KERANOS

Esperé a que Elena regresara con la toalla y salí de la piscina, tapándome rápidamente con ella, yendo ambos dirección a los baños. Una vez llegamos y viendo que estaban vacíos, nos metimos en uno y cerramos con pestillo, empezando a comernos la boca con mucha ansia. En menos de un minuto ya estaba yo sentado sobre el váter con la polla metida en el coño de Elena, quien estaba subida encima de mí con una pierna a cada lado. Lanzó un gemido alto, aunque tuvimos la suerte de que no hubiera nadie dentro ni cerca de los baños.

-Elena, no tan alto…
-Javi, mi amor, no puedo remediarlo. Estoy muy caliente y con la polla que tienes es imposible no gritar.
-Bueno, tranquila. Vamos a ir despacio.

La empecé a mover despacio para que iniciara una cabalgada, pero ella aceleraba porque estaba muy cachonda y de los jadeos cuando yo marcaba el ritmo, pasaba a gemidos que eran cada vez más altos cuando ella lo marcaba. Yo la paraba cuando se pasaba de la raya, pero cuando reanudábamos el ritmo, ella se venía arriba y lo hacía rápido. Opté por levantarme y ponerla de cara a la pared, para metérsela desde atrás, tapándole la boca. La follaba a buen ritmo y parecía funcionar el remedio para el ruido, porque mi mano mantenía a raya a sus gemidos, pero Elena estaba como loca y me empujó con su culo, sentándome en el váter de nuevo para empezar a montarme otra vez.

-Lo siento mi amor, pero es que no puedo más, tengo que hacerlo así.
-Joder Elena, ¿qué te pasa?
-Necesito follarte bien, me da igual si nos pillan.

Entonces empezó una cabalgada muy rápida, como nunca me lo había hecho. El problema era que empezó a gemir muy alto, por lo que la empecé a besar para calmarla un poco hasta que empezó a temblar, cortando su respiración y gemidos. Se quedó quieta, pero yo la seguí moviendo un poco más cogiendo su culo con mis manos, hasta que a los pocos segundos me la jugué, estaba muy cachondo y qué cojones, si nos pillaban pues ya está, no iba a cortar ese momento por pasar un poco de vergüenza. La cogí y la levanté, poniéndola de perfil sobre mi muslo izquierdo y le empecé a estimular con la mano derecha mientras le agarraba con mi brazo izquierdo y le tapaba la boca con la otra mano. Provoqué que se corriera a chorros mientras agarraba mi brazo con mucha fuerza. Yo también la agarraba con fuerza por la boca para que no chillara. Puso la pared a la que estaba mirando perdida, sonando bastante alto el impacto de sus chorros contra los azulejos del baño. Una vez paró, la solté y se agarró con mucha fuerza a mi cuerpo, hundiendo su cabeza en mi pecho, jadeando mucho. Le daban fuertes espasmos. Me estaba costando muchísimo no cogerla y bañarla con mi leche. Es lo que deseaba, pero decidí esperar a que se recuperara. Pasaba el tiempo y no se terminaba de recuperar y ya no podía más, por lo que la senté en el váter mientras ella gimoteaba. Se quedó espachurrada, estaba extasiada, pero la veía tan sexy con sus tetas al aire, con la marca del moreno y su piercing, que me agarré la polla y en pocas sacudidas empecé a descargar sobre ellas, bañándola bastante, saltando los chorros un poco por la pared también como ella había hecho antes.

Verla así era muy placentero para mí, rendida por su orgasmo que yo le había provocado y con toda mi esencia sobre sus pechos. Me quedé viéndola, apoyado en la puerta, pero entonces reaccioné y empecé a coger papel para limpiarla a ella, limpiando después las paredes de nuestros flujos. No quería ser un sinvergüenza y dejarlo así, porque allí podrían entrar niños. Después de estar un buen rato recogiendo el estropicio, me puse el bañador y desperté a Elena de su orgasmo, aunque ya estaba bastante recuperada.

-Vamos, mi vida.
-Ay, Javi… Como necesitaba esto…
-Ya te he visto, que estabas desatada.
-Joder, no puedo. Me tiemblan las piernas…
-Venga, va, a ver si va a venir alguien.

