KERANOS

Elena puso cara de pánico, intentando reprimirla, aunque le costaba muchísimo. Abrió mucho los ojos, aunque no decía nada. Evidentemente no iba a hacer eso, no iba a follarle el culo así tan bestia, ni siquiera tenía pensado follárselo en realidad, pero estaba muy cachondo con ese juego que estábamos haciendo, me ponía mucho como se ponía ella cuando la dominaba así y que me tratara de señor hacía que me encendiera más. Esa sumisión por su parte, poniendo esas caras, esa voz dulce de niña buena me ponían la polla muy dura y decidí llevar el juego un poco más allá haciéndole creer eso para darle un punto de miedo. Ni de coña le haría eso a ella, no quería hacerle daño a mi Elena de ninguna manera, se me parte el corazón cada vez que la veo mal y eso seguramente la haría llorar de dolor. Si fue cuando jugamos con la fusta por primera vez, en la que se le saltaron las lágrimas del dolor y se me puso un mal cuerpo que se me bajó hasta la erección… No quería ni pensar qué cómo reaccionaría yo si llevara eso a cabo.

Empecé de nuevo a acariciarle toda su raja con mi glande, empezando a meterla y cuando notaba que se iba a correr, paraba y la sacaba, empezando a acariciarle el ano, haciendo amago de meterla con fuerza al echar mi culo hacia atrás para coger impulso. Elena ponía cara de terror, pero simplemente se lo acariciaba. Después le volví a acariciar la rajita hasta que se calmaba un poco y se la volvía a meter en su coñito, repitiendo el proceso, parando cuando se iba a correr y pasando el glande por su ojete para hacer un poco de presión y coger impulso para finalmente no hacer nada. Fueron varias las veces en el que hacía eso hasta que yo ya estaba cerca de correrme y cuando Elena estaba cerca de acabar, no paré. La empecé a embestir de manera criminal, haciendo que ella apretara mucho sus ojos y sus labios, como si se los mordiera para no abrirlos, poniendo ambas manos sobre su boca después para no empezar a chillar.

El cabecero golpeaba la pared y la cama chirriaba del movimiento tan frenético con el que la estaba follando. Elena se empezó a retorcer, apretando mi polla con su coñito de manera muy fuerte, como si no quisiera que me escapara de ella. Puso sus ojos en blanco y apretaba sus manos contra su boca. Yo le agarraba de los muslos y aceleré todo lo que pude provocando que empezara a mojarse muchísimo, lanzando finos chorros. Noté como una tensión muy fuerte y saqué mi polla. Esos finos chorros se transformaron en unos más grandes y gordos, haciendo que Elena se moviera como si estuviera poseída, elevando su cuerpo de manera rara mientras seguía con sus ojos en blanco. Le agarré para que no se hiciera daño y poco a poco dejó de chorrear, aunque le daban unos espasmos fortísimos.

No pude aguantar al verla así y me empecé a pajear. A las dos sacudidas empecé a bañarla en semen, saltando los chorros hasta su cara. Al haber acabado el juego, le intenté quitar sus manos de su boca para que respirara bien, pero estaba como engarrotada, muy rígida. Conseguí quitárselas y Elena respiraba con mucha ansiedad, emitiendo sonidos raros, como de alivio, pena, placer… Cogí un poco de papel para limpiarle mi corrida y un poco el sudor de su cara. Se quedó dormida después de liberar toda a tensión de su cuerpo. Hacía mucho calor en la habitación por haber estado con la puerta cerrada y por el folleteo que resultó durar bastante cuando miré el reloj. La tapé con la sábana para que no cogiera frío por el aire acondicionado y me tumbé a su lado, mirándola. Me encandilaba ver como dormía. Estaba preciosa con el pelo alborotado, esa expresión de tranquilidad y con sus mejillas sonrojadas aún.

