EMIL TRILLOS
Hacia las tres de la tarde ahí iba ella caminando sin rumbo alguno a la orilla de la playa, estaba ebria, el viento frío le rozaba su delicada piel, llorando por el pasado por aquello que ya no existe, solamente de él quedan recuerdos que destrozan el alma.
Se enamoró tanto que llegó al punto crítico de amar un arma de doble filo, donde la mente y el corazón se unen y emigran de un lugar seco y desolado a uno fértil y donde se puede cultivar un buen sentimiento.