ECONOMISTA
A finales de octubre volví a quedar con Cristina, me pegué una ducha y salí temprano de casa, quería aprovechar la mañana para escribir, antes de la cita con ella. Entré en la cafetería y saludé a Andrés.
―Buenos días, ¿qué tal va todo?
―Vaya David, que sorpresa, pues tirando, ya sabes como están las cosas…
―Sí, me supongo, me pongo en la mesa de siempre, ¿me llevas un desayuno?
―Por supuesto, ahora te lo acerco…
Me senté en la mesa y abrí el portátil, todavía tenía un par de horas para poder escribir, no tardó Andrés en acercarse con un café caliente, una tostada y un zumo de naranja recién exprimido.
―Como echaba de menos estos desayunos, ¡que bien huele todo!, oye Andrés luego vendrá una amiga…
―Vale, no te preocupes, si pregunta por ti, ya le digo que estás aquí…
Estuve repasando unas anotaciones mientras desayunaba y cuando me terminé el café comencé a escribir. Intenté concentrarme, pero me era difícil, llevaba dos meses escribiendo sobre Cristina y ahora había quedado con ella en la cafetería, tenía que reconocer que estaba un poco nervioso y porqué no decirlo también excitado.
No aproveché mucho la mañana, a eso de las once bastante puntual apareció Cristina, tal y como la recordaba. Atractiva, media melena de color castaño, con flequillo tapando su frente, llevaba puestas unas botas altas por encima de las rodillas, vaqueros blancos muy ajustados y en la parte de arriba una camiseta negra y una cazadora de cuero también negra. Le dijo algo a Andrés y se vino directamente donde estaba sentado.
―Hola David, ¿qué tal?
―Pues bien, ¿y tú qué tal el viaje?,
―Muy tranquilo, he salido a las nueve y media, oyes ¿te importa si me quito la mascarilla?
―Por supuesto que no…
Se sentó en frente de mí y nos quedamos mirando sin decir nada. Era ella la que había insistido en volver a vernos cuando le mandé el borrador de Confidencias la semana anterior. Al parecer había quedado encantada con la novela sobre su historia y quería hablar conmigo en persona.
―Enhorabuena, por la historia, no pensé que iba a quedar así, me ha impactado bastante leer mi propia historia así, escrita por ti…
―Solo he escrito lo que tú me habías contado.
―Jo, pues ha quedado muy bien…uffff, es un poco fuerte…
Se acercó Andrés y le trajo a Cristina un café junto con una pasta de té. Discreto como siempre se retiró sin decir nada.
―¿Y qué tal todo?, me hubiera gustado seguir escribiendo más, pero no tenía más material desde tu viaje a Cádiz…se ha quedado un poco a medias…
―Tampoco ha pasado mucho más…
―¿Cómo te fue en Cádiz?, me gustaría saber más cosas, ahora estoy muy intrigado, ¿has vuelto al gimnasio con Vero?, ¿qué tal con tu hermano?, con Daniel, con Rafa…cuéntame cosas.
―Eso son muchas preguntas, vamos poco a poco ―dijo dando un sorbo de café.
―Vale, sí, mejor, vamos por partes, lo último que supe es que te fuiste a Cádiz una semana…
―Sí, allí fue cuando se me ocurrió lo de escribir el relato, al principio estuve muy bien en las vacaciones, era lo que necesitaba, estar sola, en la playa, leer un libro, dar paseos, bañarme todos los días…tomar el sol, sin embargo a los tres o cuatro días empecé a ser consciente de lo que había hecho, de lo de Rafa, de lo de Adrián, me agobié un poco, pensé en Dani y me asusté, ¿cómo le iba a contar que le había puesto los cuernos con mi ex?…y encima así como pasó…si ya se había enfadado con lo de Javier, pues ahora con esto…
―Sigue, por favor…
―No hacía más que darle vueltas, como se lo podía contar, entonces se me ocurrió que podía escribirlo en forma de relato, a Dani también le gustan mucho los relatos eróticos, entonces fue cuando pensé en ti, que fueras tú el que lo escribiera y por eso te mandé el correo electrónico…
―Y ahora que has leído todo lo que he escrito…
―Bufffff, ahora leyéndolo así todo junto, es un poco fuerte la verdad…
―Desde luego…es una historia muy morbosa…
―Lo de Javier, lo de Vero con Hugo…lo de Dani, lo de mi hermano, joder que vergüenza ―dijo bajando un poco la cabeza.