Salimos del baño, echándonos agua antes de salir. Elena tenía unas chapetas muy rojas y yo también estaba un poco rojo del sofoco. Una vez salimos nos topamos con un hombre mayor que parecía que trabajaba allí por como iba vestido. Elena salió enflechada porque seguía roja, yendo hacia donde teníamos la otra toalla y nuestras cosas. El hombre se me quedó un poco mirando y dijo:

-Os lo habéis pasado bien, ¿no? (con tono de molestia)
-Perdón, es que…
-¿Os parece normal hacer esto aquí?
-No, ha sido un poco improvisado, lo siento, no volverá a pasar.
-Anda, fuera de mi vista.

Fui hacia donde estaba Elena, dejando al hombre atrás, sintiendo un poco de vergüenza, aunque se me pasó rápidamente pensando en que diría el pobre hombre si supiera lo que hicimos la vez anterior que estuvimos en la piscina, en ese polvo en el que hasta me corrí dentro de ella y demás. Una vez llegué a donde estaba Elena, se lo comenté y se puso roja como un tomate. Yo le quité importancia y dije de bañarnos de nuevo para quitarnos ese calor que teníamos. Conforme se acercaba la hora de comer la piscina se puso abarrotada de gente, haciéndose un poco incómodo.

El rato que estuvimos comiendo estuvimos muy a gusto porque esa zona era realmente buena para resguardarse del sol y fuimos a una hora en la que aún no estaba lleno de gente. Elena no paraba de sonreír durante todo el día, ambos estábamos muy contentos, nos lo estábamos pasando bien. Después de comer regresamos a las toallas, poniéndonos crema de nuevo para tomar el sol, alternando con algún baño los dos juntos. Y a lo tonto así pasamos el día hasta que atardeció y nos fuimos.

Antes de volver a su casa para cenar allí como habíamos quedado, pasamos por la mía para coger una muda de ropa. Fue algo breve porque mis padres no estaban en casa. Le sugerí a Elena quedarnos, ya que estaríamos solos, pero le pareció feo no ir después de haberle dicho a su madre que sí que iríamos. Cuando llegamos a su casa fuimos directos a la ducha, con un poco de prisa porque la cena ya estaba hecha y Maribel nos dijo que no nos despistáramos. Hubo algunos arrumacos en la ducha, con Elena soltando muchas risitas al darle yo cariñitos, pero nada más, ambos estábamos satisfechos con aquel polvo en los baños de la piscina.

Cuando salimos, ya estaba todo preparado y nos pusimos a cenar, charlando todos sin ningún problema, contándonos como nos había ido el día. Elena y yo contamos como estuvimos, obviando la parte más divertida por evidentes razones. Noelia nos dijo que ella había estado en casa todo el día, saliendo solo a dar un paseo con su abuela y Maribel haciendo cosas por la casa. Cuando acabamos de cenar, la abuela de Elena se acostó y nos quedamos los cuatro en salón viendo la tele. Elena estaba sentada de lado, apoyándose sobre mi pecho y su hermana y su madre en el otro sofá, que estaba frente a nosotros. Al parecer Elena no estaba tan satisfecha, porque seguía juguetona y agarró un cojín, poniéndolo sobre mi entrepierna, empezando a sobarme, metiendo su mano entre el cojín y mi cuerpo. Mi polla empezó a reaccionar poniéndose morcillona y viendo que quería guerra, le puse la mano en el culo. Afortunadamente la gran mesa del salón tapaba bien la visión entre los dos sofás, por lo que había poco riesgo de que nos vieran, aunque el morbo era increíble y viendo que Elena estaba animada a hacer eso, pues yo me vine a arriba. Colé mi mano por su pantaloncito y sus braguitas, acariciándole los cachetes del culo.

Pasados unos minutos la cosa cogió intensidad y mi polla se puso bastante dura, colando Elena su mano por mi pantalón, por la parte de las piernas para cogerla como podía y acariciarla. Yo le tocaba el coñito despacio, notando lo húmeda que estaba, pero quería algo más y pase a su ojete. Dio un respingo cuando notó como mi dedo se posaba ahí y empezaba a jugar, levantando la cabeza para mirarme sonriendo pícaramente. Yo le di un beso en la frente y se volvió a poner bien. De repente Maribel le dijo a Noelia que hiciera palomitas y se levantó a hacerlas, por lo que paramos un poco. Cuando volvió y se sentó, seguimos con nuestro juego, hasta que Maribel empezó a hablar.

