pillaba por el camino. Las mejillas, el pelo y las orejas de mi mujer fueron babeadas por Toni, en su intento de besarse con Claudia.

Me puse frente a ellos para ver mejor la escena, Claudia cada vez se la meneaba más rápido y se le había subido el vestido, por lo que podía ver las manos de Toni estrujando su culo con ganas, clavándole los dedos en los glúteos.

―¡¡No puedo más!!, ¡¡voy a correrme, voy a correrme, Claudia, me corro!! ―dijo Toni apoyando la cabeza sobre el hombro de mi mujer y dejándose llevar.

El que también iba a correrse era yo, desnudo delante de ellos no me había hecho falta ni tocármela para estar a punto. Lo que no me esperaba era lo que hizo Claudia, que soltó la polla de Toni y le dio la mano para llevarle a un lado de la habitación. Yo no sabía que es lo que pretendía mi mujer, pero enseguida lo comprendí.

Quería apreciar la corrida de Toni, pero sin que manchara su vestido. Le llevó hasta la lujosa mesa negra de cristal que había debajo de la tele y se puso detrás de él, estiró el brazo para agarrarle la polla y comenzó a pajearle a toda velocidad, mientras le daba pequeños besos en el hombro.

―¡Quiero ver cómo te corres, cerdo! ―le dijo mi mujer con voz autoritaria.

A punto de llegar al orgasmo, Claudia dejó que Toni echara la mano hacia atrás para acariciar de nuevo su culo, me gustaba mucho la escena, viendo a mi mujer detrás de Toni meneándosela a toda velocidad sobre la mesa de cristal. Rápidamente me puse a su lado y yo también comencé a pajearme junto a Toni que cerró los ojos y se puso de puntillas.

―¡Ahhhggggg, ahggggg, voy a corrermeeeeee!

Y su polla explotó mientras la pequeña mano de mi mujer seguía meneándosela con firmeza y a un ritmo considerable. Un potente disparó atravesó la mesa estrellándose contra la pared y casi al instante yo también llegué al orgasmo corriéndonos los dos a la vez. La diferencia entre Toni y yo era hasta graciosa, los disparos de él impactaban con violencia contra la pared e iban creando unos hilos de semen que atravesaban por completo la mesa negra de cristal, por contra yo apenas llegaba hasta la mitad y mis últimos coletazos cayeron hacia abajo formando un pequeño charquito debajo de mí.

Incluso después de correrse Claudia se la siguió meneando con suavidad, golpeando con su dura polla sobre la mesa de cristal.

―¡¡Diossss, qué bueno!! ―dijo Toni echando la cabeza hacia atrás.

Poco a poco su miembro fue perdiendo dureza, pero mi mujer no se la soltaba, parecía pegada a esa polla. Estaba embriagada con ese trozo caliente de carne palpitando en su mano. Cuando por fin se la soltó se miró los dedos, estaban manchados y los abrió formando un hilo de semen que les unía.

Sin decir nada, dejó solo al pobre Toni de espaldas sobre la mesa, y a mí, que también seguía desnudo a su lado después de haberme corrido. Claudia se agachó sobre nuestra maleta y cogió una pequeña caja, me supuse que era el conjuntito que se había comprado con Mariola para esta noche tan especial.

Antes de meterse al baño se dirigió a mí, noté en su voz lo caliente que estaba, ella todavía no se había corrido y se había puesto demasiado cachonda masturbando el pollón de Toni.

―¡Haz que se le vuelva a poner dura! ―me pidió Claudia cerrando la puerta del baño.

45

Me quedé a solas con Toni, la imagen era curiosa, los dos desnudos, con nuestras lefadas delante de nosotros. Toni parecía satisfecho y ya no estaba tan enfadado como cuando llegó al hotel, estiró la mano poniéndola frente a mí.

―Me ha gustado mucho haberte conocido después de tantos años.

―Lo mismo digo ―dije estrechándole la mano.

―¡Ha sido increíble!, no imaginé que iba a hacer nada con vosotros, supongo que no hará falta que te diga la suerte que has tenido con una mujer como Claudia, casi ninguna haría lo que está haciendo ella, cumpliendo tus fantasías y satisfaciendo sus deseos…

―Lo sé… nunca creía que íbamos a hacer nada parecido.

―Recuerdo cuando empezamos a chatear hace, ¿cuántos años?

―Más de seis…

―Joder, cómo pasa el tiempo, pues recuerdo esos momentos, cómo fantaseabas con que Claudia follara con otros y ahora mírate, te ha convertido en un señor cornudo…

―Yo tampoco pensé llegar a tanto, y menos con una mujer como Claudia.

―Ufffff, tío, ¡me ha encantado la paja que me ha hecho!…

Fuimos andando hasta la cama, Toni se sentó a los pies, donde antes había estado mi mujer masturbándose.

―A mí también me ha gustado ver cómo te la hacía…

―¿Y ahora dónde ha ido?

―Supongo que a ponerse guapa, el otro día se compró un conjunto de lencería para ti, estuvo en el centro comercial con Mariola, entre las dos eligieron el modelito que se va a poner…

―Mmmmmmm, me gusta que tu mujer se compre esas cosas para ponérselas conmigo, aunque… bueno da igual…

―No, dime, Toni, ¿qué pasa?

―Mira no soy tonto, me he dado cuenta de que físicamente no le atraigo mucho a Claudia…

―No, no es eso, si lo dices por lo de los besos y…

―No hace falta que disimules, tengo ojos y soy muy consciente de la situación, vosotros sois de otro nivel, de otra clase social, tan guapos, tan… perfectos… como te digo no soy tonto, sé que no le atraigo a Claudia, pero ahora está muy cachonda y le vuelve loca mi polla, así que lo voy a aprovechar…

―¿Lo vas a aprovechar?… no te entiendo…

―Sí, voy a follarme a Claudia, y tú vas a mirar cómo lo hago ―dijo recostándose hacia atrás y apoyando las manos en la cama―. Y más te vale que cuando salga la vuelva a tener dura, ya has escuchado lo que te ha pedido…

―¿Y qué se supone que tengo que hacer?

