ESRUZA
Cuántas veces esperamos
una mejor ocasión para hacer o decir algo.
Decir lo que sentimos, lo que pensamos,
lo que nos molesta, lo que nos entristece.
Ponernos un vestido lindo que espera
en el armario una ocasión especial.
Usar ese mantel o esa vajilla que
están esperando una mejor ocasión.
Llamar a un amigo o amiga que hace
mucho no vemos, y pensamos:
¿por qué no me llama él o ella?
O pedir una aclaración a un hermano
que está molesto y no sabemos por qué.
Llegar a casa y decir:
“Madre, me siento triste, dame un abrazo”
Yo nunca lo hice, y hoy me siento triste,
pero ya no puedo decirlo.
Mi padre era muy cariñoso conmigo,
y nunca le dije:
“Padre, te quiero mucho”,
hoy, ya no puedo hacerlo.
No lo hacemos porque todo lo damos por hecho.
Ese amor que dejamos ir por no decirle
“te quiero, no te vayas, vamos a platicar”
Y dejamos pasar la vida esperando siempre
una mejor ocasión para hacer las cosas.
Y, ¿qué pasa? Se dice por ahí que los panteones
están llenos de todos aquellos que esperaron
una mejor ocasión para hacer lo que se
debería hacer ¡HOY!
Por qué esperar una ocasión que, quizá,
nunca llegará si no la buscamos.
La vida pasa rápido, no nos espera.
Intenso. Saludos.
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