M: Elena, ¿has hecho ya la maleta?
E: No, mañana la hago.
N: ¿Maleta? ¿A dónde vas?
E: Javi y yo nos vamos a la playa una semana.
N: Halaaaa, que guay.
M: Oye, ¿por qué no os la lleváis? Así se distrae, que le va a venir muy bien, que vaya racha de no salir de casa y no relacionarse.
En ese momento dejé de jugar con Elena y saqué mi mano, dejándola caer sobre su cintura.
E: Eh… Mamá, es que vamos con nuestros amigos y ya no hay más sitio.
M: Venga, Elena…
N: No os preocupéis, no quiero ser una molestia.
M: Pero, ¿qué dices Noelia? ¿Qué molestia vas a ser?
E: Mamá, es que…
M: Elena, me parece muy mal que no quieras ayudar a tu hermana, le va a venir muy bien.
N: Mamá, déjalo, si yo estoy bien y ellos querrán estar solos.
M: Venga, seguro que a Javier no le importa, ¿verdad?
Me quedé en silencio, haciéndome el loco mirando la televisión.
M: ¿Javier?
J: ¿Eh? Perdona, estoy viendo la película y no estoy atento a la conversación.
M: ¿Te molesta llevaros a Noelia?
J: Eh…
E: Mamá, es que es un plan de pareja.
M: Pero, ¿no ibais con vuestros amigos?
E: Sí, pero…
M: Venga Elena, por favor.
E: Pero es que tenemos que hablarlo con ellos, a ver si ellos no van a querer.
M: Nada, tonterías, si son muy buenos, seguro que no les importa, trae que hablo con ellos
E: Mañana ya tranquilamente.
M: No, trae el móvil, los llamo ahora y mañana hacéis la maleta.

Después de que Maribel hablara con Irene le devolvió el móvil a Elena.

M: Arreglado, no les importa. Así que mañana os ponéis a hacer la maleta. Ya verás como te viene bien para despejarte de lo tuyo, Noelia.
E: Pero…
M: Me voy a dormir, mañana madrugamos y miramos qué te llevas, Noelia. Buenas noches.

Maribel se fue sin dejarnos decir nada más. Noelia nos miró con cara de circunstancia, encogiéndose de hombros. Justo iba a decir algo, pero Maribel regresó y se llevó a Noelia para que fuera a dormir para madrugar al día siguiente. Elena y yo los quedamos en el salón en silencio. Seguro que pensábamos lo mismo y entonces dije de ir a dormir también, porque estaba cansado después de un largo día de piscina. Una vez en la cama Elena habló:

-Javi, no te preocupes, ya verás como todo va bien.

Me mantuve en silencio y Elena empezó a darme mimitos, pasando a besarme el cuello. Sabía de sobra como me ponía y lo aprovechó, tumbándose encima de mí mientras seguía besando mi cuello y sobándome el paquete con sus manos. Cuando mi polla ya estaba dura y mi respiración estaba alterada por la excitación, bajó hasta mis caderas para empezar a comérmela suavemente, con mucha sensualidad.

-Javi, estaba muy cachonda y no me quería quedar con el calentón. Me ha gustado mucho como has jugado con mi culete.

Después de decir eso la siguió chupando un poco más mientras yo permanecía en silencio, disfrutando. Al poco se desnudó y se montó sobre mi polla. Entró muy fácil debido a lo mojada que estaba en ese momento y del rato que habíamos estado jugando antes. Se movía muy lentamente, de manera muy sensual, apoyando sus manos en mi pecho, cogiéndola yo del culo. Nos mirábamos a los ojos y lanzábamos ligeros jadeos. Después de unos minutos así llamaron a la puerta. Elena pegó un bote y se sentó en la cama, tirando de la sabana para taparnos, poniéndome yo boca abajo para tapar la erección.