―¿Y qué tal con Vero?, ¿has vuelto al gimnasio con ella?
―Sí, ya hemos retomado el gimnasio, ella ha vuelto otra vez a darse masajes con Hugo, creo que se va a acostar otra vez con él…
―¿Y eso?, ¿te lo ha dicho?
―Sí, justamente esta semana lo hemos hablado, me ha dicho abiertamente que tiene ganas de follar otra vez con Hugo…que no sabe que hacer, está hecha un lio.
―Mmmmmmmm, vaya, y todo el tema ese de Luis y lo del intercambio…¿tú crees que se podría dar en un futuro?
―Buffffff, muy difícil…
―Porque cuando os lo dejaron caer es porque algo habían hablado seguramente…
―Sí, creo que sí, a mí no me importaría, Luis es guapo y le conozco desde hace años y a él creo que le pasa lo mismo, a Dani no creo que me costara mucho convencerle de que se follara a Vero, pero Vero con Dani, no sé…es quizás lo más difícil, a parte de que Vero no quiere ni en pintura que Luis se acueste conmigo…
―Es una pena, podría haber sido muy interesante ese tema.
―No descarto nada en un futuro, pero de momento…
―Mmmmmmmmmmmmmm…¿y qué más?, ¿cómo están las cosas con tu hermano?
―Pues normal, como siempre, él no le da ninguna importancia a lo que pasó en el pueblo.
―¿Y tú?
―Pues claro, estuvimos a punto de acostarnos, ¡¡es muy fuerte!!, ¡¡joder casi me folla mi hermano!!
―Pero te excitó lo que pasó…
―Por un lado sí, pero por otra parte no quería hacerlo…es…aggghhhh, es Adrián, mi propio hermano…menos mal que no hicimos nada.
―Pero sigues fantaseando con ello…
―Sí, eso sí. ―dijo de forma seca.
Entendí que no le interesaba mucho seguir hablando de ese tema, entonces es cuando le pregunté por Rafa.
―¿Y tu ex?, ¿sabes algo de él?, ¿te ha vuelto escribir?
―Sí, después de lo de la discoteca me estuvo escribiendo por privado en el Instagram, que quería volver conmigo, que éramos la hostia juntos, cosas así…cuando estuve en Cádiz me mandó bastantes mensajes, aunque no le contesté…
―Menuda escenita en el baño de la disco…
―Sí, se me fue la pinza, solo quería sexo fuerte, disfrutar, correrme y sabía que eso que necesitaba me lo podía dar Rafa en ese momento y vaya…ufffff, no sé ni cuantas veces me corrí…es un gilipollas, pero sabe como hacerme disfrutar y llevarme al límite…
―Entiendo…
―¿Y con Dani?, ¿cómo va todo?
―Pues bien, más o menos como siempre, pero estoy muy preocupada, cuando lea esto no sé como va a reaccionar, posiblemente hasta me deje…pero tengo que contárselo…no puedo guardarme esto dentro y que se pueda enterar por otros más adelante, además no me gusta tener secretos con él.
―Cuando lea Confidencias se va a enterar de muchas cosas…
―Sí, de muchas, lo de Vero y Hugo, lo de Adrían del pueblo, que vergüenza ―dijo tápandose la cara con las manos.
―Lo de Rafa…
―Sí, sobre todo eso, yo creo que es lo que peor le va a sentar de todo el libro…
―En eso no te puedo ayudar, yo he disfrutado mucho escribiendo este libro.
―Ah se me olvidaba, me gustaría enseñarte una cosa, es una manera de darte las gracias ―dijo sacando el móvil.
Entonces abrió una carpeta, con 20, 25 fotos y me pasó su móvil.
―Puedes verlas sin problemas.
