ALBERTO MORENO

Cuando el hangar del aerodromo estuvo terminado, vinieron las avionetas, les pintaron la bandera nacional y cada una fue bautizada con el nombre de una ciudad del pais. Gabriel, le puso «Villa Ancha», a la que el, posiblemente pilotaria.

Su suegro, el General Valenzuela, le habia ascendido a teniente y le encomendo el mando del Escuadron.

Tres meses despues de su boda, en plena luna de miel, hizo las maletas rumbo a Londres, alli debia seguir un curso  de piloto. Duraria veinte semanas.

¡Tienes que ser el mejor!, le dijo el general al despedirlo.

Angelines Codorniz, recibio con cierto retraso el reportaje fotografico de la boda, eran ocho albunes con mas de trescientas tomas.

Le envio a Leonor Tabango, su consuegra, entre otras fotos, la del padre Joaquin Juarez con su casulla, estrenada para la ceremonia, junto al novio, su hijo el alferez Gabriel Polea, embutido en un elegantisimo uniforme militar. Gabriel era algo mas alto, pero la  sonrisa del padre Joaquin era especial. La foto irradiaba  una atraccion irresistible.

Vicky  enmarco una a Copito y a Alicia . La otra enmarcada tambien se la llevo a Leonor. Para ella, saco una copia, que a veces la tenia en el salon de la casa de los Putos Caballos y a veces la colgaba en su bureau privado de El Paraiso.

En Londres, Gabriel asistia a clases de idioma por la tarde. Las mañanas atendia la instruccion del curso de piloto, disponia de una traductora que facilito su embajada.

Londres le acobardo en un principio, nunca habia imaginado algo asi, los edificios,el trafico  acechante ya por aquel entonces, la inagotable variadad de cosas tan diversas, algunas, nunca las habia visto, incluso no sabia su uso.

De inmediato, comprobo que los militares, no tenian el protagonismo de su pais, se diluian en la sociedad y eran simplemente una parte.

¡No puedo creerlo!, decia para si Gabriel. Sin embargo preservaban su autoridad en los recintos militares sin ningun menoscabo.

Era otro mundo. Las personas tenian un valor diferente, disponian de derechos. El cerebro de Gabriel sufria sin percibirlo una metamorfosis, cada dia que pasaba, le gustaba mas aquello.

En los cortos permisos, viajo a los paises del entorno.¡ Europa es otra cosa!.

Su entrenamiento de piloto  transcurria sin problemas, el primer dia que se acomodo en la pequeña carlinga de aquella Cessna 180-A, se asusto. Era un biplaza, detras iba el instructor, el dirigiria el vuelo.

Recorrio con sus ruedas unos trescientos metros, acelero el motor y en un santiamen ya estaba en el aire. ¡Oohh!, no supo decir mas!.

Cuando miro desde alla arriba el suelo, sintio un vahido, un hormigueo que le subia por las piernas , el cerebro se aceleraba por momentos. El ascenso termino a los trescientos metros de altura, la avioneta avanzo paralela al suelo. El instructor, paso los mandos a Gabriel.

¡Solo tiene que manejar la palanca central, hacia atras subimos, hacia adelante, bajamos!, ¡mantengala vertical, en la posicion actual!.

El primer vuelo fue un exito, Gabriel, con la ayuda del instrutor, tomo tierra sin incidencias.

En la carta que envio a Leonor, le explicaba las sensaciones.

¡Es como si fueras un pajaro!. ¡Tienes que probarlo, te prometo  un vuelo cuando vuelva!.

Al general, le envio un informe detallado de sus progresos.¡Mi general,siempre a sus ordenes,  gracias por la oportunidad!,asi cerraba el informe.

Los conocimientos del idioma eran mas precarios,sobrevia con la ayuda de la interprete que le facilito su embajada.

Hizo algunos amigos, el instructor de vuelo, regresaria con él para organizar la escuela de pilotos.

El dia de la partida, Gabriel sentia que habia cambiado. Ahora la guerra la percibia como un desproposito, habia que evitarla.

La palabra paz, cada vez se adueñaba de su cerebro como una forma de vida mas cuerda. Su embajador en Londres, diplomatico de carrera, en las veces que el funcionario, sabiendo la posicion que el teniente  Gabriel Polea gozaba en el Estado Mayor, le hablaba con  sumo tacto, Gabriel preguntaba asuntos de comprometidas respuestas. El embajador, al final le dio una vision que el guardo para si.

¡Nuestro pais es una vaina!,¡Tenemos que cambiarlo! ,¡Estoy de acuerdo, embajador!, contesto. 

