ROCÍO PRIETO VALDIVIA
El tiempo y el frágil eco de tu voz
me recuerdan
los bellos momentos de antaño
historias de fantasías
que escuché de tu boca
sentada tras la puerta
mientras tu cocinabas con alegría.
Tu cocina olía a dulces de alfajor,
café calientito, caña dulce, chocolate acanelado.
Buñuelos pasaban de mano en mano
hasta llegar a las nuestras
y con encanto los tomábamos.
El abuelo con su risa
nos cogía de las manos
mientras tú con alegría
peinabas nuestros cabellos
en una cola de caballo.
Hoy solo quedan recuerdos
y el frágil cuerpo que yace bajo la lápida;
tu voz se hizo quedita,
tu pelo se tornó cano al paso del tiempo
Hoy mi cocina huele a dulce
a chocolate caliente
y en la puerta
una linda chiquilla
que espía desde lejos al abuelo.