Las fui pasando una a una y me quedé alucinado. Cuando llegué al final reconozco que tenía una buena erección bajo los pantalones. Cristina me había preparado una carpeta de fotos con una especie de resumen de todo lo que yo había escrito. Había fotos de ella y Vero cuando salían de fiesta, de Cris agarrada con Javier, de la noche en que Adrián le había tocado el culo con el vaquero blanco, de la cena con las compañeras de trabajo y por último dos o tres fotos de Cristina en topless en las playas de Cádiz.
―Esa foto me la hicieron unos chicos en la playa…no veas como se puso Dani cuando se lo conté…
―¿Se enfadó?
―No, más bien al contrario…
―Mmmmmmm, me lo suponía, ¿puedo ver las fotos otra vez? ―dije pasándolas una a una más despacio.
―Parece que te han gustado…
―Joder, me han encantado…me gustaría tener alguna de recuerdo…
Cristina sonrió y con la cabeza me dijo que no, una manera elegante de negarme lo que le estaba pidiendo.
―¿Y ahora qué?, ¿cuando vas a publicar el libro?
―Pues tengo que repasarlo, darle un par de vueltas, corregir cosas, editarlo…tardaré un mes más o menos…
―Vale, cuando lo tengas, avísame…
―Lo haré…
―Estoy muy nerviosa, no sé como se lo va a tomar Dani cuando lo lea, sobre todo lo de Rafa, ¿tú crees que me va a dejar?
―No lo sé, no conozco a tu novio, aunque por lo que me has contado, creo que se va a enfadar un poco, Dani tiene pinta de estar bastante chapado a la antigua, por no decir que es un poco machista…
―Sí, puede ser…ya te contaré…
―¿Te puedo ser sincero?
―Sí, claro.
―Mira, los dos sabemos que Dani no te va a dejar, lo sabes tú tan bien como yo, ¿y sabes por qué no te va a dejar?
―No.
―Pues porque es un pobre cornudo, es evidente, sí, se enfadará un poco, se hará el ofendido y dejará de hablarte unos días, pero posiblemente se corra encima cuando lea como le limpiabas con la lengua la polla a tu ex después de que te hubiera dado por el culo…¿verdad, Cris?
De repente la cara de Cristina se transformó, no esperaba que le dijera eso. Se puso más seria y se mojó los labios con la lengua, como si se le hubieran secado.
―Sigue…
―Se va a poner a mil cuando lea como tu hermanito te puso la polla entre las piernas y como casi te dejas follar, cuando lea la paja de Javier, lo del desconocido que te tocó el culo en la barra del bar, se va a leer el libro de golpe, no va a poder parar hasta el final, posiblemente se corra encima sin tocarse…
―¿Eso piensas de Dani,?, que es un cornudo…
―Que es un cornudo no hay ninguna duda, no?, te has follado a otro sin que lo sepa…
―Ahora que te has sincerado sigue, ¿que piensas de mí?, me gustaría saberlo ―me preguntó poniendo los dos codos en la mesa y mirándome fijamente.
Yo sonreí, sabía demasiadas cosas de ella y Cristina había entrado en mi juego. O yo en el suyo.
―¿Lo que pienso?
―No te cortes…se todo lo sincero que puedas…
―Pienso que eres…no sé, vulgar, esa es la palabra, vulgar, del montón…una chica mona, pero del montón, clase media, universitaria, quieres ir de pija, pero no eres más que una chica de barrio, estudiaste magisterio, trabajas en una tienda de ropa, vamos no puedes ser más promedio…eso sí, sabes sacarte partido con la ropa y te has trabajado un buen cuerpo en el gimnasio, sobre todo tu culo, tiene razón tu hermano, no había visto en la puta vida un culo como el tuyo…¿más o menos he acertado?
―¿Cómo dices?…¿vulgar?…
―Sí, y a parte de eso, tu ex tiene razón, eres una pedazo de guarra, yo me atrevería a decir más, hay que ser muy cerda para ponerse cachonda mientras tu hermano te mete la polla entre las piernas y para dejarte follar por el culo por tu ex, en los baños de una discoteca.
