MOISÉS ESTÉVEZ
- ¿Alquilar un coche?¿A dónde vamos a ir? –
La cocina, al igual que el apartamento, era pequeña, pero aún así
disponía de una mesa alta y multifuncional, donde Carlos lo mismo
desayunaba, como era el caso en ese momento, que cortaba cebollas, que
desplegaba sus libros para leer mientras cocinaba.
Los dos, tío y sobrina, sentados en sendos bancos, rojos y cómodos, se
miraban mientras iban llenando sus estómagos con las tortitas que él había
hecho, con mucho cariño, por cierto.
Carlos no sabía como iniciar el tema, un tema delicado pero que
inevitablemente tenían que abordar. Se le erizó el vello de todo el cuerpo y se
le heló el corazón cuando Noelia le dijo ayer lo de su embarazo. Desde ese
momento no había cruzado palabra con ella sobre el asunto. Pensó que sería
mejor que su sobrina tomara la iniciativa en ese sentido. - Te han salido buenísimas tito –
- Gracias princesa, me alegra que te gusten, ¿quieres más? –
- Te lo agradezco, pero me he quedado saciada. Un bocado más ya
sería gula – Bromeó Noelia con uno de los siete pecados capitales, con una
bellísima sonrisa y los labios llenos de sirope – - Que guapa y encantadora es y cuanto la quiero dios mío – Pensó
Carlos.
Recogieron los platos y las tazas y los fregaron entre los dos. Mientras
uno le daba al estropajo, la otra enjuagaba y secaba. Era evidente que el
tamaño del habitáculo no le daba para instalar un lavavajillas.
Noelia terminó de arreglarse y meter un par de cosas en su Kanken.
Carlos esperó sentado en el sofá tomándose una segunda taza de café y
fumándose un cigarrillo.
No podía quitarse de la cabeza lo del embarazo de su queridísima
sobrina y estaba perdiendo un poco la paciencia, y más viendo con la aparente
tranquilidad con la que ella se lo estaba tomando. - ¿Se lo has dicho a tus padres? – No pudo evitarlo.
- Todavía no – Respondió Noelia rápidamente, como si estuviera
esperando la pregunta – Hablaré con ellos a la vuelta. Espero no provocar una
situación demasiado incómoda y poder reconducir esto de la mejor manera
posible – - ¿Tú como estás?¿Cómo te sientes? – Preguntó Carlos.
- Bastante descolocada, es algo que no esperas que te ocurra. Además,
lo sé hace tan sólo cuatro días y todavía no me lo creo. Esperaba que el hablar
contigo y estar unos días por aquí me ayudase a pensar y aclararme un poco
las ideas – - Supongo entonces, por lo que me dices, que no sabes que decisión
vas a tomar – - ¿A qué te refieres?¿De si voy a tener el bebé o no? –
- Mas o menos –
- ¡Por supuesto que sí! ¡Eso lo tengo clarísimo! Creo que esto es lo más
grande, bonito y maravilloso que me pueda pasar en la vida. El único
inconveniente es que me hubiese gustado elegir el momento…