Ahora sí que me estaba entrando hambre después de tanto folleteo y estar sin comer nada desde la mañana, pero veía a Elena tan mona y relajada que me daba pena despertarla, así que esperé a que ella lo hiciera.

Después de una media hora se despertó abrazada a mí mientras yo veía la tele. Se estiró para besarme en la mejilla y quedarse mirando sonriendo.

-Me dejas sin energía, mi amor…
-¿No querías fiesta? Jajajaja.
-Siiiii, me encanta. Dios… Es que me dejas muerta.
-¿Te he llevado al límite?
-Mucho. Aún noto el cuerpo raro…
-Entonces ha ido bien la cosa.
-Sí. Pero no has hecho lo que has dicho que ibas hacer. Lo del castigo…
-No te iba a hacer eso, mi vida. Jamás te haría daño. Solo quería ver tu reacción y jugar un poco con el miedo.
-Jajajaja, que cabroncete eres…
-Un poquito. Que cara tenías… Parecía que te había dicho que te iba a matar, jajajaja.
-Hombre, me dices que me vas a meter este armatoste de golpe… (dijo llevando su mano hasta mi paquete)
-Vale, vale. Lo pillo.
-Jajajaja, que bien me lo paso contigo.
-Elena.
-Dime.
-Perdona por haberte hablado así antes. A lo mejor me he puesto más serio de la cuenta.
-No. Me lo has dicho como me lo tenías que decir. Te ha molestado y lo entiendo. Javi, te pido perdón por ponerme así. No quiero, pero es algo que me sale solo y no puedo remediarlo, me veo desbordada por la situación de que te puedas en fijar en alguien mejor que yo, o que te pueda resultar más atractiva que yo. Me da miedo y no quiero tener que pasar por eso de nuevo. Me muero si te pierdo. Intentaré que no vuelva a pasar, de verdad.

Me quedé en silencio, con un nudo en la garganta y los ojos vidriosos. Elena intentó levantar su cabeza para mirarme al ver que no decía nada, pero le abracé para que no me viera así. Le di un abrazo con fuerza, besándole la cabeza. Solo pensar que algo así pudiera pasar me removía todo por dentro. Ella me empezó a acariciar la espalda con cariño y yo seguía abrazándola hasta que me tranquilicé.

-Eso no va a pasar nunca, ¿me oyes? Nunca.

Elena sonrió y hundió su cara en mi pecho, besándomelo. Después de unos minutos así, los dos tumbados y abrazados fuimos a darnos una ducha, donde siguieron esas muestras de cariño con varias caricias, abrazos, besos y miradas a los ojos mientras estábamos bajo el agua. Cuando salimos dijimos de comer algo, los dos estábamos muertos de hambre después de haber quemado tanta energía, pero ya era tarde para ir a algún restaurante o chiringuito. Optamos por comer algo rápido que compramos en una tienda de barrio y dar un paseo para cenar fuerte y saciarnos mejor. Mientras hacíamos hora, dimos un buen paseo por todo el paseo marítimo, viendo el atardecer juntos, cogidos de la mano. Esos momentos con ella eran estupendos, los saboreaba lo mejor que podía. Tenía la compañía perfecta y no nos faltaba tema de conversación, siempre que no nos interrumpíamos cuando parábamos para darnos un beso.

Ya casi anocheciendo, Irene llamó a Elena preguntándole donde nos metíamos.

-Irene, hemos estado casi toda la tarde… Ya sabes… Y estamos ahora dando un paseo y vamos a ir a cenar, que tenemos mucha hambre.
-…
-Sí, jajajajaja. Necesitamos energía, que nos hemos quedado sin ella. Oye, ¿mi hermana os está dando mucho la tabarra?
-…
-Vale, vale. Pues Javi y yo cenamos y te llamo para vernos y nos tomamos algo todos juntos. Venga, luego nos vemos.

Elena colgó el móvil mientras sonreía un poco negando con la cabeza.

