ISA HDEZ
Un día nueve de noviembre se enamoró
No podía dejar de quererla en su corazón
Reía con su boca de perlas y lo embrujaba
Adorarla y besarla era su inefable ilusión
Mirarla a sus ojos color miel lo arrebataba
Ideaba cuentos para contarle fantasías
Todas las noches la soñaba y la arropaba
Oía su respiración y se le erizaba la piel
Dormida como una diosa la contemplaba
En su alma solo habitaba su musa de luz
Viajaba en su universo para bajarle una estrella
Imaginaba versos y los adornaba con flores
Obedecía a su corazón y le transmitía su latir
La enaltecía como si fuera una princesa
Embellecía su estancia con ramos de violetas
Temblaba al rozar su piel de enamorada
Admiraba su melena amarilla como el oro
Sus bocas se unieron para toda la eternidad