N: ¿Puedo pasar?
E: Eh… Sí.
N: Ha sido cosa de mamá. Os juro que yo no tengo nada que ver. Si me acabo de enterar de que os vais una semana fuera.
E: Ya, se ha puesto muy pesada. Si tú lo estabas evitando.
N: Ya, es que no quiero molestar, sé que necesitáis intimidad y tal y si ya vais con más gente, pues menos vais a tener.
E: No es que molestes, Noelia, pero es que es eso, necesitamos intimidad y…
N: Si, ya. Lo entiendo, de verdad. Mañana lo hablamos con ella tú y yo a ver si se lo podemos quitar de la cabeza.
E: Ya veremos, ya sabes como es.
N: Ya…
E: Pero mamá tiene razón. Noelia, no puedes estar encerrada todo el día.
N: Elena, en este pueblo de mierda me conoce todo el mundo y ya hay poco que hacer.
E: Noelia, si es que eres muy borde. Si fueras como ahora, que eres un encanto, no tendrías este problema. No puedes depender de una persona de esa manera.
N: Elena…
E: ¿Qué?
N: Pues que tiene tela que me digas tú eso.
E: No es lo mismo, Noelia.
N: Bueno, da igual.
E: ¿Cuál es tu plan?
N: Pues esperar a irme a la universidad supongo. Allí conoceré a gente nueva.
E: Vale, pero no te quiero ver sola, ¿eh?
N: Que no. No te preocupes.
E: Vale.
N: Venga, mañana hablamos con mamá. No molesto más, que querréis descansar, Javi ya está frito.
E: Vale, hasta mañana.

Noelia se fue de la habitación y yo me hice el dormido. Toda la situación con su madre me había mosqueado bastante y Noelia me había cortado mucho el rollo al interrumpirnos. Elena me llamó susurrando, moviendo mi brazo con su mano, pero al no responder me dio un beso en el hombro y se recostó de lado.

-Descansa, mi amor. (dijo pasando su mano por mi espalda acariciándola para dejarla posada en mi cintura después)

Me costó dormirme pensando en todo lo que acababa de pasar. Su madre nos había endosado a Noelia para toda la semana en la que íbamos a estar en la playa. No me lo podía creer, no me podía creer que nos estuviera haciendo eso. ¿Qué necesidad había de tocar los cojones de esa manera? Tal vez no lo hacía adrede, ya que dijo que nos trataría mejor y demás y estaba bastante seguro de que ella no sabía nada del tema de Noelia, ni las pilladas que nos había hecho, ni los desplantes con su hermana. Tal vez solo quería que su hija fuera a divertirse con nosotros y que se despejara de verdad, pero eso no quitaba que Elena y yo estuviéramos disconformes, en especial yo. Elena ya sabía que no me gustaba pasar tiempo con su hermana, pero no se hacía idea de lo que había detrás.

El cabreo que me puso en el momento se multiplicó por dos, porque además me cortó el rollo del juego con Elena, que era muy excitante. Me cortó muchísimo el rollo y Elena se dio cuenta e intentó quitarle la idea a su madre de la cabeza, pero no podía, no había cojones con esta mujer. Una vez le entraba algo en la cabeza, no paraba hasta que se salía con la suya. La pobre Elena hacía por donde para convencerla, pero es que Maribel hasta le dijo que dejara llamar a Irene y Mario, eso fue algo que me tocó bastante los huevos. No sé qué confianza se tomó para hacer eso. No tenía en cuenta para nada nuestro punto de vista, ya que era evidente que Elena no quería y cuando me preguntó a mí tampoco dije un «sí» claro. No sé qué le diría Irene, pero ya hablaría con ella para enterarme y echarle un poco la bronca.

Piensa Javi, ¿puedes hacer algo para evitar este marrón? No veía que pudiera hacer algo. Rezaba porque Elena pudiera convencerla y poder pasar esa semana lejos de su familia. No es que me cayeran mal del todo, pero es que esas situaciones eran muy incómodas y raras y quería disfrutar de mi chica. No era justo, había estado dos semanas trabajando como un cabrón, me merecía estar a gusto con mi Elena y mis amigos. Esa era otra, con Noelia de por medio, ya nos podíamos olvidar de jugar con la otra pareja. Ni de coña iba a hacer nada arriesgándome que Noelia nos viera y pudiera pensar cosas que no son. Hasta se podría ir de la boca en algún momento si veía algo que no le gustaba.

Para colmo, una vez en la habitación, Elena consiguió relajarme como ella sabe, poniéndome nervioso, pero de otra manera al besarme el cuello. Sabía que era un punto débil muy grande en mí y ella lo aprovechaba para quitarme algún enfado o cuando no estaba conforme con algo y lo consiguió, pero Noelia nos cortó el rollo de nuevo y ya sí que me enfadé del todo. Que me cortaran el rollo dos veces y la neura de la madre, me tenían bastante mosqueado. Ojalá nos hubiéramos quedado en mi casa, nos hubiéramos ahorrado que Maribel nos acoplara a Noelia y hubiéramos podido follar sin ningún problema.

