ROSY MURILLO
Era el mes de julio cuándo esos faroles se apagaron y jamás volvieron a deslumbrar las madrugadas.
Te recuerdo recostada con tu bata celeste
Las manos en tu vientre.
La escasa cabellera apenas empezaba a reírse del tiempo.
Y en la garganta se quedaron estancadas las palabras sin pronunciar.
Ahora no sé porque esa suave voz ya no la escucharé más.
Los pequeños pies descansaban a la orilla de la cama cuando te vi por última vez.
El corazón al llegar la madrugada detuvo el ciclo de la historia y llegaba a su fin.
El silencio de la madrugada fue testigo de ese último respiro.
Han Pasado 3 décadas,
Recordando uno a uno los momentos que vivimos en esas tardes llenas del color de las flores madre amada.