ALMUTAMID

El sábado superé otra prueba de fuego en mi pretendida fidelidad a Alba. Por la noche quedé con Guido y Greta, pues Heidi seguía en Alemania. El grupo era más amplio y entre los que quedamos estaba Heike. Admito que la holandesa estaba muy guapa y que se alegró mucho de verme. La suerte es que estuvimos de cerveceo por el centro de Lieja en un ambiente festivo de beber y bailar. La chica estuvo cariñosa como siempre conmigo- Yo sabía que si la invitaba a dormir conmigo se habría venido encantada a echar un par de polvos en la residencia, pero era exactamente lo que yo quería evitar.

Así que cuando lo creí conveniente me fui a la francesa, o lo que es lo mismo, sin despedirme y ya de camino envié un mensaje a la neerlandesa para decirle que estaba muy cansado y me había ido a dormir sin cortarles la fiesta. Ya habría tiempo de dar explicaciones en un ambiente más tranquilo donde pudiéramos hablar mejor. Aunque sabiendo que la chica era tan abierta no creo que le supusiera un gran problema dejar de vernos a solas.

El primer fin de semana había pasado y me daba cuenta de que me sentía bien sabiendo que me tenía que reservar para Alba. De hecho la única vez que me había masturbado desde que había regresado a Lieja había sido precisamente pensando en mi novia, de modo que me sentía al 100% concentrado en mi relación.

No necesitaba sentirme deseado por nadie más. Ya no veía la necesidad de tener que ganarme los favores de mujeres para sentirme importante porque si no me valoraba quien yo necesitaba que lo hiciera ¿de qué servía?

Y el ambiente que me había ganado en esos días con el nuevo equipo y mi nueva relación con Astrid y Alice Li me hacía perder la tensión con la que había vuelto a Bélgica en mi afán por no cometer con Alba los errores cometidos con Claudia.

Cuando el domingo salí a correr con Astrid ayudándonos a hacer abdominales me di cuenta que en realidad todo lo que creí sentir por ella antes de Semana Santa en realidad había sido fruto de mi mente. Éramos dos amigos que salíamos a correr juntos independientemente de los órganos sexuales que poseyéramos.

Yo, que siempre había presumido de tener buenas amigas, también había cometido el error de ver en ciertos comportamientos de ellas conmigo insinuaciones o indirectas. Y me había llevado a equívocos en ocasiones. Pero ahora, en que tenía apartadas de mí esas sensaciones ganaba en mi forma de entenderme y de relacionarme con Astrid, y seguramente con cualquier otra chica en la que no viera un posible contacto sexual.

No sé si ella notó ese cambio en mi forma de relacionarme con ella, porque en realidad no había cambiado como tal. Simplemente había cambiado mi forma de percibirlo. Con la visión de años más tardes yo llegué a la conclusión de que mi éxito con las mujeres en aquellos años no estaba en mi belleza o en mi labia, que tan torpemente cultivaba cuando intentaba tener algo con alguna, sino precisamente en lo contrario, en sentirme demasiado vulgar físicamente y en comportarme como si realmente no quisiera nada con ellas, haciendo que se relajaran, ganáramos confianza y fuesen ellas las que confundiera nuestra amistad con algo más, como había ocurrido especialmente con Ángela.

Pensar en mis historias de mi primera residencia había sido como un efecto llamada telepático, pues aquel domingo recibí mensajes de Mamen y de Sol con las que tuve las siguientes conversaciones.

Mamen muy amable me preguntó si había estado en casa durante las fiestas. Entablamos conversación y no sé realmente por qué motivo le hablé de Alba. Me felicitó tras preguntarme si estaba contento y cuando le respondí:

-Es una mezcla de sentimientos porque la felicidad por estar con ella se ve truncada por tener que estar tan lejos.

-Pero cuando vuelvas estaréis juntos. Además me dijiste que ya te quedabas en tu ciudad.

-Sí, pero ella no lo sabe.

-¿Y por qué no se lo has dicho?

-Hasta que no sea seguro no quiero crearle falsas esperanzas. Que me quiera a pesar de mis circunstancias actuales es ahora mismo lo más importante.

-Luis. Te noto muy cambiado. Creo que esa chica te gusta de verdad. Me das mucha envidia.

-Seguro que tú conocerás a alguien que también te provoque el mismo sentimiento.

-Luis, el único tío con el que he estado últimamente que no pensara solo en follar has sido tú aunque también lo pensaras. Yo no soy capaz de transmitir a nadie lo que esa chica te transmite a ti.

-No digas tonterías. Vales muchísimo. Tendrías que empezar por valorarte tú y venderte más cara.

-Bueno, en cierto sentido lo estoy haciendo.

-¿Y eso?

-Desde que te fuiste no he vuelto a quedar para follar con nadie.

-Nadie me mejora- respondí de broma.

-No estaba pensando en la cama aunque eres muy bueno ahí. Nadie me habla como tú ni me entiende. No todo el mundo se traga una película como la que vimos y después conversa entendiendo lo que dice como tú…

-No exageres. Es cuestión de estudios nada más. Quizá deberías cambiar de ambiente y moverte más entre estudiantes.

-Estoy pensando en retomar los estudios…

-¡Muy bien! Esa es muy buena idea. Vales muchísimo.

