ESRUZA
La vida, a mí, no me dio rosas,
sólo me ha dado espinas o,
yo me acerqué demasiado
a los rosales secos,
que me clavaron sus espinas.
No debería decir lo que digo,
pero así lo siento.
Puedo sonar desagradecida,
quizá la vida me dio algunas rosas
y no supe apreciarlas.
Pero agradezco a Dios
que tengo vida, yo soy quien
dejó que los rosales secos
me clavaran sus espinas.
Debí, tal vez, regarlos más
para que florecieran o,
escoger rosales vivos,
florecientes, para que
me dieran rosas.
Percivo momentos de incertidumbre, claramente reflejados en tus tristes versos.
Ánimo, poetisa, mañana volverá el amanecer y el sol alumbrará tus rosas.
Abrazotes, amigaza
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Gracias, querido Beto. Un abrazo
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