MOISÉS ESTÉVEZ
La científica confirmó que Javier fallecería en aquel almacén debido a
una masiva pérdida de sangre. A pesar de que eran pocas las gotas
encontradas, el luminol hizo su trabajo destapando lo que a ojos vista no fue
una limpieza total por parte del asesino. Una pérdida fatal para con la vida de
su amigo.
Cuando Bryan se lo dijo por teléfono no pudo reprimir unas lágrimas. Un
gran nudo en la garganta la atenazaba al pensar en aquellos padres que vivían
la pérdida de su hijo, lo que se torna antinatural, ya que lo lógico es que sean
los hijos los que sobrevivan al fallecimiento de sus padres.
- Hay algo más – dijo Bryan – tengo nombre y dirección del dueño del
local y me disponía a hacerle una visita. Si te apuntas paso a recogerte – - Por supuesto. Nos vemos en el Fika Café de la 41. Necesito un chute
de cafeína – - Vale. Espérame entonces a que llegue y te acompaño, a mí también
me vendría bien un café antes de ir a ver al individuo este…