Vida emocional

ESRUZA

Llega la tarde noche, y con ella se acrecienta lo nostalgia, los recuerdos se agolpan, caen encima como lozas pesadas, inevitables. El tiempo no cura las heridas, tal vez porque  no se desea curarlas, tampoco se aclaran las interrogantes, éstas duelen, dañan al no encontrar respuestas que alivien la incertidumbre, sólo persiste un silencio que se extiende por la noche.

La vida es así, nosotros la hacemos así, en un afán de guardar lo que no se debería guardar en nuestra memoria.  Hacemos pedregoso el camino pudiendo hacerlo fácil olvidando todo aquello que nos hace daño, y olvidar también los buenos recuerdos, regresar a la nada para empezar de nuevo. Los ciclos se renuevan, (por eso son ciclos) pero no tiene objeto si se vuelven a romper con actitudes negativas, sin consideración ni consistencia.

Viví mucho tiempo de recuerdos, unos felices, otros amargos, y los desgasté sin darme cuenta de que no valían la pena; hice de ellos un medio de vida emocional buscando disculpas a los malos, y sobrevalorando los buenos, pero la realidad es la realidad y hay que volver a ella.

Haciendo héroes imaginarios, quitándoles los defectos y poniéndoles sólo cualidades, buscando disculpas a las malas acciones no se llega a nada; es mejor la cruda realidad. Recordar que somos humanos y tenemos defectos y cualidades, y es así como debemos aceptarnos, y yo intentaré hacerlo; dejaré de forjar sueños, tener ensoñaciones y evocaciones que no me llevan a ninguna parte. Olvidar que, alguna vez, existió El Nayar con sus olas tibias y turbulentas. Empezar de nuevo, renacer a la vida que reste por vivir.

Una cosa debo decir, soy inconsistente en mi pensar, en mi actuar. Todo depende del momento que vivo. Sí, cambio de parecer frecuentemente, a fin de cuentas soy un ser humano con defectos y cualidades; inconsistente soy y así seré, cambiante, impulsiva, apasionada, pero sincera, no convenenciera, me gusta la verdad.