―Pareces nuevo, David, ¿tú qué crees que te ha pedido?, me parece a mí que tu mujercita quiere ver cómo me la chupas… ―dijo ofreciéndome el rabo que ya empezaba a estar bastante empalmado.

La invitación era muy golosa, su polla estaba húmeda y colgaba de ella unos pequeños hilillos de semen por todo el tronco hasta su vello púbico. Sinceramente, después de haberle pajeado me daba igual hacerlo, no me cuestionaba para nada mi sexualidad, solo se trataba de disfrutar al máximo de una buena sesión de sexo, pero reconozco que me dio vergüenza, por unos segundos pensé qué es lo que pensaría Claudia de mí si salía del baño y me veía allí de rodillas, chupándole la polla a Toni.

Me acerqué despacio a él, tampoco creí que fuera necesario que le mamara la polla para ponérsela dura, poco a poco aquello había ido cogiendo forma y Toni ya estaba bastante empalmado, pero se notaba que le había gustado que le hiciera la paja delante de mi mujer y ahora, para humillarme todavía más, quería que se la chupara.

Alargué el brazo y le cogí la polla, le pegué un par de sacudidas e inmediatamente me di cuenta de que ya estaba listo, pero aun así le seguí masturbando, llevaba tanto tiempo queriendo tener una verga caliente en la mano que ahora no quería parar.

Jamás pensé que pajear a otro tío me iba a gustar tanto.

Ni tan siquiera me di cuenta cuando Claudia salió del baño. Solo vi que Toni estaba sonriendo por encima de mi cabeza y al girarme me encontré a mi mujer detrás de mí viendo la escena. Me quedé mirándola sin soltar el miembro de Toni, Claudia se había puesto un conjunto muy simple y bonito de Women’s Secret de color azul cobalto, lo que le daba un toque sensual, nada recargado. Tan solo llevaba un sujetador tipo corsé, las braguitas de encaje con una pequeña tira por los laterales y los zapatos de tacón.

―Vaya, parece que mi marido le ha cogido el gusto a las pollas… ―dijo Claudia.

―Eso parece, está deseando chupármela… aunque preferiría que lo hicieras tú ―dijo Toni.

Me dio tanta vergüenza el comentario de mi mujer que me separé de Toni, soltándole la polla como si me quemara, escuché el ruido de los tacones avanzando hacia la cama y Claudia se quedó de pie junto a él, que seguía sentado al borde de la cama, luciendo orgulloso su poderosa erección.

―Estás muy guapa y me halaga que te hayas comprado eso para mí, pero ahora te lo vas a quitar, no he venido hasta aquí para verte así, quiero verte las tetas y el coño ese de pija que tienes, ¡desnúdate, zorra!

Con tranquilidad, Claudia se desabrochó el sujetador y lo dejó caer al suelo. Se quedó mirando a Toni con los brazos en jarra.

―¡¡Joder, qué tetas tienes!!, ¿mucho mejor así, verdad, cornudo? ―me dijo Toni.

Acto seguido, Claudia se fue bajando las braguitas, y tuvo que apoyarse en el muslo de Toni para no caerse, levantó los pies para sacárselas, intentando que no se le engancharan con el tacón.

―Mmmmmm, delicioso, los zapatos puedes dejártelos si quieres, me gustan mucho, así pareces más pija… y más zorra… desnuda y con zapatos, mmmmmm…

Cada palabra que Toni decía encendía más y más a Claudia que se sentó en una de las huesudas piernas de él restregando el coño contra su muslo. Luego le agarró la polla con las dos manos, pero todavía le sobraba otro trozo por arriba. Mi mujer hubiera necesitado cuatro manos para abarcarle todo el tronco.

Comenzó a pajearle mientras le miraba a los ojos, una paja a dos manos que hizo que a mí también se me empezara a poner dura y me senté en el sillón que estaba en un lateral, a unos dos metros de distancia.

Con mucho miedo de volver a ser rechazado, Toni estiró la mano y se acercó despacio a los pechos de mi mujer, que no dijo nada cuando él empezó a amasar sus dos tetazas, Claudia se retorcía sobre su muslo frotándose a la vez que se mordía los labios sin dejar de mirar a Toni, que envalentonado intentó besar a mi mujer, pero Claudia le retiró la boca de nuevo.

―¿No quieres besarme?, vienes aquí, te sientas en mis piernas, me coges la polla y después me niegas la boca… ¡hay que ser zorra! ―dijo Toni,

No quedaba mucho para ver lo que llevaba tanto tiempo deseando, ella seguía restregándose contra su pierna, moviéndose más rápido, había soltado una mano de su polla para agarrarse a Toni por el cuello y él seguía sobando sus tetas y el culo de mi mujer, hasta que le soltó un pequeño azote.

Si seguían así Claudia iba a correrse, pero Toni no se lo iba a permitir, le había hecho llegar al orgasmo muchas veces a través de la cam y sabía perfectamente lo que tenía que hacer con mi mujer para proporcionarle el placer más absoluto. De repente le cogió a Claudia por las asilas y a pesar de lo delgado que estaba, demostró tener mucha fuerza, lanzándola contra la cama como si fuera una muñeca.

Ella quedó boca arriba y Toni sin perder el tiempo, se metió entre sus piernas acercando su polla al coño de Claudia en un misionero clásico, se dejó caer un poco y los labios vaginales de mi mujer abrazaron el venoso tronco de Toni. Ese ligero contacto ya la hizo gemir. Claudia se agarró con fuerza a los brazos de él, abriéndose de piernas todo lo que pudo.

Se estaba ofreciendo para ser follada.

El huesudo cuerpo de Toni estaba sobre mi mujer, pero se movía leeeeeentamente frotándose con ella, en un vaivén rítmico que estaba enloqueciendo a Claudia. Ella misma le agarró la polla para intentar acomodarla a la entrada de su coño.

