GINES CARRASCOSO
Las copas de los árboles cercanos
se llenan de parpadeos,
y las miradas se entornan
con las últimas luces.
Luces…destellos, y pupilas
que abrillantan el deseo.
Luces…destellos, y labios
que soplan el polvo pegado
a tus manos.
Manos, que esperan la noche,
que inventan caricias,
que se acunan en el suelo,
en las piedras, y en la nana del agua.
Agua…fría y calmada, que entrechoca
tus tobillos tristes. Fría y tranquila,
que navegan tus dedos, imaginando
enardecidos rincones.
Fría y calmada… ¡Oscura!
se mece la noche,
brincan las sombras,
y escucho en tu pecho desnudo,
la nana del agua.