SERGIO CANEVA
Siento el pecho henchido de buscar quimeras,
no encontrando alguna que valga la pena,
pero descubrí, que puede la espera,
cerrar las heridas de otras primaveras.
Llegando en casos a cruzar la acera,
pasando de amor, a odio, que ciega.
Es sutil la línea que define a ambos,
si el amor se rompe, entra el desencanto,
lo sigue la angustia, el llanto, el despecho,
el odio comienza, como fiel derecho.
Y el amor termina, como no nació,
siendo un sentimiento, que nunca llegó.
Ese que no pudo superar las crisis,
porque el egoísmo pronto, lo asfixió
y aquello que hubiese brillado un momento,
encuentra solo odio y más, resentimiento.