ESRUZA
Si se pudiera escoger cómo morir,
escogería morir frente al mar,
sentada en la arena blanca
de mi playa imaginaria
que evoca un Nayar inexistente.
Admiraría el arco iris con sus bellos colores
y esperaría el atardecer, el anochecer
escuchando el rumor de las olas
recordando una madrugada, y
así quedarme dormida para siempre.
Quedarían mis huellas solitarias
sin otras huellas que me acompañen
porque desaparecieron hace tiempo.
Pero al quedarme dormida,
sentiría su presencia, siempre a mi lado,
porque sin estar, estará.