―¿Ya quieres que te la meta?, lo que pasa es que con las putas hay que ponerse condón, a saber quién te ha follado antes que yo… ―dijo Toni intentando provocar a mi mujer―. ¿Te han follado muchos tíos?, no me extrañaría, con esa cara de pija viciosa que tienes…

Yo me masturbaba lo más despacio posible viendo a los dos tumbados en la lujosa cama, no quería correrme tan pronto, al menos hasta que Toni se la metiera. Me moría por ver esos veinticuatro centímetros de polla insertados en el dulce coño de Claudia. Desde mi posición veía lo mojada que estaba, le salía un pequeño hilo de humedad que la verga de Toni desplazaba hacia la colcha cada vez que hacía el movimiento descendente.

―¡Nunca había conocido a una tía que se mojara tanto! ¡¡Tengo la polla empapada!!

El muy cabrón se lo estaba haciendo desear, se estaba vengando de Claudia por no haberle permitido mancillar su boca, era su pequeño castigo, tener así a mi mujer, agarrada con fuerza a sus brazos y abierta de piernas suplicándole con el movimiento de sus caderas que por fin se la metiera, pero orgullosa se resistía a pedírselo. No podía rebajarse tanto, con un adefesio como Toni.

―¡Cornudo, acércame un condón!, no quiero que tu mujercita sufra más, creo que si sigo así, se me va a correr encima…

Me quedé muy sorprendido, es algo que habíamos hablado y me extrañaba que Toni me pidiera un preservativo pudiendo follarse a Claudia a pelo. Estaba claro que a mi mujer le daba todo igual, solo deseaba tener su polla dentro, cuanto antes mejor y yo me puse a deambular por la habitación, sin saber dónde buscar.

―En mi cartera tengo alguno… están ahí, en la cazadora…

Sin perderles de vista, busqué su cartera en uno de sus bolsillos y en la zona de la billetera encontré tres condones. Toni seguía frotándose contra mi mujer que cerraba los ojos y movía las caderas desesperaba buscando que la penetraran. Cogí un preservativo y yo mismo lo saqué del envase. No quería que perdieran más tiempo.

Yo también estaba deseando ver cómo Toni se follaba a mi mujer.

Me acerqué hasta la cama y se lo di en la mano, él se colocó de rodillas sobre Claudia y con tranquilidad se enfundó el condón sobre la polla. No sé de qué tamaño los habría cogido, pero aquella goma era ridícula en semejante verga, apenas le llegaba a la mitad y lo había desenrollado por completo.

Ya preparado, volvió a tumbarse sobre Claudia, pero al primer contacto parece que hubo algo que no le gustó a mi mujer, Toni siguió restregándose unos segundos más y el condón poco a poco se le fue bajando. Tuvieron que parar para que Toni volviera a colocarlo en su sitio y cuando repitió el vaivén de nuevo se le bajó.

―¡¡Joder, puto condón!! ―dijo Toni poniéndose de rodillas y ajustándoselo sobre la polla.

―¡Vamos, deja eso y ven aquí de una puta vez! ―le dijo Claudia.

Expectante, me acerqué a ellos, había llegado el momento, sin embargo, Claudia bajó la mano y tiró del preservativo con rabia y lo lanzó donde estaba yo. El condón usado de Toni me cayó entre las piernas.

―¡Vamos, métemela! ―dijo Claudia.

―¿Quieres que te folle a pelo? ―preguntó Toni, regodeándose en su victoria a la vez que se frotaba un poquito más contra mi mujer.

―¡¡Sí, vamos… hazlo ya!! ―le suplicó Claudia prácticamente gimiendo.

La polla de Toni se quedó a la entrada de Claudia, él bajó la mano una última vez y se agarró la polla con fuerza para restregársela rápido entre los labios vaginales. Esto la hizo gemir muy alto y le proporcionó tanto placer que mi mujer tuvo que arquear la espalda. Desde mi posición se escuchaba perfectamente el chapoteo de su coño mientras Toni hacía vibrar su verga ahí abajo.

―¡¡¡Ahhhhhgggggg ahhhhhhgggggg!!!, vamoss, no puedo másssss, ¡¡¡fóllame, fóllame!!! ―chilló Claudia en una especie de orgasmo.

Finalmente Toni se dejó caer y besó la mejilla de Claudia, que gimió cuando sintió como la polla de él iba entrando lentamente en su interior. Tuvo que abrir la boca para poder respirar, para buscar aire, y ese momento lo aprovechó Toni para buscar sus labios. Ahora sí, Claudia le dejó hacer y Toni penetró la boca de mi mujer con su lengua.

Claudia, colmada de placer, le correspondió el beso, fundiéndose en un apasionado morreo mientras la polla de Toni le llenaba el coño. Tuve que ponerme detrás de ellos, a sus pies, quería ver en primer plano como aquella polla gigante entraba y salía del pequeño cuerpo de Claudia. Apenas dediqué unos segundos a coger el móvil y hacer un par de fotos, en las que se veía un primer plano de los cojones de Toni golpeando el coño de mi mujer.

A cada embestida Claudia gemía de forma potente, desde el principio se la estaba follando a buen ritmo, con movimientos amplios, haciendo que su polla saliera en toda su longitud para volver a entrar directa hasta el fondo de Claudia, que tuvo que agarrarse a sus brazos para intentar frenar su ímpetu.

Pero Toni estaba desatado, las tetas de Claudia bailaban arriba y abajo y él no le daba ni un poco de tregua, sabía que ya era el dominador de la situación y cuando quería bajaba la cabeza para volver a besarse con mi mujer, que le correspondía el morreo sin dudar. Los gemidos de Claudia ahora eran pequeños grititos, cada vez más graves, y puso las manos en el escuchimizado culo de Toni para que él hundiera, todavía más, su polla hasta el fondo.

―¡¡Mira, cornudo, mira cómo me follo a tu mujercita!! ―anunció Toni.

