ANA MARÍA OTERO
Tú mundo y el mío,
dos destinos muy distintos.
Planetas alejados,
cuyas órbitas un día se cruzaron.
¿Por qué pasó?
¿Qué sucedió?
No se puede entender,
o no se quiere saber.
Es imposible y no queda más
que esperar y vernos pasar,
dejando un vago recuerdo que,
no te preocupes,
con el tiempo
también se llevará el viento.