-¿Qué pasa?
-Nada, éstos, que no saben dónde nos metemos.
-¿Y todo bien?
-Sí. Es que se le ha olvidado decírtelo…
-¿El qué?
-Nada, que mientras te buscábamos, mi hermana iba haciendo el tonto insinuándose a varios. Casi que la llevaba arrastrándola para que no se parara, pero se ha parado con uno y se ha quedado hablando con él y hemos tenido que esperarla ahí un poco.
-Pues vaya…
-Qué vergüenza… Ella ahí con las tetas al aire, ligando y yo preocupada por ti. Mi hermana más preocupada por hablar con un chico que otra cosa…
-Vaya tela…
-Y esta tarde por lo visto el chico ese ha estado con ellos y tal.
-Ah, pues muy bien, así de distrae.
-¿Y dónde estabas tú?
-Pues empecé a andar y ni me di cuenta de donde estaba. Por el sol me dio mucho calor y me metí al agua para refrescarme, luego volví por donde vine, pero me puse nervioso porque creía que me había perdido, pero entonces oí a Irene llamarme a voces.
-Me has preocupado…
-Lo siento, pero estaba enfadado y necesitaba estar solo.
-Da igual, ya ha pasado. Después de cenar vamos con ellos y nos tomamos algo.
-Vale.

Fuimos a cenar a un restaurante, pasando un rato fantástico. No parábamos de hablar, con miradas de complicidad y sonrisas. Elena ponía su mano sobre la mía en varias ocasiones, acariciándola con cariño. Tenía unos ojos muy vivos, con brillo y siempre una sonrisa permanente. Después de cenar sin prisa, disfrutando de la comida y el uno del otro, nos fuimos dando otro paseo, esta vez por la playa hasta que Irene volvió a llamar a Elena para juntarnos. Nos mandaron ubicación y fuimos hasta allí. Nos los encontramos y estuvimos dando un paseo, ambas parejas cogidas de la mano mientras Noelia se quedaba atrás. Paramos en una terraza para tomarnos algo aprovechado que la temperatura era buena y corría algo de aire. Estuvimos hablando, estando la cosa muy animada, sin nada raro por parte de Noelia, quien estaba más pendiente de su móvil que otra cosa. Cuando acabamos y estábamos volviendo mientras pasábamos Noelia se detuvo mientras escribía con su móvil.

E: Vamos, Noelia, que te quedas atrás…
N: No, me voy con el chico que he conocido esta mañana.
E: ¿Cómo?
N: Pues que ha estado toda la tarde con nosotros y me ha caído bien y yo a él también y quiero estar un rato con él.
E: Pues mañana lo ves en la playa.
N: No, quiero verlo ahora y él a mí también.
E: Olvídate. No voy a dejar que te vayas por ahí con un chico que no conozco de nada. Mamá me mata si se entera y ella no lo permitiría.
N: ¡Joder! Vosotros bien que podéis follar todo lo que queráis, pero yo no puedo.
M: Tranquila Noelia.
N: Yo también me lo quiero pasar bien, tengo derecho.
I: Sí, claro que lo tienes, pero así no. Tu hermana es la principal responsable de que no te pase nada. Hazle caso anda, mañana lo ves.
N: No. Quiero verlo ahora y echarle un polvo.
E: Venga Noelia, no digas tonterías. Déjate de historias anda, vámonos.
N: No.

Noelia se sentó en un banco que había cerca, notablemente enfadada. Nosotros cuatro nos quedamos mirándonos los unos a los otros sin saber qué hacer hasta que Elena se acercó a ella y empezaron a hablar un rato mientras Irene, Mario y yo también lo hacíamos.

