SERGIO CANEVA
No me pidas te perdone, porque perderá el sentido,
el habernos conocido si hoy te debo perdonar,
hemos caído en las redes, de este mar de tentaciones,
no me pidas te perdone, ¡sí hube yo de naufragar!
No me pidas te perdone, ambos debemos hacerlo,
sucumbimos a este infierno, de hipocresía y dolor,
dejamos fagocitarnos por los egos y el deseo,
en vano fue todo esmero, de proteger nuestro amor
Y nadamos sin pensarlo en aguas de seducciones,
que robaron sin temores el tiempo entre tu y yo,
y perdimos los abrazos, las caricias, las salidas,
no hubo besos a escondidas que alentaran el perdón.
Y hoy estamos desguazados, cabizbajos por la casa,
sabemos lo que nos pasa, el orgullo nos mató
fuimos culpables los dos, de aquello que nos sucede,
si por amor uno muere, no entiendo el negárnoslo.
Nos faltó ese simple gesto, que no daña, que enaltece,
solo a aquel que lo merece debemos de dárselo,
pues perdonar es sanar, cicatrizar las heridas,
es el continuar la vida, ¡ya no! con resignación.