Nunca revelo aquella conversacion.

Maurice Vitriole d·Saint Vertru, andaba distraido en el mas allá.Por aquel derrotero , Gabriel no iba a llegar a General. El martiniqueño,tambien  tendria otros asuntos.

El dia de la boda, por un agujero que le hizo al suelo  de la ultratumba con la lezna  de hacer sus jaulas que le metieron en el ataud, invito al Coronel Polea que habia llegado hacia diez años al mas allá , el que murio abrillantando su sable y que seguia  alli en la ultratumba  todo el tiempo dandole zuques a la hoja.  a  ver la boda de su hijo Gabriel, el galafate negrito, que el visitaba todos los meses en La Cuesta de las Culebras.

¡Ohhhhh!,exclamo el Coronel, no podia dar credito a sus ojos.

¡Esta el Presidente de la Nacion!, ¡Y veo a mi Laonor de madrina!.

Aquel regalo celestial de Maurice al Coronel Polea, le ocasiono una fuerte reprimenda de San Pedro, que le habian encargado tambien el negociado de la ultratumba.

¡Estoy hasta los mismisimos, de este pluriempeo!, mazcullo el santo Pedro.

¡Tape el agujero, Maurice!, ¡Me va a revolucionar el gallinero!.

En la capital, el general  coordinaba todo. El Presidente venia con cierta frecuencia a comprobar los progresos del Aerodromo.

Habian seleccionado a treinta cadetes que iniciaron las clases teoricas con Henry, el instrutor que vino con Gabriel.

Tambien aparecio una comitiva de terratenientes, querian ver las avionetas.

Gabriel vivia con Leonor en el ala derecha de la mansion del general. Muchas noches, cenaban los cuatro. Cuando el general tenia compromisos,  Gabriel y Leonor invitaban a Angelines y salian de restaurante, solia venir Henry algunas veces.

¡Que simpatico es el ingles!, decia Angelines.

El padre Joaquin, vino tambien en tres ocasiones a visitar a los esposos. Gabriel, sin el general presente, comenzo a comentar con su hermano de leche, lo diferente que era la vida en Europa.

¡La gente vota a sus presidentes!, ¡Los periodicos se atreven a malmeter a  los gobiernos y no pasa nada!.

El dia que  estaban solos,habia ido Gabriel a visitar a su madre y a Vicky, a Villa Ancha, despues de largo improperios contra su suegro, contra el Estado Mayor , contra la pleyade de terratenientes, concluyo con gesto contraido: ¡Tenemos que cambiar mi pais y el tuyo!.

Joaquin escuchaba, pero no dijo nada.

El Obispo, una tarde, entro en el cuarto del padre Joaquin, seguia viviendo en el palacio del prelado.¡Hola Joaquin, traigo una buena noticia!, ¡Es posible que pases una temporada en Roma!,¡Me han pedido enviar a tres sacerdotes de nuestro pais, para completar una formacion pastoral y ecumenica superior! .

Sera una estancia entre seis y nueve meses, despues,veremos si pasas un trimestre adicional en Francia.

¡Lo que Usted mande,monseñor!, al padre Joaquin le parecio bien, en Roma podia ampliar sus conocimientos de latin.

Lo comento con su madre Alicia , ella no supo que decir. Era su primer viaje fuera del pais.

                         Capitulo VIII

Llego a Roma, serian  las doce de la mañana.

En el aeropuerto,un funcionario del Vaticano esperaba a los tres jóvenes  sacerdotes, les ayudo en los tramites de aduana y fuera. a la entrada del aeropuerto les recogio un automóvil negro pomposo, con un discreto banderín y el escudo de la Ciudad Santa instalado en el lado derecho del capó.

Los guardias de circulación detenían el trafico y daban prioridad al automóvil.

Joaquin miraba la ciudad a través de las ventanillas . Estaba impresionado, nunca había visto algo igual. Cuarenta minutos después entraban en la Ciudad Santa.

El conductor se dirigio a la residencia de jovenes religiosos procedentes de países lejanos.

Alli, les dio la bienvenida un clérigo en el idioma de Joaquin, les condujo a sus dormitorios, después les entrego el horario y las instrucciones pertinentes.

El dormitorio era común, tenia tres camas , tres armarios y tres mesas de estudio, dos ventanas permitían ver el patio. La estancia era amplia, estaba bien distribuida y era evidente que la limpieza y el orden eran prioridades.

Escogieron sus camas al azar, abrieron sus maletas y comenzaron a colocar sus pertenencias.

