SERGIO CANEVA
Solo tus ojos, al volver a verlos,
opacarían los recuerdos, de lo que intento decir,
tantos abrazos sesgados, mil asados diferidos,
vinos que eran compartidos y han dejado de existir.
Y lo que ayer detestaba es hoy palabra sagrada,
que estuvo agazapada para un día seducir,
y más de una vez me encuentro desempolvando momentos,
a refranes que en el tiempo preservaron su existir.
Encontrándole el sentido al consejo transmitido,
pues no todo se ha perdido aunque ya no estás aquí
y bregando paso a paso voy sembrando tu remanso,
en aquellos que el señor me entregó para vivir.
¿Si volviese a ver tus ojos?…
el cosmos se atenuaría, brillo en ellos había,
aún chispas arden en mí,
mil suspiros arrancaban, el cielo se avergonzaba
y las nubes extasiadas corrían detrás de ti.
Pero ya no estás aquí, se te extraña, se te añora,
te hallas presente en las horas de quienes oramos por ti
y a pesar que te fuiste, entre nosotros subsistes,
fuiste padre, consejero, fuiste todo para mí.
Y en viejas fotos te busco como un niño que ha perdido
su juguete preferido y no se puede dormir
y no hallando más repuestas, sólo tengo a ciencia cierta
esa palabra de vida que Dios me entregó al partir.