ESRUZA
Las noches me aterran, y tú no lo sabes;
llenas de fantasmas del pasado
que no puedo alejar de mi
aunque lo intente.
Es quizá la soledad, o tal vez una obsesión.
Las noches vienen y vienes tú con ellas.
Mi vida transcurre envuelta en ideas
y recuerdos que no puedo o no quiero
borrar de mi mente obtusa.
Vivo en un pasado en el que siempre
emerges tú, tan diferente, y trato de entender
por qué sucede todo esto,
qué es lo que, en realidad, me ata a ti hoy,
y al que fuiste en el pasado.
Algunas veces, esas noches son interminables,
pensando en lo absurdo de vivir recordando
lo que a veces parece existir, y trato de alejar de mi
pensamientos irracionales, todo es un dislate.
Y sin embargo, te pienso aunque no sé si realmente
me piensas, porque a pesar de todo, sigues formando
parte de mi vida, una vida que anhela no sólo
impulsos, sino calor humano, amor, respeto y
comprensión y que está llena de noches
con fantasmas del pasado.
Y me doy cuenta de que no eres el mismo,
de que hay cambios substanciales,
que no crees en nada ni en nadie,
de que juzgas a priori, de que los
sentimientos en ti son cambiantes,
y no te importa herir.
Hoy eres amoroso, comprensivo,
mañana cambias, te ausentas y las dudas aparecen
y te dejas llevar sólo por los impulsos,
dejando de lado los sentimientos,
que, a veces creo que existen,
otras, que sólo es un juego maquiavélico.
No soy celeste, tampoco inmaculada,
sólo alguien que entiende
la hechura del amor,
porque así se lo hiciste entender,
pero las dudas aparecen y lastiman.