MOISÉS ESTÉVEZ
Algo no le cuadraba. El hecho de que encontraran a Javier en su
apartamento, no siendo este el escenario principal del crimen. Qué extraño –
pensó – lo lógico hubiese sido hacer desaparecer el cuerpo, al menos, que el
asesino quiera transmitir un mensaje. Pero era la primera vez que veía algo
así… llevar el cadáver a su casa, su hogar, su refugio…
Le daba vueltas a la cabeza tomándose la taza de café, con el informe
forense leído y repasado en el regazo y esperando a que sus maltrechas
rodillas, castigadas hace rato con más de noventa escalones, le dieran permiso
para levantarse.
Que intención tendría aquel hijo de puta despiadado para hacer lo que
hizo…
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