Dándole vueltas a la cabeza intentando dormir pude sacar algo positivo y es que Noelia estaba en una racha en la que parecía otra con nosotros. Desde que cortó su intento de relación con María, no intentaba nada, ni provocaba, ni siquiera buscaba vernos mientras follábamos. Parecía que había cambiado bastante a raíz de eso. Incluso la veía más agradable al hablar y demás. Quizás había comprobado de primera mano lo que es preocuparse por alguien y a lo mejor se había dado cuenta de que lo que estaba haciendo estaba mal y decidió parar. Quizás estaba siendo demasiado optimista, por lo que no quise pensar más e intenté dormir, pero me costaba entre el mosqueo y el dolor de huevos que tenía. Me puse de lado mirando a Elena, quien dormía plácidamente. Pobre, si supiera lo que pasaba realmente seguro que no estaría durmiendo. O quizás no estaría yo ahí, ¿quién sabe…? Finalmente caí dormido mientras la miraba.

Al día siguiente me desperté conforme me dormí al oír alguna voz. De repente oí silencio y unos pasos, por lo que me hice el dormido. Alguien entró a la habitación, cerrando la puerta sin cuidado y se tumbó en la cama, se puso de lado dándome la espalda. Era Elena y estaba vestida con su pijamita. Parecía molesta, por lo que me acerqué para darle mimitos.

-¿Qué te pasa mi vida?
-Mi madre, que es tonta. No entra en razón. Mira que le he dicho que no quiero que venga, que es algo íntimo para nosotros y estar en pareja, pero es que no hay manera. Hasta mi hermana se ha negado diciendo incluso que le caes mal, pero eso ha hecho que mi madre se venga arriba y ha dicho que una semana juntos os vendría bien para llevaros mejor.
-Bueno, no pasa nada. No te preocupes, ya verás como no es para tanto.
-Ya Javi. -dijo dándose la vuelta- Pero es que esta semana era para nosotros, precisamente para tener la intimidad que no podemos tener aquí y ahora tenemos a mi hermana acoplada. Y ya no podemos hacer nada con Irene y Mario, joder. Me apetecía hacer algo para que estuviéramos como antes.
-Pues cuando vengamos ya iremos a su casa.
-Javiiiii, que no. -dijo enfadada- Que yo quería que estuviéramos solitos y ahora voy a estar más cortada.

Estaba molesta, por lo que le empecé a besar, pasándole el pelo por detrás de la oreja, pasando a besarle el cuello después.

-Mmm… Como sabes lo que me gusta…
-Tú también sabes lo que me gusta.
-Ayer estaba muy cachonda en el salón. Era muy divertido y morboso.
-¿Sí? Eres un poco guarrilla, ahí con tu madre y tu hermana…
-Anda, si eres tú el que me ha enseñado estas cosas… (dijo llevando mi mano hasta su culo)
-Que culito tienes…
-Anda, hazme lo de ayer, que me estaba gustando mucho.
-No sé si debería…
-Javi, por favor. Lo hacías muy rico, anoche estaba muy mojada hasta que nos cortaron el rollo. Además, no acabamos el polvete…
-Bueno, un poquito.

Le empecé a acariciar el culo por encima de su pantaloncito, echando ella mano a mi paquete. Después de un rato de caricias acompañadas de besos, la cosa fue a más y ella agarró mi polla con fuerza para empezar a masturbarla y yo colé mi mano por dentro de sus pantaloncitos y braguitas para acariciarle el ojete como hice la noche anterior. Pasado un rato le empecé a meter un dedo, soltando ella un gemido.

-Ay, Javi… Que rico…
-¿Te gusta que juegue con tu culito?
-Me encanta mi amor, me lo haces muy bien. Jamás hubiera imaginado que llegaría a hacer algo así y gracias a ti lo estoy disfrutando.

La empecé a besar de nuevo para que no hablara más a pesar de que me derretía cuando me alababa y me describía así sus sentimientos. Sentía un calor en el pecho en esos momentos que cada vez hacían que me enamorara más de ella, si es que eso podía ser.