―¡¡Mássssss, mássssssss… sigueeeeee… sigueeeeeeee… voy a correrme, ahhhhhhhggggg!! ―chilló Claudia.

El culo de Toni se volvió loco sobre el cuerpo de mi mujer y Claudia arqueó la espalda tensando todos sus músculos cuando sintió que le llegaba el orgasmo. El grito de placer de Claudia retumbó en la lujosa habitación.

―¡¡¡Ahhhhhhhhhggggggggggggg, sííííííííí!!!!!!!!!, ¡¡¡me corroooooo, me corroooo!!!

Ni un segundo se detuvo Toni, castigando sin piedad el delicado coño de Claudia. Cuando ella estuvo más tranquila, él dejó de apoyar las manos en la cama y se dejó caer sobre mi mujer, juntado sus cuerpos a la vez que le acariciaba las tetas. Luego buscó la boca de Claudia y se fundieron en un beso guarro y soez. La polla me palpitó cuando vi a Toni besándose con mi mujer, él sacaba la lengua de una manera muy extraña, casi ridícula y Claudia se la lamía como si fuera un helado.

―¡¡Me ha encantado hacer que te corras, cariño!! ―le dijo Toni, buscando un poco de complicidad con mi mujer.

No sabía si se había corrido, desde mi posición no me había parecido apreciar el orgasmo de él, además tampoco veía salir nada de semen del coño de mi mujer. Y se confirmaron mis sospechas cuando Toni se salió del interior de Claudia, quedándose de rodillas ante ella.

Su polla lucía grande, poderosa y brillaba completamente empapada, debido a los jugos de ella. Toni se la sujetaba con la mano, mostrándonos quien mandaba allí, Claudia estaba bajo sus rodillas temblando y relamiéndose de su orgasmo y yo estaba sentando en el sillón individual, masturbándome, observando cómo acababa de follarse a mi mujer.

Nos tenía a su merced y Toni nos conocía perfectamente. Ahora era su momento de gloria.

Se deslizó por el cuerpo de Claudia y puso su boca en las tetas de mi mujer, sacó la lengua y en un gesto asqueroso comenzó a babear sus pezones, metió su fina cara entre los pechos de Claudia, sintiendo el calor que emanaban, tenía que estar en la gloria con la cabeza metida en ese hueco y se puso a lamer el interior de sus tetas haciendo un ruidito raro de succión.

El cuerpo de Claudia estaba inerte en la cama para su completo disfrute, mi mujer después de haberse corrido no le iba a impedir hacer nada, y Toni se movía libre, acariciando sus muslos y el culo mientras seguía chupándole los pezones.

―¡Está deliciosa tu mujer!, ¡podría estar horas y horas con estas tetas!

Cuando se cansó fue bajando hacia abajo y le abrió las piernas para mirar con detenimiento su coño. Aspiró con fuerza el olor que emanaba y con suavidad le metió un par de dedos.

―¡¡Mmmmmmm, huele de maravilla aquí abajo!! ¡Y qué mojada está tu mujercita!, ¡¡nunca había tocado un coño así, te lo juro!! ―volvió a decirme.

Lo siguiente que hizo fue pasar la lengua por su raja varias veces y después metió el hocico en su coño a lo bestia, restregando la cara en la entrepierna de mi mujer. Jamás había visto nada parecido, ni tan guarro. Toni levantó la vista y me miró relamiéndose, tenía la cara llena de jugos, y hasta las gafas se le habían mojado. Se limpió la barbilla con el antebrazo, como si fuera un puto bárbaro y volvió a meter la cara ahí abajo.

Era muy extraño, no le estaba comiendo el coño a Claudia, bueno, puede que un poco sí, pero lo que estaba haciendo era frotar su cara en la humedad de Claudia, le pasaba la boca y la nariz restregándose contra su coño y mi mujer comenzó a mover sus caderas volviéndose loca de placer.

―¡¡Mmmmmm, me encanta esto, me encanta!! ―dijo Toni meneando la cara de lado a lado, como si estuviera diciendo que no, pero a toda velocidad.

Salió relamiéndose de allí abajo y me miró fijamente, se agarró la polla con la mano tumbándose en la cama boca arriba en línea conmigo.

―¡¡Ven aquí, súbete encima de mí!! ―le dijo a mi mujer con un pequeño azote en las piernas.

Claudia no sabía muy bien qué hacer, pero Toni agarró con fuerza el pequeño cuerpo de mi mujer y con habilidad le dio la vuelta pasando una pierna sobre su cabeza, Claudia fue bajando poco a poco hasta plantar su coño sobre la boca de Toni y ella se quedó frente a mí con la polla de Toni pegada a su boca.

Estaban a punto de hacer un 69.

Nos quedamos mirando unos segundos Claudia y yo, pero ella no pudo evitar cerrar los ojos cuando Toni se puso a lamerle el coño. Con cara de vicio abrió un poco los párpados, lo suficiente para ver como yo me estaba pajeando con la escena y Claudia sacó la lengua rodeando despacio el capullo de Toni. Su tremendo pollón estaba duro y parecía todavía más hinchado que cuando empezó la noche.

La mano de Claudia rodeó su tronco y siguió pasándole la lengua por toda la polla mientras me miraba fijamente. Tuve que soltármela para no correrme, rápidamente cogí el móvil y le hice un par de fotos a mi mujer con aquella tranca en la boca. Claudia ya no era consciente de lo que pasaba, se movía básicamente por su instinto, y se apartó el pelo de la cara abriendo la boca el máximo que podía para metérsela dentro.

Por más que lo intentaba, apenas lograba introducirse solo el capullo de Toni, con la mano se ayudaba y le pajeaba el tronco moviendo toda la piel arriba y abajo, pero cada poco tenía que sacársela de la boca para poder respirar, momento que aprovechaba para mirarme a los ojos y provocarme mientras le pasaba la lengua por la zona del frenillo. Las manos de Toni estaban en el culo de mi mujer, abriendo sus cachetes, tenía que estar poniéndose las botas chupando su coñito y él comenzó a mover las caderas intentando penetrar la boca de Claudia. Yo no quería masturbarme, tenía que durar un poco más. Estaba disfrutando como nunca en aquel sillón de lujo.