Los tres sacerdotes ojearon el horario y las instrucciones, en realidad tenían dos días  libres, el programa  empezaría el lunes.

¿Qué hacemos, pregunto el padre Joaquìn?.

¡Turismo!, contestaron los otros.

Sin un plano de la ciudad salieron del recinto del Vaticano y comenzaron un recorrido improvisado.

El Obispo les habia dado 200 dolares como fondo de maniobra. Les informo que recibirían cada mes una ayuda para sus gastos. El sacerdote mas joven llevaba un billete de veinte dólares en el monedero.

Con este capital se lanzaron a la exploración de Roma.

El bullicio, la actividad les aturdia, era un choque que no conseguían digerir.

Decidieron tomar un tranvía. El conductor rehuso el billete,los clérigos tenian ciertos privilegios.

 Se apearon,  cambiaron el billete por moneda local en un banco. El idioma les resultaba familiar pero no lo entendían, Joaquin  en un arrebato contestaba o preguntaba en latin. ¡Tampoco funcionaba!.

Con el dinero local, consiguieron unos refrescos y comprar un periódico.

Al final de la tarde, cansados, confundidos, pero impresionados, no sabían ordenar las sensaciones, volvieron al Vaticano.

El lunes comenzó el curso. El instructor hablaba su idioma, habían sido divididos en grupos dependiendo del idioma.

¡Buenos días, bienvenidos, habéis sido elegidos por vuestras virtudes y capacidades!.  Espero que saqueis buen provecho!.

¡Podeis interrumpirme con vuestras preguntas!.

Joaquin, con cuaderno y pluma, ojo avisor no quería perder puntada.

Los contenidos del curso resultaban interesantes, los tres jóvenes sacerdotes asimilaban enfoques y técnicas nuevas de comunicación con los fieles.

Hicieron recorridos por las instalaciones del Vaticano y al Papa, lo veian cuando este se prodigaba desde el balcón papal para ser aclamado y reverenciado por multitudes que de pie y mirando sin pestañear la figura blanca, se sentían enfervorizados.

Sin embargo, sus salidas a la ciudad, al mundo laico, el calor humano de la gente enfrescada en sus quehaceres

empezaba a dividir el cerebro del padre Joaquin.

¡Que vitalidad, se perciben los sentimientos a flor de piel!,¡La vida existe al margen de la fè!.

El padre Joaquin, no era consciente de la metamorfosis que poco a poco surgia en su cerebro,

Las mujeres, empezaron a ser vistas por él de una forma nueva, se demoraba mirándolas.

Lo que empezaba a preguntarse, como era posible afrontar la existencia con las escasas porciones de fé que intuia en la gente de la calle. El ambiente del Vaticano  empezó a asfixiarle sin que supiera por que.

Aquello eclosiono, justo cuando volvió de visita de corta duracion a su país y comparo las dos sociedades tan dispares.

El dia que visito a sus padres, Copito y Alicia en su pueblo,  La Cuesta de las Culebras, se produjo la revelación que se habia gestado, sin que el lo imaginara:

¡Esta gente acepta su destino sin mas!, ¡Sus carencias, su falta de instrucción, su miseria, lo aceptan sin resistencia!

Fueron unas cortas vacaciones, saludo al Obispo, estuvo unos días en La Cuesta de las Culebras con sus padres. Volvió a Roma de nuevo.

Su curso no habia terminado.

El primer dia de la continuidad , el instructor les pregunto a los alumnos por sus vivencias en sus países.

Cada cual dijo lo que quizo, cuando llego el turno a Joaquin, este de pie, hizo una pregunta:

¿Por qué Dios permite la injusticia , hay enormes diferencias, en mi país la miseria, afecta a la gran mayoría y aquí en Italia la gente vive mejor?.

¡Dios no percibe las diferencias?.

El silencio congelo la clase, el instructor parecía un boxeador noqueado.

Los segundos parecían perdigonazos.

¡Mañana, padre Joaquin trataremos su pregunta!, el instructor suspendio la clase.

En los pasillos todos comentaban el nuevo enfoque que de manera no prevista estaba conduciendo el curso en una dirección que nadie sabia la respuesta.

Aquella tarde el Padre Joaquin volvió a salir con sus dos compatriotas a descubrir Roma.

¡Deberiamos comprar ropa de seglar, para pasar mas desapercibidos, nuestra ropa de clérigos condiciona el trato de la gente.

¿Pero donde la guardamos, todos los dias inspeccionan los dormitoros?. No supieron encontrar un lugar.