M: Vaya carácter tiene la niña…
J: A mí me lo vas a decir… Es así desde el primer día que la conocí.
I: Pero, ¿siempre es así?
J: Casi todo el tiempo. Es muy insoportable.
M: Pues entonces nada que ver con Elena.
J: Tal cual. Son como la noche y el día. Pero es que la madre es igual. Elena ha salido a su padre. Él es muy tranquilo y muy buena gente.
I: Pues buena tienes liada en su casa, jajajaja.
M: Parece que lo de independizarse no es una tontería ahora. Yo no aguantaría mucho así, la verdad…
J: Si yo te contara…
I: Esa niña es muy espabilada. ¿Te ha intentado liar, o qué?
J: ¿Por qué lo preguntas?
I: Porque no veas como ha mirado a Mario esta mañana y esta tarde antes de que apareciera su amiguito…
M: Ya ves…
J: Bueno, está en la edad. Todos hemos pasado por eso.
I: Y seguimos pasando, jajajaja.
M: La chavala tiene un meneo, pero siendo la hermana de Elena… Paso de líos.
I: Pues sí, está muy bien la chica, pero es eso. Elena es muy tradicional y a saber cómo le sienta si…
J: Callaos anda…
I: ¿Te ha provocado?
J: ¿Eh? No… Lo que hace es picar.
I: Mmm… Pues lleva cuidado, que sabe mucho.

Entonces volvió Elena y nos contó lo que habían hablado.

E: A ver, está enfadada y quiere irse con él. Yo no me fio una mierda. Ni de mi hermana, ni del chico.
I: Normal, solo piensan en pasarlo bien, no ven los riesgos.
E: Anda quien lo dice… Jajaja.
I: Cabrona, pero yo soy respetuosa, ¿o no? Tengo claro los peligros que hay, sé jugar. Tú hermana está empezando y más le vale ir con cuidado que llevarse sustos.

Elena se quedó pensativa durante unos segundos y siguió.

E: Pues solo se me ocurre que se vengan al apartamento.
J: ¿En serio? ¿Vamos a tener que escuchar cómo follan?
E: Es que no entra en razón.
I: A ver, así por lo menos te aseguras de que no pasa nada…
E: ¿Alguna idea más?
M: No, yo no lo veo mal tampoco. Estamos nosotros por si pasa algo.
J: Haz lo que veas Elena. Es tu hermana, tú decides.
E: Pues creo que es lo mejor. Porque como no le deje, va a estar toda la semana dando el coñazo con el tema y paso.

Elena llamó a Noelia y vino para contarle lo que había pensado.

E: Os venís al apartamento. Os quedáis en nuestra habitación.
N: Habréis cambiado las sábanas, ¿no? Porque seguro que habéis estado todo el día…
E: Sí, las hemos cambiado. Anda cállate ya, que al final te sales con la tuya.
N: Ya, pero no tendremos mucha intimidad.
J: Tócate los huevos… (susurré)
N: ¿Qué?
J: Nada. Que es lo que hay. O eso, o no lo ves.
N: Qué remedio entonces…
E: Pero con protección, ¿eh?
N: Pues yo no he traído…
I: Nosotros no usamos condones.
E: Ni nosotros…
J: Pues compramos.
N: Por una vez no pasa nada. Yo controlo de eso…
J: Claro que sí. Anda, vamos para una farmacia. Que no sabes dónde la ha podido meter ese…
N: Ya salió el listo…
E: Oye, te estamos ayudando…
N: Venga Elena, que seguro que la primera vez que te follaste a Javi lo hiciste sin condón.
E: Pero éramos amigos desde hace mucho. Tú acabas de conocer a ese chico y hay mucho capullo que te vende la moto…
J: Además, sí que me puse condón.
N: Sí… Seguro. A saber a cuantas te has follando sin condón…
E: Noelia, ¿a qué te quedas sin nada?
N: Vale, joder… Vamos a la puta farmacia.

