ANA MARÍA OTERO
La pelota rebota y tampoco esta vez a ti te toca, porque también hoy cae en otro lugar y es ahí donde jugará.
Te preguntas cuando será tu turno, cuando te va a tocar y así poder jugar. Disfrutar de ese momento que, la verdad, parece que nunca va a llegar. ¿De veras alguna vez será, o nunca ocurrirá?
A veces parece una inútil espera, que inevitablemente desespera, pero que realmente merece la pena según dicen los afortunados a los que alguna vez les ha tocado.