¡Me ha parecido ver un negocio que alquila ropa por horas, después se devuelve, podríamos preguntar.

Aquella tarde salieron con una misión, averiguarlo.

Fue fácil, alquilaban ropa por horas.  Media hora después, salían transmutados en personas normales de la tienda, La alquilaron solo para dos horas.

El resultado  fue un éxito. Los transeúntes le daban un trato de igual a igual. Incluso las mujeres, al ver tres jóvenes apuestos, se insinuaban. El padre Joaquin se llevaba la palma.

¡Tenemos que ser prudentes, solo queremos conocer esta cultura, necesitaremos aprender su idioma!.

La estancia en Roma empezó a enriquecerse, las consignas del curso y la grandiosidad del Vaticano empezó a tener competencia, la  libertad de las gentes, un nuevo idioma y las mujeres comenzaron a ser visualizadas. El nivel de vida, el acceso a tantas cosas

 y el libre albedrio que mostraba la gente, comenzó a crear un conflicto en sus mentes jóvenes, abiertas a lo nuevo.

Quedaban todavía cinco meses de estancia en Roma.

¡Un riesgo, demasiado tiempo!,

¿Que estaba haciendo Mauricio Vitriole d`Saint Vertu en el Mas Allá?.

 ¿Estaba cambiando los destinos de sus pupilos?.

A Gabriel, ascendido ya a capitan, jefe de la incipiente aviación de su país, yerno del segundo jefe del ejercito de su país, con una carrera ascendente en el ejercito, su cerebro, después de su estancia en Inglaterra, también habia cambiado.

La miseria y la mugre de su país, le generaban una constante pregunta: ¿Se podrá cambiar esto?.

Los dos pequeños galafates, hermanos de leche, que compartieron su niñez, se habían hecho hombres y sus cerebros hervían con preguntas que hacían añicos sus trayectorias profesionales.

El padre Joaquin y sus dos colegas convirtieron en una costumbre pasear por Roma, incluso algún fin de semana viajaron por el país.

El instructor del curso, nunca contesto la pregunta del padre Joaquin, cuestionar la conducta de Dios era un sacrilegio, se limito a contestar con este lacónico juicio.

Ocurrió por un puro azar, una tarde, al salir del curso, los alumnos en corros comentaban , en el patio contiguo, las enseñanzas y consignas del instructor, una monjita, tendría veinte años a lo sumo se dirigió al grupo:

¿Quién es el padre Joaquin, yo también soy de su país, llegue la semana pasada?.

Joaquin, interrumpio su reunión. ¡Soy yo!, ¿De donde viene?.

La monjita pertenecia a la congregación que el Obispo, protector del padre Joaquin, también tenia a su cargo.

¡Su eminencia el Obispo, me dio referencias suyas, me recomendó le contactara, Usted lleva mas tiempo en Roma!.

¿Cómo se llama hermana?. ¡Amalia!

¿Cuánto tiempo se queda en el Vaticano

¡seis meses, debo convivir con las hermanas de mi Orden. Por eso me alojo en la otra ala de la residencia!.

¡Estoy a su disposición, a veces salimos a conocer la ciudad, podría acompañarnos cuando quiera!.

Aquel pimer encuentro no dio para mas,sin embargo los dos notaron una empatía mutua.

Joaquin recibía de vez en cuando notas y saludos del Obispo, solia preguntar por las enseñanzas del curso, sus padres Copito y Alicia no sabían escribir lo suficiente para enviar una carta. Era el Obispo el que añadia en sus notas saludos y parabienes de sus progenitores.

Por Roma, se movían ya los tres clérigos con soltura, una tarde la hermana Amalia sugirió acompañarles, quería mandar una tarjeta postal a su familia y requeria ayuda, ella no manejaba dinero italiano.

El padre Joaquin tomo la iniciativa, durante el paseo hicieron un aparte y comenzaron a contarse sus vidas, se habían rezagado unos pasos mientras hablaban.

Aparecio “La Cuesta de las Culebras”, y los personajes Maurice Vitriole, sus padres Alicia y Copito, Vicky, cuyas vidas  modelaron  de forma evidente su destino. Su hermano de leche  y todos los que de una forma u otra guiaron su vida.

Amalia, tenia menos que contar , habia tenido una infancia con pocas emociones, era hija única y fue su tia la que sugirió que fuese monja.

Los dos se contaban sus vidas mutuamente y se escuchaban con un profundo interés. Sus salidas por las calles de Roma se convirtieron en una costumbre diaria.

¿Quieres que vayamos al cine?.