―¡¡Que hijo de puta!!
―¡¡No eres más que una guarra de mierda!!
Cristina miró alrededor comprobando cuanta gente había en el bar, luego se puso de pies, la polla me palpitó bajo los pantalones, estaba convencido de que no se iba a ir, rodeó la mesa y se puso a mi lado.
―¡¡Eres un cabrón!!
―¿Y qué te esperabas?, llevo dos meses escribiendo tu historia, no he hecho más que pensar en ti durante estos dos meses, ahora me vienes con esas botas que te quedan de maravilla, esos pantalones marcando culo a lo bestia y encima me enseñas esas fotos, joder me acabas de enseñar fotos tuyas en topless en la playa y ¿yo soy el cabrón?
―¿Qué quieres? ―dijo volviendo a mirar alrededor.
―Ya lo sabes.
Entonces me desabroché el pantalón y guié la mano de Cristina para meterla por dentro.
―A ver si es verdad que eres tan buena…
Decir esto fue como una especie de desafío para ella, en cuanto tuvo la mano por dentro de los pantalones me agarró la polla y comenzó a sacudírmela, sin prisa, pero sin detenerse, a un ritmo constante, lo hacía de forma disimulada, tapándome con mi propia camiseta, para que la poca gente que había en la cafetería no se enterara de lo que estaba pasando. Luego me miró a los ojos, incluso en aquellas circunstancias era realmente buena haciendo pajas y ahora lo estaba comprobando de primera mano, si la dejaba medio minuto más iba a hacer que me corriera encima, pero aquello no podía terminar así.
Pasé la mano por detrás para acariciar su culo por encima del pantalón, pero eso me supo a poco, quería vérselo, tocar directamente su piel. Intenté meter los dedos por dentro, aunque llevaba el vaquero tan ajustado que no podía. Ella había acelerado la paja y yo estaba a punto de correrme, entonces es cuando la agarré por el antebrazo deteniendo su movimiento.
―¡¡Espera!!
―¿Qué pasa, por qué me paras?
―Hay una cosa que me gustaría hacer, me dijiste varias veces que había una cosa con la que Dani fantaseaba mucho…
―No te entiendo lo que quieres decir ―respondió Cristina sin soltarme la polla.
―En el libro nadie lo ha hecho, me gustaría hacerlo a mí…
―¿El qué?, ¿qué te gustaría hacer?
―Correrme encima de tu cuerpo…
―¿Correrte encima de mí, ahora?, ¿cómo?, aquí…no podemos…
―Ponte la mascarilla y vamos al baño, voy correrme encima de tu culo…
Nos pusimos las mascarillas y echamos a andar en dirección al baño de chicas, entramos dentro, era un espacio muy pequeño y echamos el cerrojo. Cristina se quedó mirándome sin quitarse la mascarilla.
―Date la vuelta…bájate los pantalones…
Ella me hizo caso y dándose la vuelta se apoyó contra la pared y se bajó el vaquero y el tanguita de golpe. Su tremendo e imponente culo quedó ante mí, era todavía mejor de lo que había imaginado, carnoso, redondo, suave, no de esos culos duros sino con un tacto medio, con una buena raja que separaba sus dos glúteos. Me puse detrás de ella, acerqué mi mano y estuve medio minuto sobando su increíble culazo, Cristina me dejó hacer mirando hacia atrás antes de meterse la mano en su empapado coño, para empezar a masturbarse. Luego me saqué la polla y le di un par de sacudidas, ya estaba a punto de correrme.
Yo no era Rafa, ni Adrián, ni ningún súper follador, seguramente mi polla no tendría nada que ver con la de esos chicos, estaba muy nervioso a la vez que excitado, además con la paja que ella me había hecho en la cafetería me había dejado cerca del orgasmo. Solo tenía que tocarme un poco más y me correría sobre ella.
Cristina seguía de espaldas, abierta de piernas, ofreciéndome su culo y desde atrás veía sus dedos con los que se acariciaba el coño. Entonces me acerqué y le rocé con las polla entre los labios vaginales, no tenía ninguna intención de follármela, pero Cristina gimió al sentir el contacto y sin que me lo esperara ella mismo me agarró la polla, se la colocó en la entrada de su coño y echó la cadera hacia atrás permitiendo que entrara dentro de ella.
