MOISÉS ESTÉVEZ
La reina Hacinom tomó la decisión de mandar sus tropas a las tierras del
sur para contener las hordas enemigas. Eran tiempos difíciles para gobernar un
reino que poco a poco se estaba desmoronando.
La muerte de su amado esposo, el rey, Isaac ‘El Incansable’, no hizo
más que acrecentar una crisis monárquica y territorial, territorios, por otro lado,
complicados de defender, puesto que sus diferentes enemigos apostados en
las fronteras del reino eran superiores en número y tecnología bélica.
Hacinom se metió en su armadura dispuesta a plantarse a lomos de su
portentoso caballo en primera línea de batalla, junto a sus oficiales y soldados.
Unidos defenderían lo que era de todos ellos, como proclamaba ‘El
Incansable’.
Tierras labradas y cuidadas por buena gente, trabajadora y honrada que
merecía que una reina derramara su sangre en el fragor la batalla, en el marco
de una guerra que como todas era injusta y cruel, cuyas consecuencias
caerían a plomo sobre las vidas de los más débiles.
- Noelia. Cariño. Despierta que estoy preparando café. Levántate que
hace un día espléndido y he pensado que podemos hacer un montón de cosas
si a ti te apetece – - Buenos días tito Carlos. Enseguida. Estaba teniendo un sueño como
poco bastante extraño – Le respondió su sobrina estirándose entre cojines y
peluches. - No sé como puedes dormir con tanta gente – Bromeó su tío. Noelia
esbozando una somnolienta sonrisa le preguntó qué había planeado. - De momento desayunaremos en casa. Te voy a preparar tortitas, y
después de arreglarnos saldremos a alquilar un coche – - ¿Alquilar un coche?¿A dónde vamos a ir?