Después de ir a la farmacia y regresar al apartamento, Noelia le mandó ubicación al chico y vino en nada. Ambos pasaron a nuestra habitación después de que nos cambiamos de ropa. Irene y Mario se fueron a su habitación y Elena y yo nos quedamos en el salón, tumbados en el sofá. Estábamos abrazados, en silencio. Yo estaba pensando en lo que me dijeron Irene y Mario de que Noelia le miraba con ganas. Se me ocurrió hacer algo para que Mario se acabara follando a Noelia para ver si así se olvidaba de mí, pero era algo demasiado cruel y seguro que Elena se molestaba. A Mario e Irene seguro que no les importaba por cómo eran, pero lo que me dijeron de que no querían hacer nada por respeto a Elena me recordó a cuando me acosté con Noelia y no pude frenar la situación y acabé cayendo. Era algo que tenía olvidado, pero lo que la pareja me dijo y como me lo dijo hizo que me empezara a sentir mal, como si no me hubiera comportado como un buen amigo con Elena en su día. Y también me recordó como lo había ocultado durante todo ese tiempo, viéndome a mí mismo como un mal novio que engaña a su chica de la que dice estar tan enamorado. Por suerte, Elena seguía cariñosa y me empezó a acariciar mi desnudo pecho con suavidad y cariño mientras me daba algún besito por el hombro.

-Que cariñosa…
-Sí. Es que con la tarde tan buena que hemos pasado, tengo ganas de un poco más, aunque estoy un poquito sensible…
-El problema es que aquí hace mucho calor. Y eso que estamos sin hacer nada, imagínate si nos ponemos a follar. Además, ¿y si sale tu hermana y el chico ese? Nos pueden ver…
-Ya… Pero es que tengo ganas…
-Podemos ir a un baño…
-¿Y si vamos con Irene y Mario?
-¿Segura?
-¿Por qué no? Tenía ganas de jugar con ellos esta semana, hasta que se torció el plan por mi hermana.
-Pues no sé… Como quieras.

Nos levantamos y fuimos con cuidado a la habitación de la otra pareja sin hacer mucho ruido, pasando por la nuestra, aunque no oímos nada. Llamamos y al poco Irene abrió la puerta asomando la cabeza. Al ver que éramos nosotros, la abrió y pasamos, viendo que ella estaba solo con un tanga rojo y Mario en boxers, con un buen empalme. Al estar las dos habitaciones tan juntas, empezamos a hablar en susurros.

E: Huy… ¿Os hemos interrumpido?
I: Vosotros nunca molestáis, no os preocupéis.
M: ¿Qué pasa?
J: Pues que la nena tiene ganas de fiesta y en el salón como que no.
E: Javiiiii… (dijo dándome un manotazo)
I: Mmm, dime que vamos a jugar, por favor…
E: Un poquito.

A Irene se le iluminó la cara, poniendo una sonrisa de oreja a oreja mientras Mario sonreía asintiendo.

E: Pero sin hacer ruido, que está ahí mi hermana y no quiero que sepa nada de esto, ¿eh?
I: Vale. Vamos a echar el colchón al suelo. Ahí cabemos los cuatro, si es enorme.

Echamos el colchón al suelo y fui a la puerta y eché el pestillo.

I: ¿Qué haces?
J: No quiero que nos vea a los cuatro aquí dándole que te pego…
I: Ni que fuera a entrar…
J: Si te digo la de veces que nos ha pillado…
E: Sí, mejor así. No quiero que mi hermana vea como me comes el coño.
I: Mmm… Que rico.
E: ¿Tienes ganas?
I: Ni te imaginas…
E: Lo siento Mario, pero es que aún no me veo capaz para… (dijo acercándose a él para acariciarle la espalda)
M: No te preocupes, te entiendo, no hay problema.
E: Me sabe mal…
I: No te preocupes Elena… No pasa nada. Ya sabes que aquí mandas tú. Nosotros nos adaptamos.
M: Me vale con que Irene me bese cuando te corras en su boca. Así puedo probarte un poco.
E: Claro.
I: Ya estás cachondilla, ¿no?
E: Bueno, ya lo estaba antes de venir…
I: Se te han puesto duros los pezoncitos… (dijo llevando una de sus manos a una teta de Elena)
J: Pellízcale un pezón.

