ESRUZA
Un volcán en erupción de fuego abrazador;
siguiendo solo sus impulsos, sin ternura,
sin amor, sin emociones o, éstas
bien escondidas, así era él.
Pero las emociones, el amor, la ternura,
las tenía yo. He sido una ilusa, ya lo sé.
Y me transmitió su fuego, al que yo agregué
mis emociones, mi amor y mi fidelidad.
Me enseñó lo que era la vida,
y así fue como aprendí que,
amar no es sólo disfrutar, sino
también sufrir y llorar.
Pero hoy. ese volcán se apagó para mí,
y mató mis ilusiones, con sarcasmos,
con cinismos, con mentiras piadosas;
-quién quiere mentiras piadosas-
Ya no hay fuego, sólo cenizas.
Y llego al final como no quería,
-como debí imaginar que pasaría-
con las manos vacías y el corazón roto.
El fuego se apagó en mí, también en él;
los años aplastan sin piedad.
Se apagaron las emociones,
y con ellas la ternura y el amor
De ese volcán en erupción, que inició el fuego,
sólo cenizas quedaron.
El final llegó, el corazón se cansó,
sólo cenizas humeantes se observan aún.
Pensé que esas cenizas tenían chispa todavía,
pero el tiempo y las acciones acaban con todo.
Volcán sin fuego, sólo cenizas,
Pero los recuerdos quedarán grabados;
ni el tiempo los podrá borrar,
ni el pensamiento de que
pudo ser de otra manera.
A mi lado siempre habrá un lugar vacío
para alguien que, sin estar, está.