-Gracias…por esas cosas las chicas se enamoran de ti…

Buen chute de estima me dejó la conversación con Mamen aunque algo diferente fue la conversación con Sol. A ella no me atreví a decirle que estaba saliendo con Alba. Desconocían incluso su existencia. Y no iban a entender después de todos mis líos en la residencia que de golpe estuviera locamente enamorado de una chica de mi ciudad. En el fondo esa había sido la fuente de mis contradicciones. Llevar una doble vida. Pero eso se iba a acabar pues ya sólo habría un Luis con su única y verdadera vida. Pero, ¿cuál había sido la verdadera? ¿La de la residencia a le de mi ciudad?

La conversación con Sol me hizo darme cuenta de que mi paso por la residencia se diluía en el horizonte como un espejismo. Aunque me contó que las cosas habían cambiado desde que yo me había ido más que pena por lo ocurrido sentí también cierto orgullo.

El grupo que solíamos salir juntos se había roto. Según Sol la explicación era muy sencilla: yo era el pegamento. El nexo que conocía a unos y otros y los reunía pasa hacer cosas juntos.

A Víctor no habían vuelto a verle el pelo salvo en la residencia alguna vez para cenar. Ni siquiera sabían si seguía con Miriam o habían roto. Ella y Ángela mantenían una relación de simples compañeras de habitación. Apenas salían juntas y Ángela vivía permanentemente cabreada por todo. Sabía que había quedado con gente a través de una app de citas pero no le contaba mucho más.

-Bueno, ¿y tú?- quise saber.

-Salgo poco.

-Pero estarás saliendo con alguien.

-Pues con mis compañeras de clase. Ya salía a veces con ellas cuando tú estabas aquí.

-Sí, me acuerdo.

-Pero no lo dices muy entusiasmada.

-No, si lo paso bien con ellas. Pero no es el ambiente que más me gusta.-me explicó.

-¿Qué les pasa?

-Pues que salen a buscar tíos a toda costa, bueno, tampoco es eso, pero están siempre de tonteo y alguna tiene sus rollos y tal, y bueno, pues no me gusta mucho ese plan. Yo salgo a divertirme, no necesito tontear con ningún tío para pasármelo bien. Con vosotros me lo pasaba mejor porque todo era más sano.

-También teníamos nuestras cosas.

-Contigo a pesar de nuestras cosillas, que vaya corte que me hiciste pasar más de una vez, tenía otra confianza y no ibas buitreando a ver que pillabas. A mis amigas esos tíos les dan igual que sean unos picaflores, tampoco esperan mucho más de ellos.

-¿Y tú?

-No me gustan esos rollos.

-Eres más de relación.

-No es eso. No es que quiera un novio ya formal pero no me gusta liarme con un baboso que sólo quiere meterme mano y metérmela a toda costa.

-¿Nunca te has enrollado con nadie?

Sol tardaba en contestar y ya estaba a punto de seguir con otro mensaje diferente cuando vi que escribía:

-No iba a contestarte pero en realidad tengo más confianza contigo que con la mayoría de la gente aquí.

De nuevo tardaba en contestar así que empecé a escribir:

-No tienes por qu…

Pero antes de completar mi frase llegó su respuesta:

-Me lie con un tío antes de Semana Santa.

-Por como lo dices no te gustó mucho.

-Era un baboso de esos. Estaba bueno pero era un pulpo. Me hizo sentirme manoseada y si no es por la vergüenza de decirle que pasaba de él en realidad me habría ido sin más.

-Tampoco tienes que contarme detalles.

-No pensaba hacerlo, pero vamos que no hicimos nada del otro mundo. Simplemente no me gusta así y no me gusta dejarme arrastrar por culpa de mis compañeras.

-¿No te has planteado conocer a alguien de otra forma?

-¿Una app como Ángela? Paso. De todos modos tampoco es algo que me obsesione. El sexo para mí no es un fin y la experiencia me lo confirma.

-Yo tardé en darme cuenta de eso.

-Bueno, tenías la amiga esa tuya que te traías a la residencia.

-Con la que me pillaste…

-Perdón, no hace falta que me lo recuerdes.

-No tienes que disculparte a estas alturas. Ya se pasó.

-Pero yo no podría quedar con alguien sólo para eso.

-Yo no lo hacía. Es verdad que follábamos pero teníamos nuestras conversaciones. Éramos en realidad unos amigos que teníamos sexo.

-¿Estás seguro?¿Habrías tenido amistad con ella si no te hubiese ofrecido sexo?

La pregunta me dejó pensativo y Sol se adelantó:

-Tu silencio responde por ti. Pero sé que no aspiras a eso. Hemos tenido conversaciones en las que sé que no eres así. Estoy seguro de que encontrarás a alguien que te llene. La diferencia entre tú y yo es que a mí no me merece la pena tener sexo con nadie mientras encuentro a esa persona.

Estuve a punto de contestarle que eso ya había ocurrido, pero preferí que nadie de la residencia lo supiera. Si en junio cuando fuera a realizar los tramites de mi traslado coincidíamos ya se lo explicaría en persona. Pensándolo bien era la única a quien echaba de menos. Qué tonto había sido con ella, primero creyéndome que iba detrás de mí y después evitándola cuando podíamos haber sido muy buenos amigos. Desde luego ella se había portado siempre bien conmigo.

Nos despedimos deseándonos buena suerte y esperando hablar pronto.

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