Supuse que Toni estaba a punto de correrse y me imaginé ese pollón escupiendo su leche por la cara de mi mujer. Sin embargo, Toni no quería terminar así y le pegó un pequeño cachete en el culo para salirse de debajo de ella reptando con mucha agilidad.

―No te muevas… ―le ordenó Toni a mi mujer.

Claudia se quedó a cuatro patas en la misma posición que estaba y Toni se colocó de rodillas detrás de ella. Ahora el que me miró a los ojos fue Toni y sujetándose la polla con la mano comenzó a golpear con ella los glúteos de mi mujer.

―¿Quieres que vuelva a follarme a tu mujercita, cornudo?

Me agarré a los reposa brazos para echarme un poco hacia atrás, estaba intimidado con la escena que mis ojos estaban presenciando y Claudia se me quedó mirando con la boca entreabierta y sus tetas colgado, esperando mi respuesta.

―¿Quieres ver cómo me la follo? ―volvió a preguntarme Toni.

El suave movimiento de cadera de Claudia buscando la polla de Toni hizo que mi pequeña colita palpitara de placer. Claudia miró hacia atrás rogándole con los ojos que se la metiera de una maldita vez, pero Toni quería oírmelo decir.

―¡¡Vamos fóllatela!!, ¡sí, métesela ya y hazme un puto cornudo! ―le grité yo.

Se sujetó la polla y se la fue clavando lentamente, desde mi posición no podía verlo, pero no hacía falta, solo había que ver cómo se le cambió la cara a mi mujer, transformándose en una mueca de placer y lujuria a la vez que abría la boca en un tremendo gemido. Toni le soltó un buen azote y la sujetó por las caderas antes de empezar un brutal mete y saca.

Los dos me miraban mientras follaban, lo estaban haciendo para mí, era un espectador de lujo de esa función privada y Toni castigaba sin piedad a Claudia hundiendo sus veinticuatro centímetros de polla dentro de ella. Avergonzado, humillado y cachondo les contemplaba follar sabiendo que en cualquier instante mi cuerpo diría basta y se me escaparía la corrida involuntariamente sin tan siquiera tocarme.

―¿Te gusta cornudo, te gusta? ―me preguntó Toni.

―Sí, me gusta mucho, vamos sigueee… ¡¡fóllatela, joder!!…

Me puse de pie para verlos bien, quería cambiar un poco la perspectiva del polvo y me situé a su lado, estiré la mano y la puse sobre la espalda de Claudia, me encantaba como se movía delante y atrás a cada embestida de Toni. Mi mujer gemía escandalosamente, con la cabeza agachada, y sus tetas se bamboleaban ya descontroladamente mientras Toni se la follaba cada vez más deprisa.

―¡Voy a correrme, sigueeee, sigueeee, voy a corrermeeee…!! ―exclamó Claudia.

Y Toni aumentó más la velocidad de sus embestidas haciendo que mi mujer llegara a un nuevo orgasmo.

―¡¡Ahhhhhhhhhhggggggggggg, sííííííí, ahhhhhhhgggggggggggggg, diossssssss!!!!! ―chilló Claudia.

Dicen que después de la tormenta llega la calma y Toni paró unos segundos para que Claudia descansara y cogiera fuerzas. Los gemidos de Claudia fueron bajando de intensidad y Toni le sacó la polla mostrándomela en todo su esplendor.

―¿Te ha gustado, cornudo? ―me preguntó Toni―. Pues ahora quiero que lo veas mejor…

No entendía qué es lo que me quería decir, pero Toni se adelantó a mis pensamientos. Se apartó un poco de Claudia ofreciéndome el hueco que quedaba entre las piernas de mi mujer.

―Túmbate aquí y pon la cara a la altura de su coño, quiero que veas en primer plano como entra mi polla, ¡voy a follármela otra vez!

Obediente hice lo que me pidió, me tumbé boca arriba bajo el cuerpo de Claudia y Toni se acercó poniéndose de rodillas ante mí. Tenía el coño de Claudia a apenas veinte centímetros y desde abajo vi como el pollón de Toni estaba a su entrada. Con los ojos abiertos como platos fui testigo de como iba penetrando a mi mujer, centímetro a centímetro, hasta que sus huevos golpearon el culo de Claudia. Luego se salió y cuando la tuvo fuera volvió a clavársela hasta el fondo.

Desde mi perspectiva era lo que más se veía, los cojones de Toni estrellándose contra los glúteos de mi mujer cada vez que la taladraba. Una y otra vez. La imagen era impactante, no exagero nada si digo que Claudia estaba tan mojada que a cada embestida de Toni me salpicaba la cara con sus flujos. ¡Era jodidamente alucinante!

En apenas dos minutos tenía la cara cubierta por los jugos de Claudia, y Toni seguía percutiendo el cuerpecito de mi mujer, que iba camino de un nuevo orgasmo.

―¿Te gusta lo que ves, cornudo?… ¿por qué no sacas la lengua y me comes un poco los huevos?

Ya me daba todo igual, levanté el cuello para intentar llegar a los testículos de Toni mientras se follaba a Claudia. Enseguida notó el calor de mi lengua rozando su bolsa escrotal y lo quiso compartir con mi mujer.

―¡¡Diossss, qué ricooo!!, ¿sabes que tu maridito me está comiendo los huevos? ―dijo soltando otro azote en el culo de Claudia.

Entonces su polla se salió del interior de mi mujer y cayó hacia abajo golpeándome en la cara, de repente me encontré con aquella verga pegada a mí y la primera reacción fue apartarme, pero Toni se la sujetó con la mano buscándome la boca.