¡Si contesto Amalia, nunca he ido!.

En un calle principal, vieron unas carteleras y sin mas sacaron dos entradas. Les acomodaron casi enfrente de la pantalla.

Las butacas estaban de manera irregular ocupadas, habia zonas desiertas y otras abigarradas.Apagaron las luces y se ilumino la pantalla, comenzaron imágenes y textos que precedían la película..

Estaban emocionados, no sabían que iban a ver.

Ignoraban que era una película porno.

Cuando las imágenes comenzaron la trama, el chock fue total, Mudos, desconcertados, con los cerebros paralizados, no se atrevían a mirarse ni hablarse.

“Aquello”, era completamente desconocido para ellos, los actores, desnudos hacían el amor incluso en grupo.

Fue Amalia, la que se levanto, y sin decir palabra abandono el cine.

Le siguió Joaquin. En la calle, no sabían que decir, Amalia se dirigió a su residencia femenina sin ni siquiera despedirse de Joaquin. Este, desarbolado, solo, anduvo sin rumbo sin saber que hacer ni a donde ir.

Pasaron varios días, Amalia y Joaquin no se vieron ni hablaron.

Fueron los dos compañeros de habitación del padre Joaquin, los que abordaron la situación.

¿Qué le pasa a Amalia, que ha desaparecido?, ¿Y tu estas muy “raro”?. Al final el Padre Joaquin conto lo ocurrido.

La conversación adquirio tintes de curiosidades y preguntas que el padre Joaquin contesto como pudo.

¿Y el amor carnal, entre un hombre y una mujer se hace de tantas formas?, la pregunta la hizo el mas deslenguado.

¡Pues parece que si!. El padre Joaquin daba algunos detalles de escenas escabrosas, sus compañeros preguntaban con una mezcla de arrobo y curiosidad, el tema ocupo la conversación de los tres varias veces, en realidad, no podían evitar volver cada vez que tenían tiempo libre a hablar de lo mismo.

¿Dónde esta el cine?, pregunto el mas atrevido.

¡En la segunda calle a la izquierda, si seguimos de frente!.

Como guiados por una fuerza desconocida, se dirigieron al cine. Las carteleras habían cambiado, pero era evidente que aquel cine solo proyectaba películas porno.

Uno de los compañeros se dirigió a la taquilla y compro tres entradas, permanecieron un buen rato sin decidirse a entrar, hasta hicieron amago de marcharse.

Pero al final entraron, el padre Joaquin fue el ultimo.

Los tres sacerdotes jóvenes, habrían cumplido o estarían a punto de cumplir los veintiocho o treinta años. Eran ya hombres hechos y derechos, lo que veían en pantalla les escandalizaba, pero de alguna forma lo encontraban normal, el amor carnal entre un hombre y una mujer debia ser asi. Cuando termino la proyección y salieron a la calle, sentían una especie de liberación, el secretismo como el sexo era tratado en sus parroquias, en sus predigas y seguramente en los actos de confesión que prodigaban a los fieles, se habia en cierta forma normalizado, habia sido como una clase teorica  con tutores que presentaban la realidad de otra forma.

Se sentían aliviados y las relaciones  humanas  habían tomado otra dimensión.

No obstante, la experiencia, quedo en secreto entre los tres, el resto de alumnos de su curso no recibieron ningún comentario ni alusión.

Las cosas continuaron su rutina, El Vaticano y Roma ya no les ofrecían sorpresas.

Pronto terminaría la estancia y el curso, faltaban dos meses.

Amalia, que habia permanecido como huida, “messing”, casi un mes, de pronto apareció una tarde y se unió a los tres mosqueteros,quería ir a una librería para comprar material de dibujo. Saludo a Joaquin con naturalidad, se intereso por novedades del curso  y del país de ambos, Amalia sabia que el Obispo solia escribirle.

Volvieron a retrasarse del resto y caminaban unos veinte metros detrás.

¿Cuándo termináis los chicos?, a nosotras nos quedan seis semanas.

El padre Joaquin contesto que a ellos les quedaban ocho.

No hubo mas, compro el material y al despedirse añadió: ¡Podemos quedar para ir a la opera, es un espectáculo único!.

Fijaron dia y hora, ella compraría las entradas.

Parecia mas desenvuelta y no quedaba rastro

del “shock” del film del que huyeron despavoridos.

El dia de la opera, quedaron en cenar juntos al terminar la función, habían solicitado permiso para volver a sus residencias mas tarde.

Amalia pregunto como iban a ir vestidos, sobre todo pensando en la cena.

