ROCÍO PRIETO VALDIVIA
Busqué tu nombre grabado en la memoria
Y no encuentro bosquejos de mi pluma en ella.
Corrí para alcanzar el autobús escolar e imaginar la sonrisa.
Pero no era ninguna de las otras risas
Esas no contenían la luminosidad esperada
No hay como la tuya
Sé que fuiste el rayito de luz, la nostalgia en los días sin sol.
Eres la lluvia cayendo en las madrugadas.
Estás palabras emergiendo del alma.
Mi angelita de luz, el rostro oculto en la memoria.
La vocecita que me hace falta.
Mamá siente el viento rozando la cara, ve volar al colibrí de anchas alas.
Sonríe al ver volar a una mariposa monarca.
Ella te cantara siempre en las madrugadas.
La luz de esa mirada penetra aún el alma.
Para añorar sus manitas hasta que llegué el alba.
Muñequita adorada, pequeña Itzel abuela inicio su viaje y te estará esperando al cruzar en su barca.
Ahora son dos islas para que está madre herida encalle la barca.