SERGIO CANEVA
Sabe al deshojar de una margarita,
buscando una impronta que no sea casual.
Sabe a horas de prisa, que pasan volando,
cuando compartiendo un momento estás.
A un beso usurpado una tibia noche,
a luna que alumbra en la intimidad,
a fuertes abrazos que arrebatan besos,
caricias, perfume, a eso, sabe amar.
A jugar descalzos en alguna playa,
corriendo las olas que vienen y van.
Sabe a risas frescas alegrías plenas,
guiños compartidos, aroma de azar.
Lagrima que rueda entre despedidas,
leños encendidos, abrigado hogar,
a gastar su nombre en miles de hojas,
que sólo el silencio ha de contemplar.
Sabe a flor que dejas sobre aquella almohada,
que fuera morada pocas horas atrás.
Sabe a lo que hace emocionar al cuerpo,
y a vivir el día sin que haya un final.
Sabe a todo aquello que hace al humano,
sentirse más pleno, pudiendo soñar,
a todo eso sabe el amar fecundo
y es porque el mundo, deja de importar.