―¡¡Toma, cornudo!!, ¿no te apetece chuparme un poco la polla?, mmmmmmmm…

Tuve que abrirla un poco y su capullo se coló entre mis labios. Al igual que había pasado con Claudia apenas me cabían unos centímetros de lo gorda que era, a pesar de todo, Toni me folló unos segundos la boca y pude sentir su sabor. Una mezcla a semen, pis y el interior de Claudia.

―No me queda mucho, ahora viene lo mejor para ti… voy a correrme dentro de tu mujercita y después va a caer todo en tu boca… y tú te lo tienes que tragar, como un buen cornudito…

Sabía que lo estaba diciendo completamente en serio, su polla volvió a penetrar a Claudia y la sujetó por las caderas para embestirla con fuerza. Desde allí abajo escuchaba los gemidos de mi mujer y el sonido de los huevos de Toni golpeando contra su cuerpo, Claudia seguía igual de empapada que antes y a casa sacudida me salpicaba la cara.

Estaban los dos a punto de correrse, y yo no pude más, me hubiera gustado esperar y terminar con ellos, pero los gemidos de Claudia y sus flujos cayéndome incesantemente por el rostro hicieron que mi polla explotara sin que nadie la tocara. Comencé a correrme sobre mi cuerpo, yo creo que ninguno de los dos se dio cuenta, pues Toni ya solo estaba pendiente de su orgasmo y Claudia estaba de espaldas a mí.

―¡¡Ya lo tengo, ya lo tengo, cornudo!!, ahhhhhhhhhhhggggggg sííííííííí, abre la boca… ahhhhhgggggg… ―gritó Toni.

Su polla empezó a vibrar y luego fue el cuerpo de Claudia el que tembló llegando a la vez a un nuevo orgasmo. Yo después de haberme corrido ya no estaba tan cachondo, pero no podía dejar de mirar la polla de Toni descargando dentro de mi mujer a la vez que palpitaba.

Entonces se retiró, dejando un enorme boquete en el coño de Claudia y su semen comenzó a fluir hacia abajo cayendo sin descanso en mi boca. Yo no podía hacer nada, excepto abrirla y dejar que su lefa me fuera entrando directamente hasta la garganta.

Toni se apartó para verlo bien, yo estaba sujetando las caderas de Claudia y no desperdiciaba ni una gota de la caliente corrida que salía de su interior.

―¡¡Muy bien, cornudo, límpiale el coño a tu mujercita!

Cuando dejó de caer semen busqué los labios vaginales con la lengua y Claudia al sentirme descendió las caderas poniendo su coño en mi boca. Se movió sobre mi lengua ronroneando de placer, Claudia no tenía límites. Todavía quería más.

Después se tumbó boca arriba con las piernas ligeramente abiertas y se apartó el pelo de la cara. Mi mujer estaba irreconocible, sudaba por la frente, sofocada, despeinada, tenía las tetas mojadas de saliva, el culo rojo por los azotes y de su coño no dejaba de salir un fluido que no sabía si era semen o su propia humedad.

―¡Ha sido la hostia!, ¿quieres que vuelva a follarte? ―preguntó Toni sentado en el sillón donde antes había estado yo.

Se levantó buscando un poco de agua en el mini bar de la habitación, su pollón le colgaba ahora flácido, pero seguía siendo inmensamente grande. Con su calva, su cara afilada y ese cuerpo tan delgado parecía cualquier cosa, mientras bebía del botellín como un salvaje.

Me quedé expectante entre las piernas de Claudia, tenía la cara llena de semen y mi aspecto también debía ser lamentable. Mi mujer me miró con cara de puta, sonrió al verme en ese estado y se levantó de la cama.

―¿Quieres que vuelva a follarte? ―le preguntó otra vez Toni.

Ella se acercó a él y sin decirle nada le arrebató la botella de agua de la mano bebiéndose la mitad de un solo trago. El agua se le resbalaba por las tetas, pero Claudia tenía mucha sed y quería demostrarle a Toni que ella también sabía comportarse de forma soez. Cuando terminó dejó la botella de cristal en la mesa y se abrazó con Toni fundiéndose en un apasionado morreo, mientras él sobaba su culo.

En medio de la habitación Claudia se agachó, poniéndose de rodillas y se metió su polla flácida en la boca, poniéndosela dura en un par de minutos. Luego volvieron a la cama y Toni se tumbó boca arriba para que Claudia pudiera cabalgarle. En esta ocasión me usaron de mamporrero y Toni me ordenó que le agarrara la polla para ponerla en el coño de mi mujer.

Durante el polvo yo me quedé a su lado haciéndome una paja, viendo como Claudia se movía sobre Toni, al que se le salió la polla cuatro o cinco veces y ahí estuve yo preparado para cogérsela y ponerla dentro de Claudia inmediatamente.

¡Es una puta gozada agarrarle la polla a otro tío para meterla en el coño de tu mujer!

Para terminar, él se puso de rodillas delante de Claudia y se pajeó con rapidez para correrse en su cara. Claudia exhausta y sin fuerzas se dejó hacer, no fue una corrida tan potente como las otras dos, pero todavía le soltó tres o cuatro lefazos que le atravesaron desde la barbilla hasta la frente. Luego se la metió en la boca haciendo que mi mujer le limpiara los últimos restos.

Con tranquilidad, Toni comenzó a vestirse, Claudia le pidió que nos dejara solos y él ya satisfecho después de su tercera corrida, entendió que era nuestro momento y se despidió de mí estrechándome la mano.

―Me ha gustado mucho conocerte, David, lo he pasado genial… ¡¡ha sido increíble lo de esta noche!!, cuando queráis repetimos, esta semana nos conectamos un día y lo hablamos un poco, si os parece bien… ―dijo inclinándose sobre Claudia para darle un pequeño pico en los labios.

Abandonó la habitación dejando a Claudia desnuda sobre la cama y con una buena corrida bañando su cara. Yo me levanté para ir al baño y limpiar a mi mujer.

―¿Dónde vas? ―me preguntó Claudia.