―Ahhhhhhhhhhh, ¡¡¡dime que soy una guarra de mierda!!!! ―dijo quitándose la mascarilla y mirando hacia atrás.
No podía creerme lo que estaba pasando, la sujeté por la cintura y embestí fuerte cuatro o cinco veces, haciendo que nuestros cuerpos sonaran alto al chocar. ¡¡Me estaba follando a Cristina!!
O era ella la que me estaba follando a mí.
No sé si aquello que pasó llegó a la categoría de polvo, porque tuve que sacársela inmediatamente cuando empecé a correrme, dejé la polla entre sus dos glúteos y eché mi semen por aquella majestuosidad de culo, mientras ella se movía delante y atrás. Cristina se echó la mano a la boca riéndose cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando.
No me importó en absoluto que se riera del polvo tan patético que acabábamos de echar. Me quedé mirando unos segundos su culo cubierto por mi corrida. Era una de esas imágenes que te gustaría tener para siempre en la retina y luego salí del baño, volviendo a la mesa.
Unos minutos más tarde salió Cristina del baño como si nada, ni tan siquiera se sentó, comenzó a ponerse la cazadora y me dijo que se tenia que ir ya.
―Cuando lo tengas preparado para publicarlo, me llamas…
―Por supuesto…espera un momento, tengo una cosa para ti.
Saqué de mi bandolera un libro envuelto en papel de regalo, Cristina lo abrió y se quedó mirando el título.
―Sin Tabúes…es verdad, no me acordaba, ¿me lo regalas?
―Sí, claro, lo he conseguido de una librería online, es para ti.
―Muchas gracias, lo leeré…ya te diré que tal…bueno David.
―Espera Cristina, ¿crees que habría posibilidad de escribir una segunda parte de Confidencias?, se han quedado muchas cosas en el aire.
―Ahora no pienso en eso, no sé como se lo tomará Dani cuando lo lea.
―Está bien, cuando lo lea tu chico me dices como ha ido y si hay posibilidad no me importaría que dentro de un año me vuelvas a llamar si hay material para una continuación…
―Vale, vamos hablando…
Y como vino se fue, moviendo su culazo embutido en los pantalones blancos y sin mirar hacia atrás. Abrí el portátil y todavía nervioso y excitado intenté escribir la escena que acababa de vivir, la verdad es que habían quedado muchos interrogantes en el libro de Confidencias y estaba convencido de que en un futuro Cristina podría darme material de sobra para escribir una segunda parte.
¿Cómo reaccionaría Dani cuando leyera el libro?, ¿aceptaría definitivamente su condición de cornudo o dejaría a Cristina?
¿Qué pasaría con Adrián?, ¿seguiría Cristina fantaseando con su hermano?, ¿volvería a pasar algo entre ellos?
¿Como terminaría la aventura de Vero y Hugo?
¿Podría darse un intercambio de parejas entre Cristina, Dani, Vero y Luis?
¿Qué pasaría con su ex Rafa cuando volvieran a encontrarse?
Demasiados interrogantes quedaban sueltos, pero no podía escribir más, eran cosas que irían sucediendo con el tiempo, pero que todavía no habían pasado. Me sacó de mis pensamientos Andrés acercándose a la mesa.
―¿Otro café David?…
―Sí, por supuesto…muchas gracias…
―Creo que va a ser el último en una temporada…
―¿Anda y eso?
―Acaban de anunciar el cierre de la hostelería…
―Vaya, cuanto lo siento…
―Ahora mismo vuelvo…
Cerré el portátil y me quedé esperando a que viniera Andrés con el café, no tenía ganas de escribir, no podía sacarme de la cabeza el culo de Cristina y el polvo que acabábamos de echar en el baño, así que cuando regresó Andrés degusté el café con la mirada perdida y una sonrisa traviesa en la boca.
Ya tendría tiempo de terminar el libro.