La empecé a tocar con más intensidad, gimiéndome ella en la boca hasta que no pude más y separé mis labios de los suyos para, incorporándome, quitándole la ropa a Elena y poniéndola a cuatro. Se la metí de golpe en su coñito, pero no le causó dolor, ya que lo tenía muy mojado y la lubricación era la idónea para que la empezara a follar. Elena se apoyaba en sus brazos, reprimiendo sus gemidos. Poco a poco aumentaba el ritmo, aunque llevaba cuidado para no hacer ruido. Solo rezaba porque no nos cortaran el rollo en ese momento, esta vez necesitaba acabar y me importaba una mierda si alguien colaba su vista y me veía desnudo de espaldas embistiendo a Elena, mientras no me cortara el rollo me daba igual. Afortunadamente no acabó pasando nada, incluso teníamos a nuestro favor que la televisión estuviera alta, ya que su abuela lo necesitaba así para enterarse. Después de un buen rato follándola a cuatro, Elena encorvó su espalda hacia abajo, poniendo su cara pegada a la cama, tapándose la boca con la mano para que sus gemidos no se escaparan. Para acabar, le metí un dedo a Elena en el culo, metiendo luego otro para darle más placer y se acabó corriendo con unos temblores muy fuertes, como si convulsionara. Se desplomó sobre la cama mientras yo seguía con el rabo tieso y brillante por sus flujos. Elena se puso boca arriba y sin estar recuperada del todo, alargó su mano intentando cogerme. Me acerqué a ella y me cogió la polla, empezando a chuparla.

-Quiero tu lechita mi amor. (dijo susurrando)

Me chupaba la punta mientras me pajeaba el resto con la mano. Lo hacía de manera muy sensual, con las mejillas encendidas, mirándome a los ojos fijamente. Le acaricié la cara y le pasé el pelo por detrás de la oreja, lanzando ella un gemido. En cuando lo hizo, le empecé a tocar el coñito con los dedos de manera ligera, cerrando ella sus ojos. Cada vez ambos lo hacíamos con más intensidad hasta que ella apartó mi mano de ella y me la empezó a comer con más ansia, tanto que a los pocos segundos me empecé a correr en su boca, llenándosela por completo. Estaba preciosa con los mofletes hinchados, pajeándome mientras me miraba y se lo tragaba, sonriendo. Después volvió a chupar un poco más para sacar hasta la última gota. Una vez lo hizo, yo seguía con ganas de más por lo que me puse a la altura de sus caderas y le empecé a besar por esa zona, con risitas de ella hasta que empecé a darle besos más intensos, pasando a hacerle pequeños chupetones mientras le acariciaba el resto del cuerpo, pasando a tocarle las tetas, pellizcando sus pezones. Elena ronroneaba y entonces fue cuando pasé a comerle el coño. Se lo hacía con cariño, mirándome Elena con ojitos, las mejillas aún encendidas y mordiéndose un dedo. En cuanto aumenté la intensidad ella empezaba a resoplar, agarrando las sábanas con fuerza hasta que se le empezó a escapar algún gemido, por lo que se llevó ambas manos para taparse la boca con fuerza. No tardó nada en correrse al mantener ese ritmo elevado dando lametones por toda su raja, alternando con succiones a su clítoris. De nuevo empezó a temblar de manera exagerada, apretándome la cabeza con las piernas y empapándome la boca con sus flujos.

Me retiré de ella y me quedé de rodillas a los pies de la cama, observándola. Era un espectáculo ver como Elena se corría y los momentos posteriores, apretando su cara como si su orgasmo fuera y viniera en oleadas. Me tumbé a su lado y le cogí de la barbilla para besarla y que saboreara sus flujos, lanzando ella un gemido de placer. Ese beso le hizo reaccionar abrazándose a mí con fuerza, acurrucándose un poco, poniendo una de sus piernas por encima de las mías como solía hacer cuando dormíamos. Al ser aún temprano, Elena se durmió y a mí también me estaba entrando sueño, por lo que cogí la sábana para taparnos como pude porque ambos estábamos desnudos. Me desperté un poco sobresaltado porque me llamaron al móvil. Mis padres se habían dejado las llaves y no podían entrar en casa, por lo que me tuve que ir. Elena y yo nos vestimos rápidamente y me acompañó hasta la puerta para despedirme sin llegar a quedar en nada para el resto del día.