―A por un poco de papel…

―Deja eso y ven aquí…

―¿Qué pasa, Claudia? ―pregunté subiéndome a la cama.

―¡Ahora, fóllame tú! ―me dijo dejándose caer boca arriba.

―¿Estás segura?…

―Ven aquí y métemela…

Me puse sobre Claudia y con un simple misionero se la metí en el coño, no hace falta decir que después de haber estado horas follando con Toni mi mujer apenas sentía mi polla, pero Claudia, embriagada de placer y morbo, solo decía.

―¡¡Fóllame, fóllame!!

Hizo que lamiera su cara mientras me la follaba, limpiando la corrida de Toni, aquello me volvió loco y nos fundimos en un beso blanco, demasiado guarro, compartiendo el semen de nuestro amante, hasta que me corrí en su interior.

Para terminar la noche nos pegamos una ducha, los dos lo necesitábamos. La habitación parecía otra, el ambiente estaba muy cargado, la cama revuelta y las sábanas tenía humedades por todas partes. El encuentro con Toni había ido mucho mejor de lo esperado, tal y como había comenzado la noche.

No comentamos nada de si íbamos a volver a quedar con él o no. No era el momento. Después de la ducha, completamente exhaustos y satisfechos, nos tumbamos en la cama. Desnudos y abrazados y nos quedamos dormidos en apenas unos segundos.

46

El lunes después de su semana de vacaciones Claudia regresó al trabajo, tenía alguna cosilla pendiente y enseguida se puso al día. Se fijó en que no estaba Basilio, pero tampoco le dio importancia, era bastante habitual que faltara al trabajo o que llegara a la hora que le daba la gana. A media mañana se pasó por la cafetería y estuvo hablando con algún compañero de la Consejería, ya era casi oficial que el actual Consejero de Educación no iba a seguir en el puesto y se rumoreaba que Basilio le iba a suceder.

Cuando terminó de almorzar Claudia estuvo trabajando otro rato más y sobre la una de la tarde apagó el ordenador para ir a buscar a las niñas al cole. Mientras salía del edificio recibió una llamada de un número móvil desconocido.

―¿Diga?

―Hola, Claudia, soy Arturo… el Presidente…

―¿Arturo San Juan?

―Sí, claro, nada, perdona que te moleste, me gustaría hablar contigo, he concertado una reunión para mañana a las nueve aquí en mi despacho, ¿te viene bien?

―Ehhh, sí, claro, claro, bueno mañana trabajo, pero no creo que haya problemas porque llegue un poco tarde…

―Está bien, entonces hasta mañana, Claudia.

Se quedó sorprendida de que la llamara el mismísimo Presidente de la CCAA, y claro, no podía decirle que no. Claudia pensó que le iban a ofrecer algún puesto de trabajo, seguramente una dirección general dentro de la Consejería. “Basilio ya está moviendo los hilos”, pensó Claudia.

A las nueve menos cinco se presentó puntual a la cita, le dijo a la secretaria que habían quedado y esta hizo que esperara un par de minutos. En cuanto pasó a su despacho el Presidente se puso de pie y saludó a Claudia efusivamente con dos besos.

―Bueno, bueno, me alegro que estés aquí, Claudia, ya te imaginarás para qué te he llamado, toma asiento, por favor…

―Pues si le soy sincera, no tengo ni idea…

―Por favor, Claudia, primero tengo que darte la enhorabuena ―dijo estirando el brazo para darle la mano.

―La enhorabuena, ¿por qué?

―Jajaja, ¿en serio no te lo imaginas?, pues te he llamado porque te vamos a ofrecer el puesto de Consejera de Educación…

―¡¡¿Cómo dice?!!

―Sí, Claudia, lo hemos estado hablando y después del mandato de Emiliano pensamos que tú eres la persona idónea para sustituirle… en unos días harás la toma de posesión.

―Pero si todavía no he dicho que acepto…

―Pues claro que aceptas, no hay nada de qué hablar, reúnes todas características que buscábamos para ese puesto, no tenemos ninguna duda de que eres la persona idónea…

―Ufff, ¡no me lo creo todavía!, estoy en estado de shock…

―En cuanto tomes posesión deberás formar tu equipo y remodelar la Consejería como creas conveniente, tendrás que cambiar a los directores generales, nombrar asesores, chófer de confianza para tu coche oficial, todo ese tipo de cosas…

―¡Madre mía!, está bien, iremos poco a poco.

Según iba hablando el Presidente a ella ya le iban viniendo algunos nombres a la cabeza, enseguida pensó en Germán, el antiguo presidente del AMPA del colegio, sería un buen asesor en educación y en cuanto nombró al chófer se le vino a la cabeza Modou, le hizo gracia imaginarse al senegalés con traje y corbata conduciendo un A6. Y también se acordó de Basilio. No podía olvidarse de él.

―Está bien, acepto el puesto…

―No lo dudaba, Claudia.

―Eso sí, solo voy a poner una condición…

Al día siguiente Claudia acudió al trabajo, no había dicho nada, pero notaba que la gente la miraba de distinta manera, seguramente ya se había filtrado que ella iba a ser la próxima Consejera de Educación. En ese ambiente no se atrevió a levantar el culo de la silla y se mantuvo pegada al ordenador toda la jornada.

A última hora de la mañana irrumpió Basilio en su despacho y cerró la puerta con fuerza.

―¡Menuda sinvergüenza eres!, ¡qué calladito te lo tenías, puta!

―No te voy a permitir que vengas aquí a insultarme ―le respondió Claudia poniéndose de pie.

―Claro que me lo vas a permitir, te has ganado bien al viejo, ¿qué pasa?, ¿a él también se la chupas?, ¡pues claro que lo haces!, así has ascendido tan rápido…

―¡¡Sal de aquí ahora mismo, antes de que llame a la policía!!

―¿Y tú quién cojones te crees para vetarme en la Consejería?