Irene lo hizo, con cariño, pero apretando un poco al final, provocando que Elena lanzará un gemido que rápidamente ahogó con su mano. Después le quitó la camiseta para mirarle las tetas, al igual que hizo Mario, mientras se ponía detrás de Irene, restregando su paquete contra su culo. Irene se acercó a Elena más aún, arrastrando a Mario con ella para cogerla con suavidad del cuello para darle un beso con mucho cariño. Yo me puse detrás de Elena, cogiéndola de las caderas y arrimando mi paquete a su culo, de la misma manera que hizo Mario con Irene. Ambas chicas quedaron aprisionadas entre nosotros, cogiendo Mario mis brazos para hacer fuerza y estrujarlas entre los dos. Era una situación muy excitante, haciéndola aún más así Irene al despegarse de los labios de Elena para susurrar:

I: Como me pones, cabrona… Que dulce sabes…

En ese momento sentí un cosquilleo por los huevos, poniéndose mi polla dura al instante. Me ponía mucho ver a Irene hacerle esas cosas a mi chica. Y verla de nuevo besarla con más ganas fue más que suficiente para que no pudiera remediar frotarme con su culo cada vez más fuerte. Después de estar unos minutos así, con Irene besando a Elena y Mario y yo acariciando y besando el cuello de nuestras parejas, Irene de despegó. Ambas chicas estaban muy sonrojadas.

I: Joder, que calentón…
J: Yo estoy ya…
I: Madre mía… Y eso que no hemos hecho nada casi…
J: Me pone mucho veros así.

Elena me miraba con unos ojos muy vivos, acercándose a mí para acariciarme la polla por encima de los boxers.

I: No es justo que nosotras nos enrollemos y vosotros no…
J: Bueno… Ya está liándola…
I: A ti te pone vernos a nosotras así, ¿no? Pues a mí me pondría mucho veros así. Y seguro que Elena también, que algo dijisteis en su día.
E: Bueno…
J: Anda, que callado te lo tenías.
E: Puede estar bien.
I: Dilo, que se te hace el coñito agua si los vieras así.
E: Vale, vale. Me pondría mucho.
I: Pues venga, igualdad.
J: Joder, vale.
M: Si ya lo hemos hecho, no pasa nada.

Mario se acercó a mí y nos besamos de manera rápida y algo tímida, no como Irene que cogía a Elena del cuello. En nada nos separamos y vimos a Irene con los brazos en jarra mientras Elena sonreía.

I: Pero así no, hombre… ¿Qué mierda de beso es ese? Tenéis que hacerlo como lo hemos hecho Elena y yo. ¿Qué pasa, que al machito le da miedo besar a un hombre?
J: Tú lo has querido, pero luego no llores si te quedas sin novio…
M: Jajajaja.

Mientras Mario se reía, le cogí del cuello como Irene hizo con Elena, pero con menos suavidad y le empecé a besar con intensidad. Él puso sus manos en mis hombros, pero se relajó. Oí un gemido, aunque no supe identificar de quien y noté como alguien me abrazaba por la espalda. Estaba seguro de que era Elena, porque noté sus tetas, con sus pezones clavándose en mi espalda. Me bajó los boxers de un tirón y agarró mi polla para empezar a pajearme mientras me besaba la espalda. Acabé el beso y me separé de Mario, viendo que estaba rojo.

M: Irene, hemos terminado, jajajaja.
J: Jajajaja.
I: ¡Una polla!
E: Shhh, hablad bajito, coño.
M: Besa bien el cabrón, pero pincha por la barba.
I: Joder, me he mojado mucho.
J: Ya veo, que os habéis desnudado en nada…
I: Pfff… Que ganas de… Todo con los tres.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s