Joaquin, le comento lo de alquilar  ropa civil.

 Juntos  se dirigieron a la tienda. Amalia eligia un vestido y se lo mostraba a Joaquin.

¿Qué tal este?, Asi estuvieron un buen rato.

Al final ambos eligieron la vestimenta. ¡Ni rastro de su condición de religiosos!, incluso en algun momento Joaquin cogia a Amalia del brazo, para cruzar un semáforo, o para entrar en un local.

La familiaridad habia surgido de forma expontanea.

La opera impresiono a ambos, Casi duro dos horas, todo el mundo ofrecia un aspecto distinguido. Solicitaron una folleto del programa y al terminar consiguieron unos autógrafos de los protagonistas principales, incluyendo la fecha.

Se dirigieron al restaurante, apenas anduvieron cinco minutos, disponían de mesa reservada.

El local sencillo, tenia su encanto,era pequeño, apenas ocho mesas, la carta solo ofrecia comida italiana. No tuvieron problemas, el camarero hablaba español.

¿Qué vas a hacer cuando vuelvas?, pregunto Amalia.

Joaquin, mirándola fijamente le contesto: ¡No lo se, han cambiado muchas cosas en mi mente, creo que voy a sufrir una metamorfosis profunda!.

Amalia intuia una respuesta parecida, la mirada , las formas, el lenguaje del padre Joaquin estaban cambiadas, le comparaba con el primer dia que le conoció y era otra persona ahora.

¡A mi me pasa algo parecido, estoy muy confusa, Europa, su forma de vida, las gentes, sus valores, sus objetivos, han debilitado mis convicciones!.

¡Creo que voy a cambiar mi vida tambien!, añadió.

La cena transcurría de manera plácida, la complicidad de la  conversación se hizo cada vez mas intima.

Amalia, sin la cofia y el hábito, su pelo recogido en una preciosa melena, estaba atractiva, era una mujer joven, con facciones proporcionadas y ojos hermosos, tendría como mucho veinticinco años.

El padre Joaquin, sin la sotana, tenia una elegancia innata que resaltaba su ropa de paisano, su chaqueta parecía estar hecha para el.

Hacian una pareja armoniosa y parecian estar comprometidos.

Despues de la cena, regresaron a sus residencias y al despedirse, el padre Joaquin,en un gesto expontaneo le dio un inocente beso en la mejilla que Amalia le devolvió

¡Volveremos a repetir estos encuentros!, dijo ella.

En la otra esquina de Europa, en Londres, el teniente Gabriel Polea, continuaba su entrenamiento de piloto,

Habia hecho progresos con el idioma y esto le permitia comunicarse con los nativos, los asuntos militares iban viento en popa a toda vela, Viajo varias veces al Continente, visito Alemania, Francia y estuvo en un tris de ir a Roma a visitar a su hermano de leche, Joaquin Juarez. Se escribían de vez en cuando y mantenían el contacto.

Pero sus cartas eran convencionales y no entraban en asuntos delicados.

Gabriel también habia cambiado.

Las conversaciones con el embajador de su país en Londres, se repetían y cada vez ambos aumentaban su confianza mutua .

 Los temas empezaron a ser comprometidos. Hablaban ya directamente de cambiar el Gobierno de su país, querían una democracia a la europea, Empezaron a planificar un golpe de estado. En uno de los viajes del Embajador a la capital de su país, hizo el primer esbozo. Habia que localizar gente progresista dispuesta a involucrarse.

Cuando  El teniente Gabriel Polea terminó su curso regreso a su país. En casa todo estaba en orden, su esposa Leonor, su suegra Angelines y su suegro el General Valenzuela, le abrazo efusivamente.

¡Iremos a ver al Presidente la semana próxima para presentarle el plan definitivo. La formación de pilotos, el tipo definitivo de avión de caza y avión de transporte militar, y cuantos elementos hay que configurar.

El General estimaba al menos año y medio para concluir el proyecto. La financiación parecía estar resuelta, el gobierno norteamericano estaba dispuesto a colaborar muy seriamente, el embajador en Washington D.C. estaba manteniendo conversaciones al mas alto nivel. Los americanos venderían los aviones, diez cazas, tres aviones de transporte militar y cinco helicópteros, finaciarian el pago a diez años.

A cambio exigían una tutela de coincidencias en política y una alianza que comprometia la independencia.

Gabriel Polea escuchaba al presidente sin decir palabra, el general  Valenzuela mostraba por el contrario una gran satisfacción.