Fue un poco un alivio porque no me apetecía nada continuar con la situación que se fue construyendo la noche anterior. Parecía que los mimitos y el polvo que echamos Elena y yo me habían rebajado bastante el cabreo, pareciendo haber desaparecido, pero para nada. Conforme conducía de camino a casa empecé a darle vueltas a lo mismo que antes de dormirme y ya tenía el día jodido por el enfado. En cuanto llegué, le di las llaves a mis padres y me fui a dar un paseo. Mi madre ya me notó que algo me pasaba, así que me olía que a la vuelta a casa tocaría charla.

Empecé a dar un paseo para ver si se me bajaba el cabreo, pero que va. Al final acabé en casa de Mario para hablar con ellos.

I: ¿Qué pasa, Javi?
J: Eso me pregunto yo.
M: ¿Pasa algo?
J: Anoche os llamó la madre de Elena, ¿no?
I: Sí, ¿estabas delante?
J: Pues claro.
I: Ah, entonces ya lo sabes.
M: ¿Hay algún problema?
J: Pues claro, joder.
I: Javi, ¿qué te pasa?
J: Pues que esto era algo para nosotros, no sé por qué os parece bien que se venga su hermana.
I: Bueno, su madre nos lo pidió muy bien y nos dijo que necesitaba distraerse, que últimamente lo estaba pasando un poco mal y tal…
J: Sí, sí, si ya lo sé, pero es que ella no debería venir. Elena y yo queremos tener la intimidad que no podemos tener en su casa. Ahora es que ni allí la vamos a poder tener.
M: Bueno, nosotros vamos también con vosotros, tampoco es que tuvierais la mayor intimidad.
J: No me jodais anda, si Elena y yo hemos follado aquí muchas veces, incluso con vosotros.
I: Eso es verdad.
J: Es que en su casa es imposible, siempre pasa algo. Y en mi casa siempre están mis padres.
M: Ya te lo dije Javi, te deberías independizar, así no tendrías ningún problema. Vives solo y te ahorras todas esas mierdas de intimidad y demás.
I: Claro, vives solo y si eso, pues que se vaya Elena a vivir contigo y estáis más juntos. No es tan difícil.
J: Eso es lo que vosotros creéis. Su madre está zumbada y seguro que la tenemos ahí todo el día. Además, ya sabéis como es Elena. Se pondría triste y echaría de menos a su familia, que la conozco.
M: Exageras.
J: Ya… Es que estoy viendo que lo voy a hacer y me voy a llevar la ostia y paso, la verdad.
I: Joder Javi, estás muy molesto.
J: Pues claro.
I: ¿Tan mal va la cosa con su familia?
J: Estoy un poco hasta los huevos, la verdad. Tío, es que no hago una mierda y me caen ostias por todos lados…
I: ¿A qué te refieres?
J: Nada, da igual.
I: Joder con los misterios. Tío, si te pasa algo puedes contar con nosotros, ya lo sabes.
J: Da igual. Por cierto, olvidaos de que hagamos nada los cuatro juntos esta semana, ya me entendéis.
I: No jodas…
J: Pues claro. Elena pasa de hacer nada con su hermana pegada a nosotros y yo también. Haberlo pensado bien antes de darle luz verde a la madre para endosarnos a Noelia.
M: Estás sacando las cosas de quicio, Javi.
J: No sé, pero esto me ha tocado los huevos. Y Elena también está un poco molesta. Ha intentado convencer a su madre, pero no hay cojones con ella. Hasta la hermana le dijo que no quería ir y ni con esas.
I: Bueno tío, no te preocupes. Cuando queráis echar un polvo nos la llevamos y tenéis la casa para vosotros solos.
M: Claro tío.
J: No sé. Espero que no pase nada.
I: Pero, ¿qué va a pasar, Javi?
J: Da igual. Me voy porque estoy cabreado y no sé ni lo que digo.
I: Veeeeenga, no te enfades, ya verás como no es para tanto.

Hablar con ellos tampoco me quitó el enfado. Ya me conocía y sabía que tendría el resto del día jodido. No me apetecía seguir hablando del tema, por lo que en lugar de ir a casa y aguantar el interrogatorio de mi madre, continué mi paseo en busca de tranquilidad y calma. El problema era que ya empezaba a apretar el calor y había dejado mi cartera en casa la noche anterior cuando fui a coger una muda de ropa, así que regresé para resguardarme del sol y beber algo frío.

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