Mª DEL CARMEN MÚRTULA
La vida entera sale a mi paso invadiéndome,
sin pedirme permiso, con todos sus matices.
Siento pavor ante tanta inseguridad,
ante esa realidad sin estabilidad.
Ante la tierra exhausta que va perdiendo su belleza,
ante la violencia que se presenta en los caminos,
ante el aumento de la gente que reclama su sustento,
ante el paro, los precios al alza, la enfermedad sin cura…
Me duele el llanto de los que sufren
Me duele la soledad y el hambre,
el frio de los desnudos en invierno,
la lluvia que moja a los sintecho,
las situaciones de conflicto,
la madre que lucha por el alimento
y que amortigua su llanto en silencio.
¡Todo esto es tan innegable!
¡Siento vértigo ante esta realidad!
Observo mi mundo indiferente
ante situaciones que me desbordan.
Percibo un cierto olor a podrido.
Sin protección, sin seguridad,
sin una posible estabilidad,
¿qué nos queda de humanidad?
Me veo pequeña e impotente.
Todo esto me sobrecoge y duele.
Y aunque tengo la certeza
de que para Dios no somos indiferentes,
el misterio de su presencia
rompe mis cálculos y me estremece.
El amor de Dios es infinito, y nos abarca a todos, aunque a veces no podamos verlo! El mejor regalo para cambiar el mundo, es tu sonrisa, tu actitud positiva, una palabra amable, la intención de ayudar siempre, eso entre todos moverá montañas!
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Gracias Hanna, pienso igual que tú. Sólo la bondad, como reflejo del AMOR, es nuestra poderosa arma para conquistar el mundo tan roto y maltratado.
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