¡Tengame informado Sr. Presidente, añadió al concluir la reunión.

Gabriel, acelero una visita a Londres, de inmediato se reunió con su embajador en Inglaterra, le transfirió la conversación con el Presidente.

¡Esto complicaría todo, nuestro golpe de estado seria imposible, voy a reunirme de inmediato con las autoridades inglesas pertinentes!

¡Te tendre informado!, añadió.

Los ingleses ofrecieron mejores precios, pago con materias primas a cambio y un tutelaje estrictamente técnico sin servidumbres políticas.

El general Valenzuela y el Sr. Presidente recibieron la oferta inglesa. Las negociaciones con los americanos quedaron suspendidas, el proyecto de tener una aviación propia se firmaria con los ingleses, seis semanas después.

El proyecto del golpe de estado estaba salvado, sus preparativos continuaron avanzando.

¿Cuándo?, pregunto Polea.

¡Quedan todavía muchos cabos!, ¡Necesitaremos un año por lo menos, contesto el embajador.

¡El contrato con los ingleses si debemos acelerarlo, tu tienes mucho trabajo, el aeródromo, el entrenamiento de los pilotos, y por otra parte los contactos secretos para el golpe!

Gabriel regreso a su país, el viaje habia durado solo dos días, su suegro, el general Valenzuela le proporciono una oficina contigua a la suya y esta circunstancia era de mucho valor.

Para los dos proyectos. Por un lado tenia información confidencial del Gobierno y por otro se dedico a fondear a los generales y coroneles del Estado Mayor y poder intuir sus ideologías, poco a poco fue encontrando descontentos con el sistema político del país. Las confidencias eran sutiles comentarios, que Gabriel habia aprendido a interpretar.

Su madre Leonor, viuda del Coronel Polea, el padre de Gabriel, aburrida en Villa Ancha, le mando recado:

¡Me gustaría visitaros en vuestra casa de la capital, abrazar a tu mujer y saludar a sus padres!.

¡Seria una visita breve, dos días como mucho, no quiero incordiaros!.

Cuando Vicky conoció el proyecto se alarmo, dejar a Leonor sola dos días en un ambiente tan aristocratico, con su indefencion cultural era un peligro, podía cometer alguna indiscreccion. No habia que olvidar la delicada profesión que habia ejercido y la peculiar relación que mantuvo con el padre de Gabriel.

 Le sugirió acompañarla, ella con su experiencia de la vida podía protegerla y evitar un desastre.

Al final fijaron fecha, Las dos amigas se alojarían en el cuarto de invitados. En el ala derecha de la mansión vivía Gabriel y su esposa, el General Varela y su esposa Angelines ocupaban la parte central y el ala izquierda disponía de tres dormitorios de invitados. La servidumbre se alojaba en un semisotano .

La visita transcurrió sin problemas, el trabajo de Vicky fue un alarde de diplomacia y buen hacer. No hubo ningún percance.

En el Mas Allá, Maurice Vitrole d’San Vertú, volvió a repetir la travesura, hizo con la lezna un agujero en el cielo y el Coronel Polea, padre de Gabriel, el que falleció en el cuartel de la Riocha, abrillantando la hoja de su sable, pudo volver a ver a su hijo a su querida Leonor la  de los rizos rubios en la frente y la mansión donde vivía Gabriel.

Aquello, le trajo otra bronca de San Pedro.

¡No escarmientas!, ¡Si el Hacedor tiene conocimiento en- trara en cólera!.

En el Vaticano, las cosas estaban tomando un rumbo inesperado, la relación de Amelia y Joaquin, empezó a ser una relación de noviazgo.

¡Amelia, debo confesarte un secreto, creo que estoy enamorado de ti!.

Lo confeso sentados en un banco del parque cercano al Vaticano.

¡Joaquin, creo que a mi me ocurre lo mismo!, fue la respuesta de ella.

Acercaron sus rostros, se miraron fijamente a los ojos y se besaron en la boca. El beso duro una eternidad. La escena era chocante y extraña, Amelia llevaba su toca y su hábito y Joaquin su sotana de clérigo. Amelia, se desprendio ligeramente de su toca para el segundo beso, el ala resultaba incomoda. Aquella escena comenzó a repetirse cada tarde.

¿Qué vamos a hacer?. Fue Joaquin quien marco la estrategia.

¡Viajaremos a nuestro país, pediremos audiencia con el Obispo y en persona le expondremos la situación, es conveniente que vengas para darle mas viso de realidad y para que te conozca!. Sera una reunión muy difícil y se requerirán varios días. Aprovecharemos para ver a nuestros padres, que también hay que informarles.

