ANA MARÍA OTERO
Peor que peor,
¿por qué nunca mejor?
No entiendo, no comprendo.
¿De qué diantres estás hablando?
¿Dices que por errores pasados
estoy eternamente condenado?
No, no, no.
Creo que merezco una tregua.
¿Acaso no he pagado?
Pues entonces debería estar ya todo saldado.
Según tú, según tus reglas,
lo que una vez ha entrado,
jamás será liberado.
Al parecer lo decía la letra pequeña,
esa que es así para que no se lea
cuando con premura se firma un contrato
para salvar la vida, esa que por desgracia,
sin darme cuenta irremediablemente consumía.