ANA MARÍA OTERO
¿Qué haces aquí?
¿Por qué has venido?
Si yo fuera tú,
no me hubiese atrevido.
No, no confundas.
Aquí nadie habla de temor,
sino de ese pundonor que
en una aparentemente digna retirada,
en ti yo creí encontrar.
Pero no.
Ahora veo claro que me equivoqué
dando por sentado
que disponías de algo
que está claro
que nunca llegarás a tener.