El viaje se programo la semana siguiente.

El Obispo, hombre avesado, conocedor del alma humana, escucho sin interrumpir a los dos jóvenes, aplazo su respuesta para el dia siguiente.

Los padres de Joaquin, Copito Juarez y Alicia no daban crédito o lo que estában oyendo .Al final Alicia, dijo:¡Sera lo que Dios quiera!.

A los padres de Amalia  Joaquin  les cayo muy bien, fue también su madre la que dijo lo mismo; ¡Sera lo que D ios quiera.

A la mañana siguiente el Obispo les recibió a primera hora. La respuesta dejo a los jóvenes completamente desconcertados, su intervención fue breve:

¡Cuando yo era joven, también estuve enamorado, fue muy difícil la decisión, al final fue Dios quien me marco el camino, a vosotros creo que os ha elegido otro destino, tener hijos y crear una familia!, ¡Que Dios os bendiga y guie vuestras vidas!.

¡Informare al Vaticano del cambio de planes, volveis, os despedís de los compañeros y me figuro que volveréis a este país, que es el vuestro!.

La entrevista habia terminado. Les bendijo y a Joaquin le dio un fuerte abrazo.

¡Tenemos que construir un proyecto!, dijo Amalia al salir de la entrevista!.

¡Tendremos que presentar nuestras renuncias a nuestras respectivas Ordenes y dejar nuestra condición de religiosos, ¡Creo que tenemos dos alternativas, vivir aquí, en Roma o volver a nuestro país!, contesto Joaquin.

..

¡Prefiero volver a nuestro país, allí esta nuestra familia y allí es donde podremos ser mas útiles a nuestro pueblo!, contesto Joaquin.

Tres meses después, la pareja se convirtió en marido y mujer, eligieron La Cuesta de las Culebras para vivir, hablaron con Dimas y este les ofrecio la casa que habia usado Maurice .

Tambien en La Cuesta de las Culebras, vivian los padres de Joaquin, Copito y Alicia.

Faltaba decidir como ganar dinero y que ocupación tendrían. Amalia quería trabajar también.

Cuando Alicia  informo a Vicky, de las novedades, todo le parecio bien. ¡Joaquin de cura era un desperdicio!, dijo Vicky.

¡Habra que hacerles una casa, el cuartucho de Dimas no es adecuado!, añadió.

Vicky todavía regenteaba El Paraiso en Villa Ancha, todas las ninfas eran nuevas, sus recursos  económicos debian ser brillantes, habia comprado el hotel Rosas Blancas . Y a Copito y Alicia no le faltaba de nada.

Vicky invito a comer en restaurante a Joaquin, Amalia, Copito y Alicia.

Hablaron de todo, del Papa, del Vaticano, de Roma y de los planes de la nueva pareja, no falto el comentario jocoso, cuantos nietos le darian a Copito.

Con el dinero de Vicky construyeron una bonita casa, la dotaron de un taller y una oficina. Los planes de Joaquin era construir en serie una replica de las jaulas de pájaros del modelo de Maurice donde los pájaros vivian con la puerta de la jaula abierta, los milagrosos palitos de su interior, les hacia pensar a las aves que estaban en las ramitas de un árbol.

Vicky hablo con un comerciante avispado que prometio comprar toda la producción.

En la oficina de la nueva casa, Amalia, que dominaba el latín mejor que Joaquin, recibió encargos del Vaticano de traducir al castellano, encíclicas y documentos antiguos de la Iglesia, que estaban escritos en latín. El Vaticano recibiría las traducciones por correo certificado y enviaría su importe mediante transferencias a una cuenta que Vicky abrió en su banco.

El comerciante avispado, asiduo de El Paraiso de Villa Ancha, todos los meses recogia la producción de Joaquin y pagaba con dinero.

La nueva vida de la pareja no tenia problemas.

Una de las veces que Vicky fue a La Cuesta de las Culebras, primero fua a saludar a la nueva pareja, cuando vio a Amalia, no pudo evitarlo:¡ Vas a ser mama en siete meses!, ¿Lo sabe Joaquin?, ¡Creo que no, todavía no le he dicho nada hasta estar segura!.

Vicky les dio un sobre con dinero, al despedirse añadió:

¡Cuando seais padres tendréis gastos extras!.

Despues fue a saludar a Copito y Alicia, gozaban de buena salud, pero era evidente que empezaban a tener aspecto de mayores. La propia Vicky, a estas altura de la historia habría cumplido los setenta.

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