―Pues me creo la próxima Consejera de Educación… y sí, les dije que para aceptar el puesto quería empezar con mi propio equipo y voy a prescindir de algunos…

―Prescindir, que palabra más bonita, llevo aquí toda la vida, para que ahora venga una zorra como tú y me ponga de patitas en la calle.

―Yo no quiero que te echen, pero si sigues con esa actitud lo mismo sí que acabas en la cola del paro…

―¡Eso te crees tú bonita!, tengo muchos amigos y no te va a gustar tenerme como enemigo…

―¡Eres patético, Basilio!, ¡lárgate de aquí y no vuelvas! ―dijo Claudia abriendo la puerta de su despacho.

Basilio se fue sin decir una sola palabra más y cuando Claudia se asomó a la puerta para cerrar se dio cuenta de que todos estaban pendientes de lo que pasaba. No le gustaba nada la escenita que acababa de montar Basilio, pero al volver a su silla sonrió. Al menos, la primera decisión que había tomado era correcta. No había tenido dudas, sabía que si dejaba a Basilio trabajando en la Consejería como Director General sería tener al enemigo en casa y no quería estar cubriéndose las espaldas continuamente, además no le gustaba los asuntos en los que su antiguo jefe estaba metido y ahora ella tendría que responder la primera si se producía un escándalo de corrupción en la Consejería. Así que esa fue su única petición para aceptar el cargo.

Que Basilio no siguiera en la Consejería de Educación.

Tampoco es que le fuera a dejar sin trabajo, con su experiencia política y los contactos que tenía no iban a tener problema en reubicarle en otro puesto, pero Claudia no quería verle más por el edificio. Quería empezar de cero con su propio equipo.

Yo también me emocioné mucho al ver como nombraban a Claudia Consejera de Educación de la CCAA. Sus padres lloraron cuando juró el cargo en un acto al que asistió toda la familia, amigos, entre ellos Mariola y hasta antiguos compañeros de trabajo, como el director del instituto, Don Pedro.

Claudia estaba radiante con un traje de chaqueta azul marino muy femenino, con una camiseta blanca y unos zapatos negros de tacón. Después fuimos a comer los familiares, invitados por mi suegro, Don Manuel.

Antes de salir hacia el restaurante, Claudia estuvo hablando con el antiguo director del instituto, él también estaba muy contento por el nombramiento de mi mujer. Se estuvieron poniendo un poco al día y al final Claudia le dijo que se pasara un día por casa para cenar.

―En cuanto esté asentada en el puesto, un día le llamo y se viene a cenar a casa, así charlamos más tranquilamente, ¿le parece, Don Pedro?

―Faltaría más, espero tú llamada, Claudia.

―Lo haré…

El día terminó en el restaurante, donde celebramos que mi mujer iba a ser la nueva Consejera de Educación. Yo estaba feliz y me alegraba mucho por ella profesionalmente hablando, pero también estaba algo decepcionado, ese nombramiento implicaba que mi vida de cornudo había llegado a su fin.

Supuse que los viajes a Madrid y los encuentros como el de Víctor, o el que habíamos tenido con Toni, habían terminado para siempre. Ahora Claudia era una política importante e iba a hacer todo lo posible por estar alejada de cualquier escándalo político. Al menos seguía confiando en que tuviéramos alguna cita con su amiga Mariola, cosa que también dudaba.

Se presentaba un verano extraño y después un futuro muy incierto.

47

Al final cumplió su palabra y cogió un avión para asistir a la boda de Judith. Víctor necesitaba desconectar un poco de Menorca, y regresar a Madrid para pasarse por su casa y poner varios asuntos al día.

Estaba muy a gusto en su papel de padre, pero su vida había cambiado mucho, ya no tenía la libertad que tanto anhelaba y ahora se pasaba el día cambiando pañales en casa de Coral. Así un día tras otro. Con Luz no había vuelto a tener contacto, aunque habían quedado que en cuanto regresara de Madrid se iban a poner con la decoración de su nuevo apartamento. Estaba muy emocionado ante la perspectiva de que Luz pasara muchas horas en su casa.

Estaba deseando volver a follársela.

La azafata del avión cruzó el pasillo ofreciéndoles algo de comer y el periódico. Víctor cogió la prensa que venía con una especie de suplemento por ser festivo. Antes de abrir el periódico le echó un vistazo a la revista donde venían cinco mujeres en la portada, con un titular que rezaba algo así como, “La educación a examen”, entrevistamos a cinco Consejeras de Educación ante el cambio educativo que se avecina.

Se quedó mirando detenidamente la portada, no podía creérselo, pero una de ellas era clavadita a Claudia, la tía que se estuvo follando delante de su marido. Impaciente abrió el suplemento y fue hasta donde empezaba al artículo. Allí iba nombrando a todas las mujeres, Eva Pedraza, Sandra… y la recientemente nombrada Consejera de Educación… Claudia Álvarez.

Sí, no había ninguna duda. Se había dejado crecer el pelo, pero era ella. Estuvo viendo una y otra vez las tres fotos en las que Claudia salía. No pudo evitar acordarse de los encuentros que había tenido con ella. Al final no habían terminado muy bien, pero seguía teniendo su número de móvil. Buscó en el chat de WhastApp y allí estaba Claudia. Ella había tratado de ponerse en contacto con él varias veces con un “hola, hola estás ahí, Víctor todo bien?, llámame”, pero todos sus mensajes se encontraron sin respuesta por su parte.

El último era de unos ocho meses atrás. Y ahora al verla en esa revista algo se le removió por dentro. Le excitó mucho la idea de volver a tener una cita con Claudia. Ahora sabía quién era y dónde trabajaba y le daba mucho morbo que Claudia fuera una política con un cargo tan importante. Se lo estuvo pensando unos minutos, pero al final se decidió. Cogió el móvil y le mandó un mensaje.

Víctor 11:12

Hola Claudia, ¿qué tal todo?, me gustaría hablar contigo…

Continuará…

(Ya disponible, Cornudo, Deseos salvajes I)

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s